El «caso Bárcenas», durante meses en estado de «amenaza latente», ha estallado con toda su virulencia. Tras anunciarse su prisión incondicional, el ex tesorero ha difundido los documentos originales que demuestran la existencia de una trama de financiación ilegal del PP. Señalando directamente a Rajoy como uno de los principales beneficiarios de los «sobres» con gratificaciones en dinero negro. Además, la sorprendente publicación de los SMS personales enviados por Rajoy a Bárcenas evidencia su connivencia con los delitos cometidos por el ex tesorero. El escándalo mayúsculo está agudizando la debilidad de un gobierno que, a pesar de disfrutar de una cómoda mayoría absoluta, se desangra políticamente a una velocidad vertiginosa. Incluso la exigencia de dimisión de Rajoy es reclamada por todos los grupos políticos, incluido el PSOE. Y se ha convertido en «vox populi», recogiendo ya más de un millón de firmas a través de internet. ¿Estamos solamente ante uno de los mayores escándalos de corrupción de la historia reciente? ¿O es casualidad que haya estallado justo cuando el FMI y la UE, es decir Washington y Berlín, nos imponen draconianos ajustes y recortes?
¿Dónde está el origen del incendio?
Algunos medios nos dicen que el origen de todo está en que Luis Bárcenas, ante la perspectiva de una severa condena, ha decidido “tirar de la manta” como única vía de salvación personal. «El único centro de poder que tiene capacidad para sostener esta apuesta es el hegemonismo, en particular la superpotencia norteamericana»
Otros aventuran que estamos ante los “daños colaterales” de una guerra en el seno de la derecha, donde los sectores vinculados al ex presidente Aznar o a Esperanza Aguirre arremeten contra la línea que encarna Rajoy.
Y aunque estos sean factores que pueden estar actuando, de ninguna manera pueden explicar por qué el “caso Bárcenas” se ha convertido en una crisis política abierta.
Quien intente convencernos de que Luis Bárcenas –por muchos millones que tenga en Suiza y por mucha “información comprometedora” que almacene- puede poner contra las cuerdas al gobierno de la quinta economía de la UE, solo pretende “volvernos locos”.
Quien reduzca el “escándalo Bárcenas” a la lucha de poder en el seno de la derecha, está sembrando una confusión interesada.
A lo que estamos asistiendo es a una “jugada política” de hondura, cuya capacidad de desestabilización es todavía impredecible.
Y el único centro de poder que tiene capacidad para sostener esta apuesta es el hegemonismo, en particular la superpotencia norteamericana.
Sucesos como estos no son nuevos en la historia de España. Detrás de todas las campañas que han tenido consecuencias políticas de similar calado, siempre ha existido un hilo que conducía a Washington.
Adolfo Suárez no acató el mandato de una integración inmediata en la OTAN. Y tuvo que dimitir, obligado por las tramas golpistas que desembocaron en el 23-F.
De la misma manera, Felipe González, cuando escoró “excesivamente” su política hacia Alemania, contempló como el estallido “planificado” de una sucesión de casos de corrupción le desalojaba del gobierno.
Como después hemos sabido, cada una de estas “reconducciones políticas” llevaba el sello de la intervención norteamericana.
«¿Qué objetivos hay detrás del “escándalo Bárcenas”?»
Nadie puede dudar ya de que el “caso Bárcenas” esconde una gigantesca trama de corrupción.
A través de mecanismos y vías ilegales, grandes monopolios españoles –entre ellos constructoras como FCC, OHL o Sacyr- financiaron “bajo manga” al PP a cambio de favores en adjudicaciones de contratas públicas.
Y ese “dinero negro” se distribuía a través de “sobresueldos” a toda la dirección del PP.
Estamos ante un caso flagrante de “maridaje corrupto” entre el poder financiero y monopolista y la clase política. Con el único objetivo de saquear el dinero público.
Debe de investigarse hasta el final. Que paguen todos los políticos corruptos –sea quien sea y caiga quien caiga-, pero también los “corruptores”, las grandes empresas que habrían pagado las “mordidas ilegales” para obtener réditos y favores políticos de ellas.
Pero debemos tener claro que los principales ladrones son los corruptos locales, sino los saqueadores globales.
Como venimos reiterando desde marzo de 2010, nuestro país se enfrenta a un ataque masivo que viene del exterior. Un ataque que, capitaneado por el FMI y Bruselas, es decir por Washington y por Berlín, busca no solo saquear los salarios e ingresos del 90% de la población, sino también asaltar y apoderarse de las principales fuentes de riqueza del país.
Todo lo que está pasando en España no podremos explicarlo si no partimos en primer lugar –no del “carácter de derechas” del gobierno del PP, o de “los chanchullos de los corruptos locales”- sino de este proyecto de intervención y saqueo hegemonista.
El gobierno de Rajoy ha ejecutado el grueso principal de los mandatos del FMI y Merkel. Han “jibarizado” la sanidad y la educación públicas. Han aprobado una reforma laboral que recorta los salarios mínimos. Se han atrevido incluso a meter la tijera a las pensiones públicas.
Pero incluso este gobierno de Rajoy, extremadamente antipopular, se ha resistido ante las desmesuradas exigencias de Washington y Berlín.
Negándose a aceptar la “intervención total” a que aspiraba Merkel, que nos habría degradado al nivel de Grecia o Portugal. O intentando “gestionar” el recorte de las pensiones, conscientes del enorme coste político que deberían pagar por ello.
Este no es un problema exclusivamente español. Incluso el escandalosamente reaccionario gobierno de Berlusconi llegó a convertirse en un problema para Washington. Por eso se forzó su retirada… Para sustituirlo por un presidente directamente vinculado a los grandes bancos norteamericanos. «Para las salvajes exigencias norteamericanas, cualquier vacilación, cualquier resistencia, cualquier signo de autonomía, por muy limitada que sea… se convierte en un peligro que debe exterminarse»
Para las salvajes exigencias norteamericanas, cualquier vacilación, cualquier resistencia, cualquier signo de autonomía, por muy limitada que sea… se convierte en un peligro que debe exterminarse.
Hace pocas semanas, el banco norteamericano JP Morgan –representante de los Rockefeller, uno de los nódulos fundamentales de la burguesía yanqui- publicaba un informe titulado “El ajuste de la Zona Euro, una tarea a medio hacer”.
En él se establecía que los países del sur de Europa sólo hemos recorrido “la mitad” del proceso de recortes y ajustes necesario.
Sí, es cierto, aunque cueste creerlo. Para Wall Street, la salvaje retahíla de recortes que ya hemos sufrido… es solo la mitad del camino. O lo que es peor… Quieren imponernos el doble de lo que ya nos han robado.
Comprenderán entonces que los Rockefeller consideren que “son necesarias reformas políticas destinadas a acabar con la oposición a las medidas impopulares de austeridad”.
Para estos nódulos de la burguesía yanqui, la Constitución española “tiende a tener un fuerte sesgo socialista, reflejando la fuerza política que los partidos de izquierda adquirieron después de la derrota del fascismo”.
Entre los principales “errores” de la Constitución están los de la “protección constitucional de los derechos de los trabajadores”, y el de “garantizar el derecho a la protesta, permitido por el status quo político”.
Lo que esta gente quiere –y no lo decimos nosotros… lo dicen ellos directamente- es pulverizar todos los derechos y libertades que nos permiten enfrentarnos a sus ataques… y “dinamitar” el régimen político para aumentar todavía más su intervención y que no puedan levantarse líneas de defensa ante sus dictados.
¿Dónde está la principal amenaza?
Asistimos a una interesada ceremonia de la confusión. Pretenden que fijemos toda nuestra furia en los “chanchullos” de Bárcenas y Rajoy, en la “corruptelas” de los EREs…
Y desde luego que no vamos a parar hasta que todos estos criminales paguen por sus fechorías.
Pero sabemos que los robos más sofisticados utilizan “maniobras de distracción”. Que nos fijemos en los que menos roban, para que los que más saquean puedan cometer su crimen con impunidad.
No vamos a caer en su trampa. Sabemos que el gobierno de Rajoy es reaccionario. Y por eso nos enfrentamos a él. Pero sobre todo, sabemos que el mayor crimen lo cometen los emisarios de la troika, de Washington y Berlín.
¿Es que acaso cuando dimitió Berlusconi se acabaron los problemas en Italia… O quedar bajo un gobierno dirigido por un ex directivo de Goldman Sachs no hizo sino agudizar el saqueo sobre el país y el pueblo?
La mejor respuesta ante la corrupción sin límites de la clase política –del PP en el caso Gürtell o del PSOE en los EREs de Andalucía- es la de levantar un Frente Amplio contra las imposiciones del FMI y la UE, de Washington y Berlín. Impulsando un programa de redistribución de la riqueza, ampliación de la democracia y defensa de la soberanía.
Cuyo centro está en la campaña “Las pensiones a la Constitución. ¡Referéndum Ya!”. Porque el principal botín al que los más grandes ladrones aspiran –el FMI y la UE, Washington y Berlín- no son los “sobresueldos” de la cúpula del PP o los réditos de la corrupción… sino las pensiones de cada uno de nosotros, de nuestros hijos y nuestros nietos.