Mientras habla de “diálogo”, Rusia comienza una ofensiva en el norte de Ucrania

Putin: paz en la boca, sangre en las manos

Como en tiempos de Breznev, el Kremlin habla de diálogo, distensión y desarme... mientras sus hechos dicen todo lo contrario. Rusia ha dado inicio en la zona de Jarkiv a lo que parecen ser las primeras acometidas de una nueva ofensiva sobre Ucrania.

En su discurso de investidura, Putin ofreció diálogo a los países occidentales… justo después de ordenar maniobras de sus fuerzas nucleares estratégicas en respuesta a “las amenazas de Occidente”. El líder del Kremlin habla de «vías de cooperación y paz”, cuando desde marzo ha intensificado sus ataques a las principales ciudades ucranianas, tras señalar -sin aportar prueba alguna- la mano de Kiev tras el atentado terrorista de Moscú.

Rodeado de toda la pompa neozarista de las salas del Kremlin, aclamado por todos los palmeros de la política y las finanzas de Rusia, y hasta bendecido por el patriarca ortodoxo, Vladimir Putin ha vuelto a ser investido presidente hasta 2030, tras haber ganado de manera aplastante (87% de los votos) unas elecciones en las que previamente se había aplastado a la oposición.

Ante los miembros de su corte, el mandatario ruso juró su cargo y pronunció un discurso en el que afirmó tener una mano tendida. “Nosotros no rechazamos el diálogo con los países occidentales. Depende de ellos”, dijo. Luego empuñó el argumentario victimista: “¿Tienen intención de seguir intentando frenar el desarrollo de Rusia, proseguir la política de agresión y la presión que no ha cesado durante años sobre nuestro país, o buscar vías de cooperación y paz?”.

Como en tiempos de Breznev, el Kremlin habla de diálogo, distensión y desarme… mientras sus hechos dicen todo lo contrario.

Apenas un día antes de ser investido y ofrecer diálogo a Occidente, Putin ordenaba realizar un ejercicio militar involucrando a sus fuerzas nucleares no estratégicas. No es la primera vez que los voceros -oficiales u oficiosos- del Kremlin amenazan con utilizar en Ucrania armas nucleares tácticas como respuesta a las propuestas de los líderes occidentales de desplegar tropas en el país invadido.

Pero sus hechos no se limitan a bravatas y amenaza. A finales de marzo. Rusia intensificaba sus ataques con decenas de misiles y drones a Ucrania tras señalar la autoría de Kiev en el atentado de la sala Crocus City Hall, a las afueras de Moscú, donde murieron 137 personas. A pesar de todos las pruebas de la autoría de Estado Islámico del atentado, Putin ha seguido señalando la mano de Ucrania.

Estos son los proyectiles que Rusia ha arrojado sobre Ucrania, sólo en abril de 2024

Ahora, en la primera quincena de mayo, Putin ha iniciado lo que parece ser una nueva ofensiva en la región de Járkov -la segunda ciudad más populosa de Ucrania- la misma zona de la que fue expulsado durante el otoño de 2022. Los primera acometida rusa han tenido escasa penetración y parece un ataque de reconocimiento. Los ucranianos han detectado una importante concentración de tropas -unos 40.000 efectivos rusos- en la zona, e intentan adivinar las verdaderas intenciones del Kremlin: pueden estar intentando crear una zona de amortiguación, pueden estar preparando un asalto real a Járkov -algo que tendría un enorme coste para Moscú, pero también para Kiev- o pueden estar amagando una maniobra de distracción que concentre tropas ucranianas en la región mientras asestan un ataque por otra parte.

Sea como sea, ahora es Rusia quien tiene la iniciativa. Y sus intenciones y sus hechos distan mucho de ser de «diálogo», “cooperación” y “paz”.

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Más de dos años de guerra en Ucrania

Ucrania: 800 días de horror, 800 días de invasión imperialista

Minerva Bermejo

Sergey Sychenko

La dimensión y la extrema crueldad del genocidio que Israel y EEUU están llevando adelante en Gaza, junto con las provocaciones incendiarias de Netanyahu sobre Oriente Medio están eclipsando la crudeza de una guerra, la de Ucrania, que junto con la de la Franja constituye la principal amenaza a la estabilidad europea y la Paz Mundial.

Una cruenta agresión que no debemos olvidar, y que cumple ahora 800 días.

El 24 de febrero de 2022 los relojes se pararon en Ucrania. La vida de sus 43 millones de habitantes se rompió para siempre cuando los tanques de Putin cruzaron la frontera, y los primeros proyectiles rusos comenzaron a caer en sus ciudades -sobre barrios residenciales, sobre bloques de viviendas, sobre puentes y hospitales, sobre plazas y escuelas- sembrándolas de fuego, muerte y terror.

Lo que Putin esperaba era una guerra relámpago, con sus tanques llegando rápidamente a Kiev y deponiendo al gobierno para sustituirlo por otros títeres que devolvieran a Ucrania a la órbita de Moscú. Pero el segundo ejército más poderoso del mundo mordió el polvo, encontrándose con la fiera determinación del pueblo ucraniano, que fue capaz de desbaratar su ofensiva inicial, obligando a los rusos a cambiar de estrategia y retirarse. No sin antes cometer atrocidades que ya han pasado a los anales de los horrores imperialistas, como la masacre de Bucha, donde los soldados rusos torturaron y asesinaron -sin más motivo que la saña y la crueldad gratuita- a 420 civiles.

Putin entonces pasó a centrarse en ocupar el este y el sur del país, desplegando ya una nueva versión de la «Doctrina Grozni» -la utilización del bombardeo masivo contra las ciudades, para obligar a la población y los defensores a rendirse por el terror y la desesperación- en localidades como Mariúpol, e imponiendo un régimen de terror en las cuatro provincias conquistadas, que fueron anexionadas al territorio ruso.

En el primer año de guerra, las fuerzas ucranianas fueron capaces de pasar a la contraofensiva y recuperar grandes áreas en el Donbás, reconquistando incluso la ciudad de Jersón. Pero entonces la guerra se estancó, los rusos fortificaron enormemente sus posiciones… y el apoyo militar de EEUU a Ucrania comenzó a enfriarse primero y paralizarse después, llegando incluso a expresarse voces dentro de la OTAN o del establishment de Washington que hablaban de empujar a Kiev a aceptar el chantaje de Putin de “paz por territorios”.

Ucrania: una guerra en carne viva

Cuando están cerca de cumplirse 800 días desde que Putin ordenara la invasión, los bombardeos rusos han dejado al menos 30.000 víctimas civiles, entre muertos y heridos, y seis millones de personas refugiadas, en un país con más de 43 millones de habitantes.

Al menos 546 niños han muerto en Ucrania y 1.319 han resultado heridos de diversa consideración a consecuencia de la agresión militar de Rusia contra este país que comenzó el 24 de febrero de 2022, según datos publicados hoy por la Fiscalía ucraniana.

Solo en la primera semana de mayo, el ataque de un misil ruso al castillo de Odesa -un objetivo no militar, que alberga una escuela de derecho- mataba a cinco personas y hería a 28. El ataque fue llevado a cabo con un misil balístico Iskander con munición de racimo en la ojiva. Buscaban el mayor número de víctimas.

Al día siguiente de hablar de cooperación y paz, Rusia lanzaba un nuevo ataque masivo con más de 50 misiles contra el sistema energético ucraniano, impactando en seis regiones distintas del centro, el sureste y el oeste de Ucrania.

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