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Se suele denunciar -con toda razón- la amenaza para la libertad y la democracia que supone Bolsonaro. Ha colocado a varios militares al frente de varias carteras y no es ningún secreto que atacará con dureza a los movimientos populares. Pero esa no es su utilidad principal para la oligarquía y el capital extranjero.
Bolsonaro ha elegido al economista Paulo Guedes -un liberal formado en la conocida Escuela de Chicago- como su ministro de finanzas. Propone la reducción de un 20% de la deuda pública mediante un gigantesco plan de privatizaciones y ajustes, concesiones al sector privado, liquidación de los mecanismos de negociación colectiva de los sindicatos, recortes en programas sociales (Bolsa Familia) y la sustitución del actual sistema de pensiones por uno de capitalización privada.