De las cinco comunidades bilingües existentes en España, cuatro están llevando a cabo procesos legales concretos, o están en pleno debate, para decidir políticamente qué estudian y en qué lengua lo hacen. Por un lado, en Galicia el demagógico diseño educativo que había aprobado el gobierno del Partido Socialista de Galicia (PSdeG) y el Bloque Nacionalista Galego (BNG), con su imposición lingüística y sus contenidos distorsionadores de la realidad española, se ha hundido fruto del fuerte viento popular por la unidad expresado en las urnas. Igualmente, en el País Vasco, con una Consejería de Educación en manos de Eusko Alkartasuna (EA) durante 14 años, y que en los últimos dos, intentó cambiar el modelo de aulas separadas (en castellano, en euskera o bilingües) aprobando por decreto y sin consenso que el euskera fuera la lengua principal, ahora, fruto también del mismo viento popular, el gobierno, que va a salir del acuerdo entre el PSE y el PP, va a cambiar esos decretos para restablecer los dos idiomas en la enseñanza.
Por otro lado, sin embargo, otras comunidades bilingües cuyos gobiernos autonómicos estando dominados or las fuerzas disgregadoras siguen con sus planes de imposición en cuanto al contenido de lo que se enseña como en qué lengua se enseña. En Cataluña, la nueva Ley de Educación promovida por el Partido Socialista de Cataluña (PSC), quiere imponer drásticamente en el sistema educativo la enseñanza íntegramente en catalán, con el castellano meramente como asignatura. Además de tratar de inocular la ideología del nacionalismo excluyente mediante una especie de formación del espíritu catalán, a imagen y semejanza del franquismo. En Baleares, intentan con un nuevo decreto exigir el conocimiento básico del catalán a todos los aspirantes a una de las 4.000 plazas convocadas para el sector sanitario. Además, el Consejo Asesor de la Lengua Catalana está fabricando 1.000 propuestas para impulsar el catalán. Por ejemplo, que las asociaciones culturales que reciban subvenciones usen el catalán. En la Comunidad Valenciana se intenta revitalizar una política lingüística que está adormecida desde 1995, aprovechando ciertas reivindicaciones existentes que reclaman que toda la enseñanza obligatoria se estudie en valenciano. No existe ningún país en el mundo que acepte 17 modelos educativos. Que acepte 17 historias, 17 relatos, 17 identidades. Que se ponga en cuestión la enseñanza en la lengua oficial de todo el país. Que se imponga la enseñanza en la lengua bilingüe que no es la lengua común de todo el país. Hace falta un acuerdo nacional sobre la educación que garantice un sistema educativo que desarrolle una enseñanza democrática, científica y de calidad al servicio de los ciudadanos de a pie y de una España unida y fuerte.