Qatar. Enano demográfico, gigante económico

Con un pequeño territorio de poco más de 11.000 kilómetros cuadrados (una extensión similar a la provincia de Murcia) y una población de 2,7 millones, de los cuales más 2 millones son trabajadores emigrantes, Qatar es un enano territorial y demográfico, pero un gigante económico.

Primer productor de gas natural licuado, su renta per cápita es la más elevada del mundo (129.000 dólares, por 38.000 de España) y, a través de sus dos fondos soberanos ha tejido una red de inversiones que lo han convertido en una potencia financiera mundial.

Sólo en España es accionista de referencia en IAG (la antigua Iberia), la inmobiliaria Colonial, El Corte Inglés, Iberdrola, las constructoras ACS y Ferrovial o el Banco Santander.

A nivel mundial es accionista de algunas de las mayores corporaciones multinacionales como Volkswagen, Shell, Glencore, Barclays, la segunda cadena de supermercados británica Sainsbury, el Empire State Building de Nueva York, el grupo de medios francés Lagardere, la cadena deportiva Bein Sports o la petrolera estatal rusa Rosneft. Marcas de lujo como Valentino, Harrods y Tiffany o clubes de fútbol de primer nivel como el parisino PSG también están representadas en su cartera de valores.

Sus activos están valorados en más de 330.000 millones de dólares y en 2016 ha sido el fondo soberano más activo en inversiones directas por todo el mundo.

A diferencia de otras petromonarquías como Arabia Saudí o Abu Dabhi, sumidos en una profunda crisis económica, la diversificación de la economía catarí es conocida en el mundo financiero como la “Qatar power”.

Es precisamente esta potencia económica la que ha permitido hasta ahora a Qatar disfrutar de una relativa pero amplia autonomía política de Arabia Saudita.

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