Televisión

¿Qué tendrá «Cuéntame…»?

Ocho años en antena, 192 capí­tulos de 80 minutos distribuidos en once temporadas, casi 30 premios nacionales e internacionales (sin contar hasta una nominación a los prestigiosos Emmy) y la adaptación en tres paí­ses (Portugal, Italia y México). Son algunas de las cifras que maneja la serie «Cuéntame Como Pasó», ambientada en el periodo de la Transición Española. Muchos son los puntos débiles y las crí­ticas que se le pueden achacar, teniendo en cuenta de entrada lo arriesgado de ambientar una serie de ficción, con elevadas dosis de comedia, en un episodio de nuestra historia tan trascendente como reciente, cuyo tratamiento exige intrí­nsecamente abordar cuestiones ideológicas. Pero al margen de esto es inevitable pararse a analizar todos los méritos que sus creadores han acumulado para poder llegar con tanta profundidad al imaginario popular contemporáneo más arraigado de la variopinta sociedad española, creando una fórmula de éxito tan consistente.

Antonio Alcántara emezó siendo un pluriempleado ordenanza y encargado de imprenta en 1968, para convertirse en empresario de éxito y reconocido político de UCD en 1977. Algo parecido pasa con su esposa Mercedes, que de sumisa ama de casa ha pasado a ser una moderna universitaria que también dirige su propia empresa. No hay duda de que el paso a la democracia ha sido harto fructífero para los Alcántara. Difícilmente compartieran esa suerte los millones de espectadores que siguen sus andanzas cada jueves, pero eso no impide que el modelo de familia propuesto por los guionistas siga siendo considerado un estándar con el que la mayoría de los españoles se identifican. Es la magia de la ficción. Un periodo de tiempo tan truculento como el de la Transición, que es endulzado con toques de humor costumbrista y cuyos episodios más dramáticos son en demasiadas ocasiones vividos con escepticismo por los protagonistas de la serie, absorbidos por sus numerosos quehaceres cotidianos. Una idea que obviamente ha sido criticada (eso sí, por los sectores más superficialmente ideologistas de la “izquierda oficial”), pero que sin duda ha fraguado la fórmula de éxito que ha convertido a los Alcántara en el referente popular de este periodo para las generaciones que no lo vivieron, y en el nostálgico espejo en el que se miran los que sí lo hicieron. Pero, al margen de estos puntos débiles, Miguel Ángel Bernadeau (productor), Eduardo Ladrón de Guevara y Alberto Macías (guionistas) han demostrado en los hechos cuales son los verdaderos intereses de los españoles a la hora de escoger productos de ficción: En primer lugar historias cercanas, que no se desarrollan en las soleadas playas de Miami sino en un barrio trabajador de Madrid, que hablen de nuestra historia reciente (cuyo indudable interés queda patente con la continuidad dada a otras series como “Amar en tiempos revueltos” o “La Señora”), con un meticuloso trabajo de guión que intercale el drama con la comedia y lo general con lo particular, y que además cuente con un elenco de lujo que contribuya a afianzar un modelo español de “star system” televisivo. La efectividad de la apuesta está demostrada por sus resultados, y por si fuera poco, “Cuéntame…” ha abierto un camino que a fecha de hoy ha de ser la piedra de toque de TVE: La sustitución de la compra de series extranjeras por la venta de nuestras propias producciones. El formato de la serie cruzó de inmediato la frontera para triunfar en Portugal, cuyos episodios históricos eran fácilmente adaptables. Aunque mucho más sorprendentes son las versiones realizadas en Italia y México, donde la democracia llevaba décadas instaurada. Visto esto, cabe replantearse si esta aparente equidistancia política de los protagonistas no ha sido uno de los motivos que han provocado el interés de la mayoría de sectores de la sociedad española, y que más que un defecto ha sido un intencionado mérito, al intentar extraer de cada momento aquellas actitudes y posturas que refuerzan lo que nos une, en lugar de lo que nos divide. Equidistancia aparente, repito, si recordamos que también los Alcántara han tenido que pasar noches en el “cuartelillo”, recibir palos de “los grises”, encontrarse al borde de la quiebra o militar en la clandestinidad. Algo tiene “Cuéntame…”, que atrapa al público español sin encontrar competencia en ningún producto anglosajón. Y es esa honradez con la que sus protagonistas actúan, esa determinación para creerse de verdad que nuestras historias son mucho más interesantes que las que nos llegan de América, y sobre todo, ese esforzado trabajo para lograr seducir al espectador poco a poco con las vicisitudes de la vida cotidiana, sin espectáculo circense ni fuegos de artificio.

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