Muchas pymes ni siquiera tienen dinero para echar el cierre

Pymes «zombis» en manos de la banca

En EEUU suele hablarse de los «bancos zombis», que siguen vivos sólo gracias a las ayudas públicas. En España empieza a oí­rse hablar de las pymes «zombis», que no están vivas, pero que ni siquiera pueden morir. En palabras de un pequeño empresario, «es surrealista que las empresas ni siquiera puedan cerrar por falta de dinero, pero la situación en España es tan disparatada que cada vez es más frecuente». Los bancos practican una especie de «darwinismo económico invertido», concentrando todos los créditos en aquellas empresas donde poseen intereses -básicamente inmobiliarias-, mientras cortan la liquidez a las pymes, que ni siquiera disponen de dinero para proceder a su liquidación.

En Esaña, cada vez hay más pequeñas y medianas empresas que ni están vivas ni están muertas. Su encefalograma es plano –sus cajas están vacías, no pueden pagar ni a trabajadores ni a proveedores-, pero no pueden morir porque liquidar una empresa cuesta un dinero que no poseen. Imaginemos una empresa cualquiera donde sus ventas se han desplomado, o lleva meses sin cobrar lo que ha vendido –los “morosos” suelen ser las administraciones públicas-. No dispone de liquidez y solicita un crédito para pagar sobrevivir hasta que ingrese el dinero comprometido. Pero el banco ha cerrado el grifo, le impone unos intereses tan onerosos que supondrían la quiebra segura, o le exige escandalosas garantías patrimoniales que muy pocos pueden aportar. Muchas empresas no pueden hacer frente a las exigencias de los bancos y se plantean echar el cierre para no seguir acumulando pérdidas. Pero ni siquiera disponen de dinero para hacer frente a la liquidación de los empleados que va a despedir. En consecuencia, la empresa sigue existiendo formalmente –y no pasa a engrosar las estadísticas de quiebras- pero en la realidad ha fallecido. Permanece en un limbo insoportable para todos: los trabajadores no cobran, los propietarios siguen acumulando deudas… Y todo porque los bancos están procediendo a una perversa selección económica. Un pequeño empresario denuncia que “la banca está aguantando a las empresas que tienen que caer y provocando la caída de las que deberían seguir vivas.” La banca está dedicando ingentes recursos a refinanciar las deudas de las inmobiliarias, sobre todo las grandes, evitando su caída a pesar de su escasa viabilidad porque, si quebraran, el banco tendría que provisionar de golpe el 25% del crédito impagado. Además, todas las entidades financieras están quedándose con grandes cantidades de inmuebles como pago de los créditos a los promotores. Todos esos recursos que están poniendo en el ladrillo se los quitan a las demás empresas, en un entorno en que el sector financiero tiene que acaparar liquidez para hacer frente a sus propios vencimientos de deuda. Manteniendo artificialmente con vida a las constructoras e inmobiliarias, y condenando a la muerte a muchas pymes de otros sectores que podrían estar generando riqueza y puestos de trabajo.

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