El expresident catalán, Carles Puigdemont, huido a Bélgica tras el 1-O, ha sido detenido en el aeropuerto de la isla italiana de Cerdeña, donde el dirigente independentista se había dirigido para asistir a un encuentro, al activarse una orden internacional de captura dictada por el Tribunal Supremo.
Puigdemont llevaba cuatro años fugado de la Justicia española, cuando huyó de España tras la celebración del 1-O y la fugaz Declaración Unilateral de Independencia en octubre de 2017. Su capacidad de determinar la política catalana había ido languideciendo conforme el procés había sido derrotado por la fuerza de una mayoría social catalana que ha rechazado -en las calles y en las urnas- la vía unilateral y de choque frontal con el Estado que él y JxCat representa. Tras la salida de Quim Torra -su vicario- de la Generalitat, su influencia hasta el momento actual había devenido en casi nada.
El expresident ha sido arrestado nada más bajar del avión. Desde julio, Puigdemont ya no contaba con inmunidad parlamentaria. ElTribunal General de la Unión Europea había rechazado el 30 de julio la petición de medidas cautelares contra la suspensión de su inmunidad, valorar que la euroorden en su contra no estaba vigente, pero fuentes del Tribunal Supremo han asegurado que la euroorden contra Puigdemont nunca se desactivó. La orden fue dictada por el juez instructor de la causa del procés, Pablo Llarena, el 14 de octubre de 2019 cuando el Supremo condenó por sedición a los líderes del proceso soberanista catalán que se pusieron a disposición de la justicia.
Se abre ahora un litigio legal -sobre si la orden de detención contra Puigdemont estaba vigente, o sobre si se ha reactivado- que será determinante para que finalmente se produzca una eventual extradición a España del líder independentista.
Un hecho inesperado que tensiona el tablero político, en Cataluña y en España
La detención de Puigdemont es un «cisne negro», un acontecimiento completamente inesperado con una fuerte capacidad de impacto sobre otros muchos temas y asuntos de la política actual.
Más allá de cómo se desarrolle el proceso legal-judicial en Italia, este hecho va tener inmediatas repercusiones en Cataluña y el resto de España
Primero, va a tensionar -aún más- la difícil convivencia entre las dos fuerzas independentistas que hoy forman el Govern, ERC y JxCat. Los sectores más rupturistas del procesismo, representados por los ex-convergentes de JxCat y por la «caverna de Waterloo», ya no tienen la hegemonía del campo independentista, y su influencia está seriamente deteriorada. Puigdemont llevaba años languideciendo en Bélgica y su voz era cada vez menos tenida en cuenta. Su detención y eventual extradición vuelven a relanzarlo como una figura relevante, y sobre todo da oxígeno a su discurso victimista.
En un momento en el que se había puesto en marcha la mesa de diálogo entre Generalitat y Moncloa, en el que la vía del diálogo -que defienden tanto ERC como el gobierno de coalición- estaba avanzando dejando arrinconada la línea del enfrentamiento y la unilateralidad defendida por JxCat, la detención del expresident da alas al discurso de los sectores independentistas que tratan de sabotear la vía posibilista y pactista de ERC y Aragonés.
Segundo, va a tensionar las relaciones entre la Generalitat y el gobierno de coalición. Si bien la orden de detener a Puigdemont procede de un poder independiente al Ejecutivo -el Tribunal Supremo- y supone un contratiempo a la línea de distensión que defiende Pedro Sánchez, ERC está obligada a endurecer su discurso «contra la represión del Estado», tanto como Moncloa obligada a acatar la acción de la Justicia.
Hay que ser cautos y habrá que ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Aunque vienen dias y semanas donde van a haber momentos de tensión y cruces de declaraciones entre la Generalitat y Moncloa, no es previsible que la detención de Puigdemont provoque un tsunami político que acabe hundiendo la mesa de diálogo y el entendimiento entre ERC y el Gobierno central.
Tercero, este cisne negro a llenar de bronca el tablero político nacional, ya suficientemente lleno de tensión. Va a poner de primer plano un asunto -el del procés y los «presos políticos»- que ya estaba desinflándose. Una confrontación que beneficia a PP y Vox tanto como a los sectores más ultramontanos y rupturistas del independentismo (JxCat), que tratarán de alimentar una dinámica de enfrentamiento y ruido para sacar réditos políticos.
Carlos dice:
Este video no tiene nada que ver, pero es que quiero dedicárselo a David, un amigo GEO de mi pueblo https://youtu.be/0F4wntZ3r5E
Carlos dice:
Hala, a cascarla. Bien por los jueces. Como decía el imbecil de Pablo Iglesias (cometelo Errejon. Menos mal que en Podemos tenemos a gente súper-válida como Yolanda Díaz) «la excarcelacion de Otegui es una buena noticia para todos los demócratas»,. Pues yo digo al revés «la encarcela ión de Puigdemont es una buena noticia para todos los demócratas y los españoles»