El Gobierno de Zapatero ha anunciado que, junto con las autonomías y expertos españoles y extranjeros, impulsará la conversión de 15 universidades en megacampus de nivel internacional, que se denominarán Campus de Excelencia Internacional (CEI), y que pretenden ser el germen del futuro modelo económico español (en sustitución del centrado sólo en la construcción y el turismo). Curiosamente, es este gobierno el responsable y continuador, en estos últimos años, de tal modelo de crecimiento, que está basado, lo que se oculta, en un altísimo nivel de dependencia del exterior. Modelo que se caracteriza por cuatro graves dependencias: la financiera, la energética, la de las cuotas y limitaciones impuestas por Bruselas y la de la exportación a unos pocos mercados europeos. Dependencias que lastran nuestro desarrollo económico y hacen aún más difícil el cambio de modelo de crecimiento y la salida de la crisis.
El modelo de desarrollo universitario deende, de una manera determinante, del modelo de crecimiento económico. El modelo universitario ha dependido todos estos años del modelo económico español. De hecho, la venta progresiva al capital extranjero, especialmente a partir de la entrada en la Unión Europea con el gobierno de Felipe González, de las grandes empresas en los sectores más avanzados tecnológicamente en aquel momento, automovilístico, químico, farmacéutico y un largo etcétera, acabó con la investigación, el desarrollo y la innovación ligada a empresas de capital nacional con capacidad para ello, así como acabó con tal demanda a la universidad española. El presidente de los rectores y responsable de la Universidad de Cantabria, Federico Gutiérrez-Solana ha dicho que: “lo que nos jugamos con esto es un modelo, universitario y social, más que una partida presupuestaria y muchas universidades lo entendemos así”. Estamos de acuerdo. El problema principal, de fondo, es qué proyecto de país tiene la oligarquía financiera y sus representantes políticos para España; y qué proyecto necesita la inmensa mayoría de la población española. Hasta ahora su proyecto ha consistido, íntimamente ligado a su modelo económico, en la explotación de una mano de obra con poca cualificación y baja productividad. Modelo económico que no necesita trabajadores y empleados con la mejor y más alta cualificación que apliquen sus conocimientos en sectores productivos de vanguardia y de alto rendimiento. No necesita una universidad de calidad, que lleve a cabo una investigación científica avanzada, que ayude al desarrollo tecnológico puntero, que potencie la innovación productiva, de forma generalizada. Sólo necesita una universidad elitista, raquítica y anoréxica. A ello se debe la absurda y contradictoria situación existente en España respecto a lo que se denomina como su capital humano. Tenemos las generaciones mejor preparadas de la historia española. Se ha alcanzado el mayor número de universitarios. Pero el problema de raíz es qué universidad se quiere. Queremos una universidad española puntera al servicio de un desarrollo económico independiente.