SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Que nadie se engañe: el rescate es el abismo

Hay responsables económicos y políticos que dan por hecho el rescate total y lo jalean como si con tal circunctancia no pasase nada. Miren para Grecia, para Irlanda, para Portugal. Estos serían solo una pequeña parte de lo que pasaría a España y a los españoles: despido de 10 días por año; bajada del 20% de las pensiones; uno de cada tres funcionarios, a la calle; salir del mercado financiero durante varios años, tanto el Estado como la banca española, con descensos brutales del crédito en cantidad y subida no menos brutal en el precio; caída del PIB de no menos del 6% en un año, con un millón largo más de parados; etc. El mismísimo abismo.

En el mercado de deuda hay un componente especulativo muy elevado, y hay una salida continua de fondos extranjeros que no quieren verse atrapados en lo que puede ser el rescate total de las finanzas españolas, que provoca furtes subidas en la rentabilidad del bono, entre otras cosas porque nadie compra. Hasta la banca española, que hasta ahora lo hacía en el primario y en el secundario para dar salida a la ingente liquidez que tiene, comienza a retraerse ante la posibilidad de que un restace total les pille con los balances atacados de un activo que de inmediato perdería un 25% de su valor.

Pasará lo que tenga que pasar. Personalmente sigo creyendo que España es demasiado grande para caer, y que dependeremos de lo que Europa quiera, pero si España cae puede hacerlo el mismo euro, ya que después los emenigos del euro redoblarán la apuesta al ver cumplida su profecía e irán a por Italia. Se trata ya de caza mayor: el euro es la pieza a cobrar. Pero, nunca se sabe. Como hoy nos recuerda Felipe González, Europa ya ha sido capaz de destrirse a si misma en el pasado no una ni dos veces, sino más.

Solo me gustaría recordarle a quienes desde puestos de responsabilidad económica, política, financiera y periodística jalean la posibilidad de un rescate total como algo primero inevitable, y segundo como algo no necesariamente malo, incluso como algo mejor de la situación actual. Ha llegado el momento de aparcar los intereses particulares y grupales para unificar el criterio y tener en cuenta que lo que viene con el rescate es el abismo. No vale todo: no vaya a ser que por llevarnos a alguien por delante, nos llevemos a nosotros mismos. Solo hay que mirar qué ha pasado en Grecia, en Portugal y en Irlanda, y esperar para ver una mezcla de todos ellos en España.

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