Putin desafía el escudo antimisiles de EEUU

El anuncio de una nueva generación de proyectiles atómicos por parte del Kremlin ha causado alarma en Washington y en las cancillerías europeas.

En la cuenta atrás de las elecciones presidenciales del 18 de marzo, donde parte como favorito indiscutible para seguir dirigiendo los destinos de Rusia hasta 2024, Vladimir Putin lanzó un discurso en el que presentó las nuevas armas que el Kremlin ha desarrollado frente al escudo antimisiles de EEUU.

«Pedimos durante mucho tiempo a los estadounidenses que no se salieran del acuerdo [sobre misiles antibalísticos (Tratado ABM), firmado en 1972 entre Nixon y Breznev] y no rompieran el equilibrio estratégico, pero sin éxito. EEUU abandonó en 2002 el tratado de forma unilateral”, dijo Putin ante su audiencia en el Kremlin, refiriéndose a la decisión de la administración de G.W Bush de crear un sistema de satélites militares -el escudo antimisiles- capaz de destruir en vuelo cualquier proyectil lanzado sobre EEUU. «Nadie nos ha escuchado. Ahora lo harán», advirtió.

Como si de un muestrario de proyectiles de destrucción masiva se tratara, el presidente ruso fue enseñando las nuevas flechas de su arsenal atómico.: misiles hipersónicos capaces de volar a varias veces la velocidad del sonido, imposibles de destruir por los sistemas antimisiles actuales; submarinos nucleares no pilotados y sigilosos; misiles de crucero que, gracias a su propulsión nuclear, serían capaces de mantenerse en el aire indefinidamente; proyectiles de trayectorias impredecibles para los sistemas antibalísticos…

El anuncio del Kremlin levantó ampollas en los despachos de EEUU y de la OTAN. Donald Trump, y la canciller alemana, Angela Merkel, expresaron su «preocupación» por los nuevos planes armamentísticos rusos en una conversación telefónica que mantuvieron. El Departamento de Estado ha lamentado que la exhibición de fuerza del presidente ruso fuese acompañada de un vídeo que reproducía al detalle un ataque sobre EEUU.

Otra cosa es cuánto tiene de real y cuánto de propagandístico el anuncio de Putin. Numerosos expertos en Defensa han dicho que muchos de los proyectiles de Putin están aún en fase de prueba. E incluso aunque las desarrollen, el considerable poderío militar y el gigantesco arsenal atómico de Rusia -que rivaliza en número de ojivas con el de EEUU- es apenas la doceava parte del gasto de defensa del Pentágono. Solo el aumento de 74.000 millones de dólares en gasto militar decretado por Trump para 2019 supera todo lo destinado a Defensa por Rusia.

La portavoz del Pentágono ha dicho que «no están sorprendidos» por el anuncio de Putin, y que aunque Rusia haya «apretado el acelerador nuclear», en realidad no cambia nada sustancial en la correlación de fuerzas. Como dice el Washington Post, «los nuevos misiles de Putin probablemente podrían alcanzar a EEUU”. Pero -a pesar del escudo antimisiles- “los viejos también podrían hacerlo».

La carreras armamentísticas de Trump y Putin son una amenaza a la paz mundial. A diferencia de la emergencia del resto de los BRICS, basada en un desarrollo económico pacífico, Rusia compensa sus insuficiencias en el PIB -es la décima economía mundial- con un enorme poder militar que usa crecientemente y sin contemplaciones -fiel a su negra herencia como sucesora de una superpotencia hegemonista, la URSS- allí donde sus intereses lo exigen.

Pero más allá de eso, la bravata misilística del Kremlin es una expresión más de los profundos cambios en el orden mundial, causados por el declive de la hegemonía norteamericana. El viejo orden mundial unipolar se agosta al mismo ritmo que surge un nuevo orden multipolar, donde la Rusia de Putin busca volver a ser una de las naciones decisivas, uno de los jugadores activos determinantes. Hace una década y media parecía impensable que Moscú volviera a ser un actor de peso en áreas como Oriente Medio. Hoy eso es tan real como el ocaso de Washington.

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