Japón, las represalias diplomáticas seguramente llegarán para el régimen norcoreano. El proyectil de Pyongyang como un envite y una amenaza por Washington, y la Casa Blanca y el Congreso se plantean -entre la firmeza y la contención- que medidas tomar. Sin embargo, el Consejo de Seguridad de la ONU se mostró dividido ante las sanciones contra Corea del Norte. De un lado, EEUU, las potencias europeas y Japón, que exigían una respuesta contundente, por otro lado China, Rusia y un conjunto de países africanos y asiáticos, que pidieron cautela en la resolución para no comprometer el llamado «diálogo a seis bandas» con el régimen de Kim-Jong-il.
Pyongyang cumlió ayer su promesa, y lanzó lo que sus autoridades afirman que es un satélite de comunicaciones, mientras que EEUU y Japón dicen que se trata de la tercera prueba de un misil de largo alcance. Los sistemas de detección japoneses advirtieron el lanzamiento a las 11.30 hora local, y detectaron que la primera fase propulsora cayó en aguas del Mar del Japón, a 280 de su costa occidental. La segunda fase se supone que se desprendió más allá del umbral de detección de los radares nipones, a 2.100 km al este del archipiélago, y que cayó sobre el Pacífico. Las baterías antimisiles no tuvieron que actuar finalmente, lo cual hubiera sido evaluado como un “acto de guerra” por Pyongyang. Las autoridades norcoreanas han anunciado con gran pompa el éxito tecnológico, pero tanto los sistemas de detección de EEUU como los de Rusia niegan categóricamente la puesta en órbita del satélite.La respuesta de la superpotencia no se ha hecho esperar. El presidente norteamericano, Barack Obama consideró que la iniciativa norcoreana no sólo "violó las reglas" sino que también "crea inestabilidad en su región y en todo el mundo", y que Corea del Norte sólo ha conseguido aislarse más de la comunidad internacional. En el Congreso, republicanos y demócratas han pedido una "respuesta firme", han calificado como un "acto de provocación" el lanzamiento y han exigido que Pyongyang abandone sus ambiciones nucleares. John Kerry, líder de los demócratas consideró que EEUU debe pedir "de inmediato" el estricto cumplimiento de las resoluciones 1718 y 1695 del Consejo de Seguridad de que restringe severamente la capacidad de Corea del Norte de adquirir la tecnología necesaria para el desarrollo de armas nucleares y misiles balísticos.No todos eran partidarios de una respuesta contundente, y alguno sopesaba la conveniencia de no dañar las negociaciones a seis bandas y en particular las relaciones con China –el principal valedor de Corea del Norte- .El senador demócrata Jack Reed, dijo que, si bien Corea del Norte merece un castigo, las sanciones y demás medidas que se contemplen deben aplicarse de forma "modulada y cuidadosa". "Hay que mantener la presión, pero tiene que hacerse de forma calibrada y con cuidado", enfatizó Reed, miembro del Comité de Servicios Armados del Senado. La misma división de opiniones se reprodujo en el Consejo de Seguridad de la ONU. Diez países: EE UU, Francia, Reino Unido y Japón, defendieron una firme condena del lanzamiento, y endurecer las sanciones que pesan sobre Pyongyang. Del lado opuesto, China, secundada por Rusia y otros países como Libia, Uganda o Vietnam, defendieron la necesidad de no comprometer el diálogo diplomático con Corea del Norte, actualmente paralizado. Hicieron suya la posición del embajador de Pekín, Zhang Yesui, que defendió que "la reacción del Consejo de Seguridad debe ser cuidadosa y proporcionada”. “Una respuesta más constructiva y responsable”, dijo, “sirve a los intereses comunes de la comunidad internacional para continuar con la promoción de las conversaciones a seis bandas, alcanzar la desnuclearización de la Península Coreana y mantener la paz y estabilidad en la Península y en el noroeste de Asia". De momento, el órdago lanzado por el gobierno norcoreano ha logrado en una primera etapa uno de los objetivos que pretendía: toda la atención de la comunidad internacional y la unánime decisión de desbloquear las negociaciones. Sin embargo no pocos han interpretado el pulso de Kim-Jong-il a Washington como la primera prueba seria del temple del nuevo inquilino de la Casa Blanca, de si además de tener tacto diplomático tiene la fuerza y firmeza necesaria para dirigir al gendarme mundial. ¿Qué nota sacará Obama en este examen?