Obreros argentinos toman su fabrica ante el cierre.

¿Que tipo de sindicalismo necesitamos?

¿Que alternativa real tiene la clase obrera ante el cierre de su fabrica? Los obreros de chocolates Arrufat han dado esta respuesta. No es nueva pero si se da a contracorriente.

En un barrio bonaerense había una fábrica de dulces, chocolates, bombones y demás. El asado 5 de enero, los cincuenta trabajadores de la factoría se encontraros sin trabajo con una nota en la puerta como única explicación. La nota, que estaba pegada en la puerta, decía así, “ponemos en su conocimiento que por razones estrictamente financieras no ha sido posible cumplir con el pago de sus servicios, razón por la cual la planta no resulta operativa. En consecuencia, procedemos a requerirle al personal que no concurra a las instalaciones hasta que reiniciemos la actividad”. Esta forma caciquil de utilizar a los trabajadores estaba firmada por la presidenta de la empresa, Diana Arrufat. Los operarios de la fábrica llevaban, además, diez meses sin cobrar. La respuesta fue rápida; una vez estaban allí decidieron formar una asamblea permanente. De ella salió la resolución de tomar la fábrica y ponerla bajo control obrero. Ahora mismo la plantilla está intentando resolver el suministro de electricidad, ya que fue cortado por impago de la anterior dirección en manos de Diana Arrufat. La maquinaria está intacta. Una vez resuelvan el problema eléctrico se volverá a la producción. Muchos trabajadores están haciendo un gran esfuerzo por dar una respuesta a esta situación. La respuesta no es nueva, pero sigue yendo a contracorriente de la mayoría de movimientos sindicales. La experiencia más grande en este sentido fue la toma de cerámicas Zenón. Esta empresa, que es la productora de cerámica más grande de Iberoamérica, fue tomada gracias a la dirección de las Corrientes Clasistas y Combativas. Las CCC argentinas son un movimiento sindical revolucionario que promueve la unidad de todas las fuerzas obreras y sindicales por la base. Desde España, los compañeros de chocolates Arrufat han recibido el apoyo expreso de CGT. Pero el resto del sindicalismo guarda silencio ante alternativas como esta. Es toda una lección para el conjunto de las fuerzas sindicales y organizaciones progresistas. Sí hay alternativas a la crisis. Ante cada cierre y cada expediente de regulación de empleo, hay una alternativa concreta. Hace años más de mil trabajadores de SINTEL, auxiliar de Telefónica, fueron despedidos. Su empresa fue vendida. Tras años de lucha y desprecio hacia los trabajadores por las fuerzas sindicales mayoritarias y los representantes políticos, estos formaron una cooperativa que fue creciendo en los años siguientes. En Marinaleda* la mayoría de las tierras eran de un solo cacique. Tras años de luchas, dirigidas por el Sindicato Obrero del Campo, las tierras pasaron a los trabajadores. Esta conquista generó una cantidad de riqueza que les permitió formar su propia industria y dejar las casas a 30.000 euros. Es evidente, alternativas hay, pero en la base de todas ellas encontramos un sindicalismo de otro tipo. Un sindicalismo de clase, democrático, unitario y combativo. *Marinaleda: Pueblo, principalmente agrícola, de la provincia de Sevilla.

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