No hay encuesta que no refleje un estado de auténtica indignación entre la población por la anunciada reforma de las pensiones y, en consecuencia, la creciente disposición entre los trabajadores a una movilización que desemboque en una Huelga General. Incluso los diferentes foros de Internet rebosan de llamadas a la HG.
Pero la canalización de esta indignación ara dar una respuesta que obligue a retirar el plan de ajuste duro depende, en primer lugar, de que dar una alternativa, un programa que permita agrupar al conjunto de los trabajadores en torno a un ¡Sí se puede!, hay alternativa y otro camino para salir de la crisis creando riqueza y empleo y sin recortes sociales.Un programa que, como propusimos en las elecciones europeas de marzo pasado, centre el problema de las dependencias exteriores (especialmente la dependencia financiera) que lastran la economía y el desarrollo de nuestro país.Un programa que de respuesta a todas y cada una de las medidas de su plan de ajuste: redistribución salarial –nadie menos de 1.000 euros y nadie por encima de 10.000-, frente a recorte de los salarios; pensión mínima de 1.000 euros, frente al recorte de las pensiones; reducción de un 20% de los gastos superfluos y el derroche de las Administraciones para destinar ese dinero a la inversión productiva, frente al aumento de la deuda pública para el plan de rescate bancario; etc.Y, en segundo lugar, de comenzar a articular una movilización que desemboque en una respuesta en la calle contundente, tal y como las Huelgas Generales que llevaron a derrotar las reformas antiobreras y antipopulares de Felipe González (HG del 14-D de 1988) y Aznar (HG de Junio de 2002 contra el “decretazo”).Los dirigentes de las dos grandes centrales sindicales, CCOO y UGT, hasta ahora han actuado como “colaboradores necesarios” de Zapatero para imponer las recetas del proyecto de Botín, y ahora, ante la envergadura del ajuste en las pensiones y la reforma laboral, vacilan entre tomar la posición que tomó Nicolás Redondo frente a Felipe González o seguir la estela de Zapatero. Las bases sindicales, obreras y populares, que les desbordaron ya en la movilización del pasado 12 de diciembre en Madrid, están cada vez más por seguir la estela de las HG de 1988 y 2002 y cada día que pase será más difícil detenerlas si los sectores más conscientes del movimiento obrero y popular trabajamos para ello.