Los recortes diseñan ya otra Educación, un panorama en todos los niveles de formación que aumenta el abismo entre unos pocos privilegiados y la mayoría de la población, degenerando la educación básica y modelando la Universidad en función de los intereses de los principales centros de poder.
La situación es ya crítica. Al modelo educativo desarrollado hasta ahora hay que añadirle la sangría de ersonal y recursos, que inevitablemente repercutirá en las oportunidades y recursos. Un modelo basado en dos patas, la de la elitización universitaria y la de la mercantilización de la educación básica. Igual que podemos conocer diariamente el saqueo al que EEUU y Alemania someten a nuestro país con la excusa de una deuda condenatoria, ahora el sistema educativo responde cada vez más al diseño monopolista del tipo de país que se pretende para España: un país que trabaja para pagar las deudas de otros. Las sucesivas reformas de nuestro sistema educativo han ahondado, como los resultados de los sucesivos informes PISA y los datos del fracaso escolar y universitario demuestran, en una enseñanza cada vez más “pragmática”, pensada en formar a los ciudadanos en “lo imprescindible” y más útil para “desenvolverse en una sociedad competitiva”. De esta manera se han eliminado contenidos, exigencia y condiciones materiales para un proceso educativo democrático en el que la vieja reivindicación de “el hijo del obrero a la universidad” fuera posible. No es que no haya aumentado el número de universitarios, sino que el destino de la mayoría no ha tenido nada que ver con la formación que recibieron, cuando no el paro. La cada vez mayor especialización ha jibarizado hasta el ridículo la formación universal que deben recibir los futuros profesionales que se le suponen a un país con un proyecto de progreso e independiente. Si ahora además se recorta más allá de lo necesario incluso para gestionar “las mejoras” contempladas para la LOGSE, o el proceso de Bolonia… En los últimos meses asoma ya esta sangrante realidad. Guerra silenciosa Desde los mismos Presupuestos Generales para el año 2011 venía situado el recorte en Educación, reduciendo la oferta de empleo público hasta un 10% de las necesidades de reposición de personal. Desde principio de año el Gobierno dejó claro que no se contrataría personal temporal, ni funcionarios interinos, ni si quiera para aquellas necesidades consideradas urgentes e inaplazables, o situaciones excepcionales. Al personal al que – “demos gracias” – no se despide se les recortan las pagas extraordinarias de junio y diciembre de este año y se les incrementa la jornada laboral en 4 horas. También la enseñanza concertada ha visto reducidos sus presupuestos un 5% en salarios de los docentes y un 1,67% en gastos de funcionamiento. Este último recorte puede suponer una rebaja en los salarios, adicional al 5%. En términos generales, la inversión en Educación se ha reducido casi un 10%, con consecuencias en todas y cada una de las comunidades autónomas. En Cataluña, punta de lanza como ha ocurrido en los recortes sanitarios, no solo no habrán nuevas contrataciones sino que la mitad de las jubilaciones no se repondrán. Además de anunciar la movilidad de 6 mil interinos. Aproximadamente 3.600 profesores dejarán de ser contratados. En Madrid se van a perder 2.660 profesores necesarios para compensar el aumento de alumnos. Además del despido de 3200 interinos y la eliminación de las horas de tutoría que le permiten a la Administración cubrir horas evitando nuevas contrataciones. En Valencia ya hace un año se dejaron de cubrir 1.300 plazas para docentes interinos de Primaria, Secundaria y Formación Profesional. Colegios e institutos públicos de Canarias, Extremadura, Galicia y Ceuta han perdido también personal. La sangría educativa es ya un hecho. Pero es que ya en este año han impartido clases 2.861 docentes menos que el año anterior, aún incrementándose el número de alumnos en 46.000 estudiantes más en infantil, primaria, secundaria y FP. En los dos últimos años el alumnado ha aumentado en 128.000, hasta 5,2 millones. Lo que quiere decir que el promedio de estudiantes por profesor ha vuelto a subir por segundo año consecutivo después de 18 años en descenso. El cálculo final nos retrotrae al año 2006. Esto evidentemente quiere decir que los colegios dejan de proporcionar servicios educativos básicos que antes daban y que los profesores en plantilla echan más horas sin aumento de sueldo ninguno. . Pero los recortes no son solo en plantilla, también en transporte escolar, formación del profesorado, infraestructuras, actividades extraescolares… decenas de colegios en toda España se encuentran en la tesitura de no poder pagar la luz y el agua. Esto se refleja hasta en niños que sufren pequeños accidentes por el mal estado de las infraestructuras, que no pueden arreglarse “por falta de fondos”. Si ya era difícil antes atender las necesidades de determinados grupos de alumnos, especialmente en los barrios obreros, pero muy especialmente los que están formados por alumnos de diferentes nacionalidades o con condiciones sociales de aprendizaje diferentes o de marginalidad, ahora es imposible. Son los efectos “silenciosos” de una degeneración progresiva de nuestro sistema educativo. Empresas universitarias Tal y como ocurre en EEUU, nuestro sistema universitario camina hacia una liga en la que 5 categorías diferentes determinan de partida cuál es tu destino laboral y tu proyecto social. A la presencia cada vez mayor de grandes monopolios y bancos en el panorama universitario, hay que añadir ahora el diseño descarnado de unos planes de estudio basados en sus necesidades. Hemos tenido oportunidad en otras ocasiones de conocer la capacidad de decisión que tienen entidades como el Banco Santander, a través de la todopoderosa Fundación Universia, monopolios como Repsol, Ferrovial, Telefónica… o la determinación que ejercen importantes representantes de los intereses de las clases dominantes francesa, alemana y norteamericana, principalmente en el sector de la investigación científica y en la cooptación y formación de cuadros que serán futuros gestores del país o de sus multinacionales. El proceso Bolonia se ha completado pero recortando los recursos a la mitad y asegurando el diseño de las carreras a través de una supuesta “descentralización”. Si las universidades pasan por dificultades económicas – hasta 300 millones menos de presupuesto -, además se les recortan los presupuestos y se les da “libertad” para diseñar los planes de estudio e incluso las carreras, ¿por qué no han de aprovechar esto los grandes bancos y monopolios, si además han participado en ello desde los consejos? El ciclo se cierra aumentando la cantidad de horas “prácticas” empresas – que serán principalmente las de las grandes compañías o en sectores monopolizados por ellas – y eliminando la capacidad de decisión del personal docente e investigador. A parte de los cambios que introduce el Estatuto que regula al PDI, se les ha enredado en una gigantesca maraña burocrática, camino de Bolonia, como camino para evitar cualquier tipo de respuesta. Aprender de San Xoán Dicen los buenos profesores que para poder hacer avanzar a un grupo de alumnos ha de existir una sana competencia; que los mejores alumnos puedan hacer partícipes al resto de la clase de las claves de su “éxito”. Y de esto es responsable el profesor. Pues valga extender el ejemplo. En Galicia, en la línea del sistema de recortes “silenciosos” de los que hablábamos más arriba, se decidió recortar plantilla en el colegio de San Xoán de Filgueira, de Ferrol. La comunidad educativa del centro en pleno, padres y madres incluidos, decidieron organizar un encierro por turnos en las aulas del centro de manera indefinida. Terminaron el año escolar con 189 escolares y 25 profesores en plantilla, entre personal fijo y de apoyo. El próximo curso tendrán 18 alumnos más y… ¡siete maestros menos!. Un 28% menos de personal docente para educar a un alumnado que crece un 10%. El colegio de San Xoán de Filgueira está en la frontera entre los barrios y la zona rural de Ferrol. A esta escuela acuden 52 niños gitanos de tres campamentos chabolistas de la zona y 16 alumnos inmigrantes de ocho nacionalidades, algunos, con muchísimas dificultades con el idioma. A esto hay que añadir que el 48% de los escolares tienen necesidades educativas especiales, proceden de familias en riesgo de exclusión social o precisan clases de apoyo para pasar de curso con el nivel curricular exigido. Los cálculos que hizo el centro suponen pasar de nueve aulas de Primaria a seis, aumentando la cantidad de alumnos por clase, rebajando así la atención específica que necesita los diferentes tipos de alumnos de este colegio, con suficientes dificultades por el entorno social en el que debe dar un servicio educativo. La Junta Escolar, que inició las protestas nada más conocer la decisión, se apresuró a poner encima de la mesa los excelentes resultados en integración que ha cosechado el centro. Con un par de premios en su haber, integrando ocho nacionalidades diferentes en sus aulas y habiendo logrado reducir prácticamente a cero el absentismo de los alumnos de raza gitana. Cualquier educador mínimamente razonable entendería que éste es un centro para poner de ejemplo, alentar y ayudar en la medida de lo posible, no para socavar su plantilla y poner palos en las ruedas. En grupos de diez o doce personas se organizaron tres turnos para participar en los encierros en las aulas, hasta que la Xunta cedió. No habrá recortes en el profesorado en San Xoan de Filgueiras, de momento. La preocupación de la Administración puede ser ahora mismo “que no cunda el ejemplo”, porque si la respuesta a los recortes va por este camino nos esperan unos meses muy sanamente agitados.