Pandemia de gripe porcina

Qué buena es Sanofi

«Nuestra intención es donar 100 millones de dosis de vacuna contra la gripe a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ayudar a los paí­ses en ví­as de desarrollo a afrontar la pandemia».Dí­as después de la negativa de Novartis, estas palabras suenan a que dentro del sector farmacéutico no todos son tan malos como los pintan. ¿De verdad?

Las alabras del directivo de una de las principales farmacéuticas parecen calculadas para aprovechar la indignación mundial que levantó la negativa de Novartis, la multinacional sueca de la farmacia, a donar gratuitamente las vacunas. Segun Sanofi-Aventis el objetivo de su donación es responder a la emergencia de una nueva cepa gripal A (H1N1): “Los virus gripales A (H1N1) y A (H5N1) están presenten en numerosos países, entre los que se encuentran algunos de los más pobres del mundo. El objetivo de esta donación es ayudar a la OMS a cubrir las necesidades de las poblaciones más vulnerables”. Cuando, dentro de uno meses, se empiece la producción de la vacuna contra el virus de la gripe porcina, Sanofi-aventis reservará el 10 por ciento de su fabricación para la OMS en concepto de donación para combatir la pandemia de gripe en los países en desarrollo. Si tuviera que dedicar toda su capacidad productiva a ello en un futuro, el laboratorio estudiaría una escala de precios para favorecer, dicen, a los países en vías de desarrollo. La OMS no para de repetirlo, la gripe porcina tiene un carácter moderado en los países ricos. Otra cosa distinta será cuando se difunda por los países sin recursos y sin sistemas sanitarios capaces de dar un tratamiento adecuado a los enfermos. En los países del sudeste asiático existe el peligro añadido de que el virus N1H1 se mezcle con el de la gripe aviar H5N1 y origine un nuevo microorganismo mucho más virulento, cambiando la tónica general moderada de la enfermedad. El laboratorio nórdico Novartis lo dice abiertamente: puede estudiar alguna rebaja pero gratuidad no. Otros no, como el laboratorio británico GlaxoSmithKline o Sanofi-Aventis, que sí se han comprometido a distribuir gratis 50 millones de vacunas. El problema, sin embargo, que encierra detrás está situación es que ni unas cifras ni otras están basadas en las necesidades de salud sino en la de sus arcas. Un macabro negocio pandémico al que nos tienen habituados los grandes laboratorios. Si lo lógico sería acuerdos entre los países (coordinados por la OMS) en una estrategia mundial que priorizara a las personas con más riesgo, la realidad es que tanto la asignación de recursos como la prioridad a l hora de recibir la vacuna dependen de la decisión que tomen los estados más poderosos. Novartis confirma que una parte "importante" de las existencias de una vacuna que estará disponible en cuatro o seis meses están ya reservadas por Gobiernos. Puede haber problemas de abastecimiento incluso entre los países que pueden permitirse comprarlas. La situación llama a fortalecer los sistemas sanitarios de todo el mundo, no a hacer actos de entrega solidaria de jeringas retransmitido por la CNN. Si se nacionalizan los bancos ante una situación de emergencia financiera, ¿no debería tener la OMS capacidad de “apropiarse” de los recursos farmacéuticos para darles un uso en bien de la salud y no de quien más tiene? ¿qué planes tiene la OMS para este problema?

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