El Congreso aprueba enviar 220 soldados más

¡Que vuelvan! Ni un dí­a más en Afganistán

El Congreso ha decidido aprobar la propuesta del Gobierno de Zapatero para aumentar con 220 soldados más las tropas españolas en Afganistán. Hace unas semanas el gobierno enví­o 70 militares y guardias civiles a custodiar el aeropuerto de Kabul. España tiene ya casi 1.100 soldados en la guerra de Afganistán. Zapatero ha pasado en pocos meses, desde las elecciones aquí­, de decir que no se enviarí­an más tropas a aumentar en un 40% la presencia militar y comprometer la presencia militar española al menos durante los próximos cinco años. Y la ministra de Defensa, Carme Chacón, justificaba la necesidad de permanencia de las tropas españolas «porque el trabajo aún no está hecho». ¿Pero de qué trabajo hablan Chacón y Zapatero?

Ya casi no hablan de la “misión humanitaria” sino, como dijo la ministra de Defensa en su intervención en el Congreso, de la necesidad de reforzar la resencia militar por la situación de “violencia generalizada en un escenario complejo”. Y es que nadie se atreve a negar ya lo evidente: que estamos en una guerra, en uno de los escenarios más complicados del planeta y en unas condiciones cada vez más difíciles para las tropas de ocupación.Los cuatro ataques sufridos por las tropas españolas en los primeros doce días de septiembre –con dos soldados heridos y 13 atacantes talibanes muertos-, junto con los ataques a los contingentes italiano (6 soldados italianos muertos) y alemán, son pruebas irrefutables.En el último año las acciones militares norteamericanas y de la OTAN han provocado la muerte de 1.400 civiles, datos oficialmente reconocidos. Los últimos este mismo mes de septiembre, más de 100 civiles muertos por un bombardeo de la OTAN tras el robo de dos camiones cisterna cuando los talibanes distribuían la gasolina entre la población civil. Estamos en una guerra de ocupación y ese es el trabajo. Guerra Imperial en Asia Central Desde hace ocho años Estados Unidos, con el apoyo de la OTAN, libra una guerra de ocupación en Afganistán con el objetivo de afianzar su presencia político-militar en Asia Central, una de las regiones geopolíticas más importantes del planeta, y meter una cuña entre dos de sus principales rivales para su hegemonía China y Rusia.Ocho años después, y tras la derrota de Bush en Irak, el fracaso ronda también en la guerra de Afganistán. Los Estados Unidos de Obama se proponen reconducir el proyecto inicial, sólo que ahora las condiciones son mucho peores.El avance de los talibanes -que controlan ya el 80% del territorio, con presencia “sustancial” en el 17% del resto bajo control de las tropas invasoras y del gobierno de Karzai- hace temer lo peor en el terreno militar a los estrategas norteamericanos que piden más tropas, hasta 40.000 soldados más según el jefe militar de la OTAN en Afganistán, el general norteamericano Stanley A. McChrystal, para no salir derrotados y correr “el riesgo de no poder ganar nunca a la insurgencia”.Las dificultades económicas acentuadas por la crisis para financiar la guerra por parte de EEUU. La división y divergencias sobre la estrategia y la táctica entre Estados Unidos y los países europeos de la OTAN. El creciente rechazo entre los ciudadanos de los países implicados. La debilidad del gobierno vicario de Karzai, minado por las divisiones internas, la falta de apoyo de una población que siente “víctima colateral” de una guerra de ocupación extranjera y unas elecciones amañadas fraudulentas…Obama quiere salir de Irak para concentrar en Afganistán las nuevas prioridades de un Imperio que ha entrado ya en su ocaso. Quizás demasiado tarde ya que sale de un avispero para meterse en otro peor. Y por eso exige a los países dependientes un esfuerzo militar mayor. Zapatero y la llamada del emperador Como hizo Aznar con Bush, Zapatero ha corrido a satisfacer las nuevas exigencias de Obama aprobando el envío de más soldados y comprometiendo la presencia militar española durante los próximos cinco años. En un escenario, como reconocía ahora la ministra Chacón, “de elevados riesgos”, ya que la resolución por medios militares, si llega, seguro que va a ser larga y costosa en vidas y dinero. Una vez más el gobierno de España alinea a nuestro país con los intereses del hegemonismo norteamericano, confirmando que prevalece la sumisión al Imperio (por más que ahora se presente bajo el mandato de un “emperador bueno”) y el encadenamiento a su maquinaria militar por encima de los intereses nacionales de autonomía y capacidad de decisión independiente, y de los anhelos de paz e independencia de la inmensa mayoría de la población española.Zapatero, representando los intereses de la oligarquía y el gran capital monopolista, aspira a cambio a ocupar un lugar más relevante entre los países dependientes, como una silla permanente en las reuniones del G-20. Aunque para eso tenga que correr a complacer las exigencias de Obama “el bueno” y exponer la vida de nuestros militares por el bien del Imperio. El rechazo a la guerra de Afganistán se extiende entre la población de todos los países del mundo, también dentro de los países implicados. En Estados Unidos más de la mitad de la población, el 57% según una encuesta difundida por la CNN, rechaza que EEUU continúe la guerra. En Europa el rechazo de la población es aún mayor en países como Francia, Italia, Alemania, Reino Unido… En España la movilización contra la guerra de Irak alcanzó al 90% de la población, también ahora hay que hacer de la exigencia de retirada inmediata de los soldados españoles en Afganistán un auténtico clamor nacional¡Ningún soldado español en la guerra de Afganistán! ¡Vuelta inmediata de las tropas!

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