Una gran cantidad de material -fragmentos cerámicos y objetos metálicos como fíbulas, cuchillos, herramientas y, sobre todo, monedas íberas, romanas y medievales – piezas del siglo XX y proyectiles de la Guerra Civil – ingresaron en el Museo de Arqueología de Cataluña para que dos técnicos puedan determinar su valor y su datación. Ocho personas detenidas en enero acusadas de robo, contrabando y receptación de material arqueológico. Como pasa con el contrabando, se «trapichea» y se trafica.
En el 2008 se inició una investigación al descubrir que se vendían en Internet "tesoros iratas" de procedencia ilícita. Este grupo se dedicaban a expoliar, con ayuda de detectores de metales, en iglesias, castillos y yacimientos de diferentes localidades de Lleida y Barcelona. "Los detenidos expoliaban lugares protegidos, estaban perfectamente organizados y eran conscientes que estaban llevando a cabo una actividad ilícita", Toni Mariscal, Inspector de policía.En el 2007 una conocida familia de anticuarios de Sevilla fueron detenidos, junto a un marchante de arte húngaro, por un supuesto delito de contrabando de al menos medio centenar de piezas arqueológicas griegas y romanas procedentes de yacimientos expoliados que después trataban de legalizar.Hasta aquí el “trapicheo”."Después del saqueo de Egipto, Napoleón se entregó con gran celo al expolio del patrimonio europeo. Los conventos, iglesias y palacios, en el caso de España fueron vaciados…José Bonaparte diseñó una brutal operación para hacerse con el control de los tesoros del arte español" Arturo Colorado “José I el gran expoliador”.Al ejército invasor la obra de Ceán Bermúdez, publicada en 1800, "Diccionario histórico de las bellas artes en España", les sirvió como guía de mano para localizar las obras más importantes de los artistas españoles. En 1809 José I suprime las órdenes religiosas e incorpora todos sus bienes al Estado. Se legalizó así la rapiña y el expolio de cuantas obras de arte, de palacios, conventos y particulares, consideraran.También Fernando VII acabó regalando obras como la Venus del Espejo, de Velázquez y varias de la mejor producción de Murillo, al duque de Wellington que las había recuperado en enfrentamiento con los franceses en los últimos días de su retirada.El estudioso Francisco Fernández Pardo, autor de la monumental Dispersión y destrucción del patrimonio artístico español, que cuenta con cinco tomos, considera que gran parte de estas piezas habrían salido ilegalmente de España sin que las autoridades del momento hicieran mucho por evitarlo o por impedir su venta. Muchas de estas obras forman parte actualmente de las colecciones de muchos museos occidentales. Lo que obliga a plantearse no la posición de los Gobiernos de antaño, sino de le de ahora. Quizás debiera imitarse el ejemplo indio y chino, que no reflejan más que dignidad, independencia y respeto por nuestro patrimonio histórico. ¿Qué tal una ley de la memoria pero para el explio artístico?… contra el tráfico, vamos.