Elecciones USA

¿Qué esconde la disputa entre Romney y Obama?

A la espera de los resultados del segundo debate entre el candidato republicano y Obama esta misma semana, todos los medios de comunicación coinciden en que Romney consiguió en el primero dar un vuelco a las encuestas, empatando o incluso superando a Obama en la intención de voto. ¿Pero es sólo un problema de debate entre ambos?

Lo que en ultima instancia se debate no es, como dicen los grandes medios, el carisma de ambos candidatos, ni siquiera su posición acerca de como arreglar la maltrecha economía norteamericana. En realidad sus debates no son sino el reflejo de la creciente división en la burguesía monopolista norteamericana sobre el camino a tomar ante la aceleración del desgaste imperial. «Atrapada en esta contradicción, la burguesía monopolista norteamericana se debate en cómo darle respuesta»

Desgaste medido, en primer lugar, porque el déficit público norteamericano ha vuelto a situarse este año por encima del 7%. Es el cuarto año consecutivo en que déficit del gobierno está por encima del 7%, lo que no hace sino engordar una deuda publica que está ya en los 100 billones de dólares, más del 600% del PIB yanqui.

Y, en segundo lugar, porque como anuncia el último informe del FMI sobre la evolución del PIB mundial hasta 2017, se acelera la pérdida de peso de la economía norteamericana y de sus áreas de dominio frente a la aceleración de las potencias emergentes.

Es esta incapacidad de la clase dominante de EEUU por encontrar una respuesta adecuada a su pérdida de peso en la distribución del poder económico mundial –y la división que ello provoca– lo que está en la base de la disputa entre Romney y Obama.

En efecto, Obama no ha sido capaz de revertir esta situación. En sus cuatro años de mandato se ha hecho mas evidente que nunca la dependencia de la economía norteamericana del crédito exterior, y en especial de China. Lo que coloca al hegemonismo yanqui en una posición más que complicada. Por un lado debe tratar de contener la emergencia de China, pero por el otro, su economía, y en particular los beneficios de sus grandes monopolios dependen cada vez más del gigante asiático.

Obama ha apostado por concentrar su fuerza militar en la región de Asia-Pacífico, con la evidente intención de contener la expansión de la influencia de Pekín dentro del tablero asiático y de que EEUU pueda optar a jugar el mismo papel que Gran Bretaña jugó en el siglo XIX como estabilizador y balanceador de Europa en una futura estabilidad en Lejano Oriente.

Para un sector de la clase dominante norteamericana, sin embargo, esta estrategia conlleva el riesgo de que, al igual que le ocurrió a Gran Bretaña en el siglo XIX, surjan en distintos puntos del planeta rivales que tarde temprano sobrepasen su hegemonía.

Atrapada en esta contradicción, la burguesía monopolista norteamericana se debate en cómo darle respuesta. Este es el contenido real de los debates entre Obama y Romney, de cuyo desenlace dependerá el rumbo de la política internacional en los próximos años.

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