Selección de prensa nacional

¿Quién pagará las trampas?

La alarma entre expertos y economistas -tanto nacionales como extranjeros- sobre las consecuencias futuras de la ingente acumulación de deuda pública que están haciendo los Estados de los principales paí­ses desarrollados del mundo, crece a cada dí­a que pasa. Deuda que los gobiernos, entre ellos el español, confí­an en que una inminente reactivación económica ayude si no a resolver, sí­ a mitigar. Pero que a dí­a de hoy, mientras la montañas de deuda crecen, no se ve por ningún lado las señales de esa potente recuperación en la que confí­an los gobiernos.

Este era el tema del que trataba en su columna de ayer en ABC el economista y residente de la Asociación de la Prensa Madrid, Fernando González Urbaneja. Según sus cálculos, sólo EEUU y los países de la zona euro van a incrementar sus ya abultadas deudas públicas en una cantidad no inferior a los 5 billones de euros en los próximos dos años. Es decir, prácticamente 5 veces más que todo el PIB español de un año entero. Con estos volúmenes de deuda, no es extraño que pase a darles el calificativo más ajustado de “trampas”. Como se dice en español castizo, la situación de las principales economías del planeta ya no se puede definir como que estén simplemente endeudadas, es que están verdaderamente entrampadas. Lo cual presenta una nueva amenaza que se suma a las ya existentes y que han desencadenado el estallido de la peor crisis en 8 décadas. En los últimos 10 años, mientras los mercados emergentes del Tercer Mundo se desarrollaban aceleradamente gracias a la inversión en su economía productiva y la conquista de nuevos mercados, el grueso de los principales países desarrollados tenían como motor principal de su desarrollo económico el recurso al endeudamiento. El gigantesco volumen de endeudamiento privado acumulado por bancos, empresas y familias, con su secuela inevitable de una expansión del crédito más allá de cualquier límite sostenible, ha sido el desencadenante del estallido de la crisis. Ahora, a este endeudamiento privado, y que está todavía pendiente de resolver, se le suma otro gigantesco endeudamiento, esta vez público, de los Estados. ¿Cómo, y con qué, va a resolverse esta doblemente abrumadora montaña de deuda acumulada por los países teóricamente más ricos del planeta? Porque las consecuencias del recurso a un endeudamiento privado ilimitado ya las conocemos. La cadena de quiebras financieras que empezaron en agosto de 2007 con Bearn Stearns y continuaron en septiembre de 2008 con la caída de Leman Brothers, seguidos por el colapso del sistema financiero mundial, la restricción del crédito, la contracción del consumo, el aumento del paro, etc… ¿Pero sabe alguien lo que va a ocurrir con el recurso al ilimitado endeudamiento público? Porque, además, esta deuda, dada la situación geoestratégica del mundo en que es previsible que un crecimiento económico vigoroso tienda a concentrarse en los mercados emergentes y no en los desarrollados, sólo tiene dos caminos para resolverse. La primera, que los pueblos de esos países desarrollados –y/o los pueblos que están bajo el dominio imperialista de sus Estados– paguen la factura con unos costes sociales difíciles de imaginar hoy (Y que además, por la distinta colocación en la cadena imperialista de unos y otros será más gravosa todavía para algunos). O que asistamos a una cadena de quiebras y bancarrotas de Estados, al modo del corralito argentino de 2001. En cualquiera de los dos casos, una situación en la que a aquellos que creen ver “brotes verdes” en la economía global o de su países, sólo nos queda encomendarles a Santa Lucía. Para que les conserve la vista, claro. Opinión. ABC ¿QUIÉN PAGARÁ TANTA TRAMPA? F. González Urbaneja Mi abuela llamaba trampas a las deudas, no le gustaba deber y consideraba que sólo se debe comprar lo que se pueda pagar al contado. Era una postura clásica, antigua, insoportable para estos tiempos, aunque ahora pueda ser un sueño para más de uno de los atrapados en deudas insuperables. El uso de la palabra «trampa» como sinónimo de deuda no es inocente, como no lo es habitualmente la selección de voces con significado equívoco y plural. Tener trampas parece indeseable, impropio, casi un pecado; mientras que las deudas pueden ser signo de distinción, de gentes con posibles. Quien no debe es porque no puede, no tener crédito parece no ser. Aunque el respeto a deber es virtud que no conviene olvidar. Los Estados, sus Tesoros, suelen ser deudores crónicos que se otorgan el calificativo de «soberanos», que traslada la idea de distinción y mérito. Pues bien, de deudores soberanos estamos sobrados y más que vamos a estar. En dos años, este y el próximo, las economías norteamericana y del área del euro, van a incrementar sus deudas (no las llamen trampas) en unos 20 puntos de PIB, es decir algo así como cinco billones de euros a repartir a partes iguales en cada zona. ¿Habrá ahorro en el mundo para suscribir las nuevas emisiones de deuda pública a todos los plazos imaginables y con todas las figuras posibles? Y si lo hay, que tendrá que haberlo, ¿podrán mantener durante muchos meses las actuales cotas de tipos de interés? La acumulación de títulos públicos, soberanos, de deuda va a ser agobiante. Que las agencias calificadoras empiecen a pensar en quitar galones a los países más reputados y situarlos en el nivel que merecen. Y simultáneamente el precio del dinero tendrá que subir, por el juego de la oferta y la demanda. Estas deudas empiezan a parecer más trampas que otra cosa. ABC. 27-5-2009 Opinión. El Correo EL DESCONCIERTO DE URKULLU Tonia Etxarri Urkullu está desconcertado. Cuando el presidente del PNV se refiere al desconcierto de la sociedad vasca que observa, según él, tantas contradicciones entre el PSOE y el PP, en Madrid y en Euskadi, en realidad se está refiriendo a su propio estado de ánimo al ver que, en Ajuria Enea, «la nave va». Al PNV le faltó tiempo para apostar por la influencia negativa que tendrían las broncas parlamentarias entre Zapatero y Rajoy sobre los socios del nuevo gobierno vasco. Por eso ahora no entiende que el Ejecutivo aguante el temporal que arrecia a tan sólo 300 kilómetros de distancia. Y es que, por más que se encele el socialista alavés Txarli Prieto con el PP, el adversario del nuevo gobierno no es su socio preferente sino el nacionalismo. El PNV está buscando su propio espacio desde que dejó de gobernar y desde que ETA, con Otegi reaparecido, está intentando robarle la mayor influencia posible para dirigir el nuevo movimiento independentista. De ahí los apuros del partido mayoritario de Euskadi que ayer lanzó el su anzuelo en Madrid y Bilbao al mismo tiempo mientras decide qué táctica adoptar en la próxima temporada: si la radical emprendida por el anterior lehendakari que dejó a Josu Jon Imaz en la cuneta de la empresa, o la moderada que tan buena aceptación tuvo cuando nacionalistas y socialistas gobernaron juntos en tiempos de Ardanza. La procesión va por dentro. Mientras Andoni Ortuzar abría la puerta a EA y a todos aquellos «que crean que Euskadi es una nación», Urkullu está cada vez más molesto a medida que se van afianzando los primeros pasos del Gobierno de Patxi López. Los socialistas y los populares lo han explicado «cienes y cienes» de veces, que cantaría Joaquín Sabina. Pero el PNV no está para raps. Se ha pasado toda su vida encendiendo el pebetero del rasgo diferencial de Euskadi pero ahora que esa diferencia no la capitaliza el nacionalismo, Urkullu parece que eche de menos la «tabla rasa» en la política de toda España; al menos en las formas. Si en el Congreso de los Diputados, el PP y PSE se tiran los trastos y en los platós de televisión los eurocandidatos López Aguilar y Mayor Oreja se lanzan torpedos en la línea de flotación, ¿por qué el enfrentamiento no llega a la puerta de Ajuria Enea? Urkullu no lo entiende. Y habla de desconcierto. Los partidos implicados, incluso UPD y los colectivos de víctimas del terrorismo podrían responderle al unísono. Por la situación tan anómala que ha vivido el Pais Vasco; el único lugar de Europa donde el terrorismo sigue existiendo. Por la persecución y acoso que han sufrido tantos ciudadanos que se han sentido desatendidos y huérfanos políticamente porque los responsables han tardado muchos años en reaccionar. Por la necesidad de tener un gobierno que respete el marco de la Constitución y el Estatuto y deslegitime, de una vez, el terrorismo y a quienes le apoyan. Sencillo de entender. Otra cosa es que se acepte. EL CORREO. 27-5-2009 Opinión. Estrella Digital CNI, LA CASA DE LOS LÍOS José Oneto Un mes después de la renovación del mandado del director general del CNI (Centro Nacional de Inteligencia), Alberto Saiz, en contra del criterio de la ministra de Defensa, Carme Chacon (qué ya quiso cambiarlo cuando renovó la cúpula militar), las dudas del presidente del Gobierno y el apoyo de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y del jefe de Gabinete del Presidente, José Enrique Serrano, la "Casa" de los espías españoles continúa siendo fuente de conflictos internos y externos, y se ha convertido en la "Casa de los Líos". Internamente, se ha producido la dimisión del jefe de la división de contraespionaje y, externamente, está sin aclarar el papel de agentes del CNI en Cuba que, indirectamente, habrían contribuido -gracias a uno de los colaboradores del Centro, el delegado de varias empresas del País Vasco en La Habana, Conrado Hernández- a la caída de dos importantes hombres del régimen cubano, el ministro de Asuntos Exteriores, Felipe Roque, y el vicepresidente Carlos Lage. La detención en el aeropuerto de La Habana de Hernández, que se ignora si es agente doble, ha destapado toda una trama que ha provocado la protesta del Gobierno cubano, la llamada del embajador español Manuel Cacho a Madrid y la salida de algunos agentes del CNI de la isla. Paralelamente a este incidente, en un momento clave de las relaciones de España con Cuba, ya que se está preparando un viaje oficial del presidente del Gobierno a la isla antes de que nuestro país asuma la Presidencia europea. Los "problemas internos" que existen en el Centro, según reconoció recientemente el propio Albero Saiz ante la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados, han provocado la dimisión del jefe de la división de contraterrorismo, que, en una carta a la secretaria general del CNI, Elena Sánchez Blanco, hace una crítica de la situación de crisis en la que se encuentra el Centro y en la forma de dirigirlo. Esa carta puede dar lugar a la incoación de un expediente disciplinario similar al que se le abrió a la agente Mari Cruz Perote, sobrina del antiguo jefe operativo del Cesid Juan Alberto Perote, a la que el propio Centro puso en peligro al filtrar la noticia a la prensa con su nuevo nombre, que se cambió para que no la relacionasen con su tío… La dimisión del jefe de contraterrorismo se une a una larga lista de cambios, ceses o salidas voluntarias, por diferencias en la forma de dirigir y coordinar el Centro, que se han venido produciendo desde la llegada de Saiz, hace ahora cinco años. Han sido más de una treintena los altos cargos que han sido relevados o se han ido voluntariamente, entre ellos, veinte subdirectores y once directores técnicos. Pero, es más, durante este periodo ha habido tres responsables de la secretaría general del CNI (María Dolores Vilanova, Esperanza Castellano y la actual Elena Anches), y cuatro directores técnicos de recursos: Juan Luis Repiso, Myriam Serrano, Felipe Carrera y Antonio de Cea. Hace ahora un año, un real decreto modificó la estructura del Centro y se creó una tercera división técnica, la de Apoyo a la Inteligencia, al frente de la cual permanece Francisco Montes. Pero el gran conflicto se planteó con la destitución por parte de Saiz del coronel Agustín Cassinello, destinado en la Embajada española en Londres y experto en temas de la OTAN. Y de inteligencia… Cassinello, que fue reclamado con urgencia por Saiz, sólo duró en el cargo unos meses, y su cese, por diferencias en la programación de las operaciones antiterroristas, repercutió indudablemente en las tres subdirecciones que dependían de él: la Inteligencia exterior, la contrainteligencia y el contraterrorismo. El cese de Cassinello, uno de los militares con más prestigio dentro de la inteligencia española, hijo de quien fue director de los servicios de información de la Guardia Civil, y hombre de confianza de Adolfo Suárez, nunca fue explicado y está en el origen de muchos de los conflictos que, en estos momentos, no controla un director general que se ve desbordado por unos subordinados que no creen en él ni en sus métodos de trabajo, pero que sorprendentemente ha sido confirmado en su puesto. ESTRELLA DIGITAL. 26-5-2009

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