Obama rompe su silencio sobre Gaza

¿Qué preocupa a Obama?

Después de doce dí­as de incendio en Oriente Próximo, muchas miradas se han vuelto ansiosas hacia próximo inquilino de la Casa Blanca. Al fin y al cabo, serán él y su equipo los que recibirán la herencia volcánica de la era Bush, y los que tendrán en sus manos los resortes necesarios para llamar al orden al gobierno de Tel Aviv. En sus primeras declaraciones públicas sobre Gaza, Obama ha dicho sentirse «profundamente preocupado» por la pérdida de vidas civiles en Gaza, y que tras la investidura se «implicará de manera activa y consistente» en el conflicto en Oriente Medio. Pero ¿es lo único de este sangriento conflicto que le preocupa a Obama?

En una rueda de rensa, Barack Obama justificó su clamoroso silencio subrayando que "presidente sólo hay uno", en referencia a que antes de la investidura, la presidencia la sigue ostentando George W.Bush, y que EEUU no puede tener una dualidad de poderes. Pero avisó que tras la investidura tendrá "mucho más que decir" y declaró "la pérdida de vidas civiles en Gaza e Israel es para mí una fuente de profunda preocupación".Y si bien es cierto que durante la campaña electoral hizo declaraciones declarándose partidario de la respuesta de Israel a los proyectiles de Hamás (tratando así de no ganarse la enemistad de la comunidad hebrea norteamericana), lo cierto es que lo previsible es que Obama, y su próxima Secretaria de estado, Hillary Clinton, sean partidarios de hacer que Oriente Medio retorne al estado en que lo dejó Bill Clinton en sus últimos meses de mandato. Con Clinton en la presidencia, llegaron los acuerdos de Oslo, y el apretón de manos de Palestina e Israel. Las negociaciones avanzaban –lentamente, pero avanzaban-, y la ANP de Yasser Arafat arrancaba del Israel de Rabin nuevas concesiones para el nuevo estado palestino. No era filantropía, sino las necesidades del Imperio. Para un marco de estabilidad mundial, es preciso que una de sus principales fallas geopolíticas esté en calma, y por eso, la línea de hegemonía consensuada de Clinton buscaba de un Oriente Medio relativamente estabilizado. Pero llegó Bush, y de su mano, Sharon. Y ambos fueron demoliendo uno a uno los logros de la diplomacia de Clinton, arrojando sistemáticamente cerillas sobre la zona más incendiaria del planeta. Vino la provocación de la Explanada de las Mezquitas y la Segunda Intifada, y los bombardeos selectivos y los terroristas suicidas en las calles de Tel Aviv, y vino Afganistán y luego Irak. Y murió el `reis´, y con la muerte (¿o envenenamiento?) de Arafat, quedó herida de muerte la unidad nacional palestina. Y llegó Hamás y la Yihad. Y vinieron las Uvas de Ira, y Líbano fue pasto de las llamas…Es lógico y previsible que Obama y su equipo quieran desandar algunos de los más desastrosos pasos dados por Bush en Oriente Medio, para desandar otros que dio en el Mundo. Pero hay quien está determinado a que no pueda, o al menos, a que la política exterior de Obama para Oriente Medio esté seriamente condicionada y limitada.Algunos sectores de la clase dominante norteamericana –aquellos que apoyaron las políticas más incendiarias, aventureras y belicistas de Bush, y también otros cuyos vínculos con el Estado de Israel son especialmente fuertes- están poniendo en tensión todos los mecanismos que tienen a su alcance –y no son pocos- para que el próximo equipo presidencial tenga serias dificultades para cambiar de política respecto a Israel. ¿Y que mejor medio que el odio entre palestinos e israelíes se avive miles de grados con las llamaradas de las bombas? .Ahora caen en Gaza, luego volverán las de Tel Aviv.Porque ya lo dijo hace unos días un diario norteamericano: “ni Carter, con todo su izquierdismo antisionista, se atrevió a cruzar esa línea, y echar a Israel a los perros”

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