El escándalo del clan Pujol -proporcionado por los servicios de inteligencia españoles y hecho público por el gobierno en el momento que han valorado como más oportuno- ha sacado a la luz el sistema clientelar de corrupción en que han estado basados los gobiernos de Pujol a lo largo de casi 25 años.
Los miles de millones acumulados por los Pujol revelan un organizado y extenso sistema mafioso incrustado en las instituciones de la autonomía catalana, y extendido desde ellas a todas las esferas de la sociedad. Un corrupto como Bárcenas, puede robar 50, 70 o 100 millones de euros. Pero para acumular la fortuna de miles de millones que mueven los Pujol (entre 1.800 y 3.000 millones, según los informes policiales, todavía incompletos, al juez Ruz) es necesario que exista una enorme trama corrupta que, recorriendo de arriba abajo sus gobiernos, consellerias, departamentos, etc. se haya estado dedicando durante años y años al robo, la extorsión y el saqueo del pueblo catalán. «Los miles de millones acumulados por los Pujol revelan un organizado y extenso sistema mafioso» A pesar de la gravedad de los hechos, el caso Pujol es sólo una de las municiones de grueso calibre que el Estado se guarda en la recámara para usarlas si es necesario. Y que, entre otras, apuntan directamente al propio Mas como administrador de las comisiones ilegales del 3% que CiU cobraba por adjudicar contratos públicos, a Felip Puig, otro de los hombre fuertes de CiU, con dos hermanos relacionados con el blanqueo de dinero de los hijos de Pujol o a la mismísima Assemblea Nacional de Catalunya -ANC, la entidad organizadora de las dos últimas Diadas independentistas- en la que se han detectado contribuciones de ciudadanos que suman 1,5 millones de euros y que no han sido declarados.Como herederos políticos de Pujol, su obligada confesión ha supuesto un durísimo golpe a los sectores más rabiosamente independentistas de la cúpula de CiU, multiplicando las contradicciones en su seno. Muchos de los máximos dirigentes de Unió Democrática de Catalunya han hecho pública su negativa a la celebración de la consulta si, como es previsible, el Tribunal Constitucional la declara ilegal, posición a la que se han sumado ya abiertamente algunos dirigentes de Convergencia. Mientras tanto, el líder de Unió, Durán i Lleida ha iniciado una serie de movimientos que pueden desembocar en la formación de un nuevo partido de centro catalanista tras el 9-N, desligado definitivamente del partido de Pujol y Mas.Al mismo tiempo, las fuerzas catalanas y del resto de España opuestas a la consulta cierran filas y se han lanzado a una ofensiva que PP y PSOE tratan de capitalizar. El PP proponiendo -en una maniobra política y propagandística- un frente electoral común antisoberanista ante la posibilidad de que Mas, en una huida hacia adelante, convoque elecciones anticipadas, intentando darles un carácter “plebiscitario” si es capaz de llegar a alguna fórmula de pacto o acuerdo entre todas o algunas de las fuerzas favorables al proceso soberanista. Propuesta de frente común que, a excepción de UPyD, ha sido de inmediato rechazada por el resto de fuerzas por distintas razones. Unió le ha recordado al PP que ellos son “favorables a la consulta”. El PSC en nombre de que es errónea una política de “frentes” que “polarice” a la sociedad catalana. Y Ciudadanos afirmando que de ninguna manera van a ir coaligados electoralmente con “el partido de Bárcenas o el de los ERE” y que, en todo caso, lo que sí están dispuestos es a llegar a un acuerdo pos-electoral para la formación de “un gobierno constitucionalista” en Cataluña.El PSOE, tras la entrevistas de Pedro Sánchez con Artur Mas -donde le propuso renunciar a la consulta a cambio de trabajar conjuntamente por una reforma constitucional en sentido federal-, y utilizando al PSC como ariete, multiplica sus contactos de acercamiento a Unió, al tiempo que maniobra para darle a Artur Mas una salida política, ofreciéndole su apoyo parlamentario para intentar llegar al final de la legislatura sin convocar elecciones anticipadas tras la no celebración de la consulta. Elecciones que podrían suponer un auténtico descalabro para Convergencia y la transformación de ERC en el partido más votado en Cataluña. Las dificultades reconocidas por los propios organizadores para movilizar un volumen de manifestantes para la próxima Diada similar al del año pasado pone de manifiesto el choque abrupto que para centenares de miles de catalanes de buena fe, que habían confiado hasta ahora en la honradez desinteresada de la deriva soberanista de Pujol y la cúpula de CiU, ha supuesto el escándalo Pujol. «Parece descartado que el 9-N vaya a celebrarse de ninguna manera la consulta» Si bien es previsible que una parte de ellos engrosen, al menos coyunturalmente, las filas de votantes de ERC, también lo es que otra parte cualitativamente importante se desenganche del proceso soberanista y busque cobijo o bien en la abstención o bien en otras fuerzas de derechas como el PP o moderadamente catalanistas como Unió (si finalmente se rompe la coalición) o el PSC. Las encuestas de este mismo fin de semana lo corroboran. Hasta el 70% de los catalanes son ahora contrarios a que se celebre la consulta si es declarada ilegal. Y el 55% es partidario de que Mas dimita inmediatamente por su relación con el caso Pujol.En estas nuevas condiciones creadas a partir del estallido del caso Pujol, parece descartado que el 9-N vaya a celebrarse de ninguna manera la consulta, ya sea legal o ilegalmente. La derrota, en este primer pulso, del órdago soberanista lanzado por Artur Mas hace ahora dos años es una buena noticia, en tanto que objetivamente permite fortalecer la unidad del pueblo de las nacionales y regiones de España al debilitar y hace retroceder a la principal fuerza que durante este tiempo ha estado provocando la división y el enfrentamiento. Sin embargo, debemos de ser conscientes de que este triunfo sobre las fuerzas más reaccionarias del independentismo tiene un punto débil. Es la clase dominante española, la oligarquía financiera y sus aparatos de Estado quien ha llevado la dirección y el peso principal de la batalla. Buscando y logrando además el apoyo de las principales potencias imperialistas, en particular de EEUU que no desea ningún tipo de amenazas de ruptura en un país al que quiere convertir en peón y plataforma de primer orden en el terreno político-militar. Mientras que el proletariado y las clases populares -en buena medida desorientadas, confundidas y divididas ante la naturaleza del órdago soberanista de Mas- hemos ocupado un papel secundario y a remolque. Y esta es una deficiencia que debemos resolver con urgencia. Las heridas, enfrentamientos y divisiones abiertas por Mas y su proyecto en el seno del pueblo catalán, y de éste con el del resto de España, no las van a cerrar las fuerzas de la oligarquía y el imperialismo, sino una línea popular y patriótica, capaz de señalar con claridad a los verdaderos enemigos y saber unir en un mismo frente de lucha a los auténticos amigos, el 90% de la población de Cataluña. Construir esta alternativa trabajando por crear una plataforma unitaria que permita hacer aflorar la enorme multitud de organizaciones, colectivos y personalidades que desde posiciones de izquierdas se oponen al independentismo, levantarla como polo de referencia en ligar la defensa de los intereses populares con la unidad de todo el pueblo de la nacionalidades y regiones de España y aumentar las filas del partido que nos proponemos encabezar esta línea son las tareas más urgentes que tenemos ante nosotros el proletariado y las clases populares catalanas.