Comunicado de las FARC a la Cumbre de las Américas

¿Pude haber luz al final del Túnel?

En un comunicado publicado en la página de Internet de la Agencia de Noticias Nueva Colombia (ANNCOL), con el tí­tulo Saludo de las FARC a la V Cumbre de las Américas, la guerrilla se dirige a los presidentes de los 35 paí­ses que asistirán a la cumbre, y que supondrá el primer encuentro formal entre el estadounidense Barack Obama y los mandatarios de América Latina, para que «los nuevos vientos que pregonan la solución diplomática de diversos conflictos alcancen esta parte del mundo».

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han edido este miércoles a los lí­deres que asistirán a la V Cumbre de las Américas, que se celebrará este fin de semana en Trinidad y Tobago, que contribuyan a la búsqueda de un camino que lleve «a la superación del conflicto colombiano» y «a la concreción de un acuerdo humanitario», refiriéndose a la veintena de rehenes que pretende canjear por un millar de miembros de su organización presos en diversas cárceles de Colombia, algo a lo que el Gobierno de Álvaro Uribe se ha negado hasta ahora.El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y su homólogo colombiano, Álvaro Uribe, firmaron este martes cinco convenios comerciales y se comprometieron a trabajar en una agenda común para normalizar las relaciones entre los dos paí­ses. Tras una reunión de casi tres horas en la sede presidencial de Miraflores, ambos Jefes de Estado firmaron los acuerdos económicos y dieron una rueda de prensa en la que intentaron sortear las preguntas incómodas. Obviamente, ninguna era de economí­a.Uribe sostuvo que para negociar la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) deben «cesar las actividades criminales» al menos por cuatro meses. «Aquellos que quieran la paz que cesen sus actividades criminales por cuatro meses. No exigimos que se empiece con el desarme y la desmovilización, esos son puertos de llegada», dijo.Chávez, por su parte, consideró justa esta «ruta para la paz» marcada por el presidente colombiano, y agregó que él no es «aliado de las FARC, ni las apoyo, pero tampoco soy su enemigo».»Yo creo que es justo, que las FARC tomen nota de esto. Venezuela está lista para, a pesar de los pesares, ayudar en este esfuerzo de búsqueda para la paz», dijo. Chávez también remarcó que «nuestro Gobierno no apoya ningún movimiento armado o violento, ni en Colombia, ni en ningún otro lado del mundo».Uribe y Chávez protagonizaron una álgida disputa en marzo del año pasado, cuando el ejército colombiano abatió en Ecuador al jefe guerrillero de las FARC, Raúl Reyes. Ambos lí­deres cortaron relaciones diplomáticas, intercambiaron descalificaciones, e hicieron sonar hasta tambores de guerra. «¿Guerra entre nosotros? Eso serí­a lo último. Esto hay que solucionarlo», declaró Chávez este martes sobre un diferendo limí­trofe en las aguas del Golfo de Venezuela, que durante dos décadas ha marcado la relación entre los dos paí­ses.Desde la muerte de Reyes y «Tiro Fijo» dos de sus principales dirigentes, parece que las FARC, se posicionan por el abandono de la lí­nea social-fascista, que los alejaba cada vez más de la sociedad colombiana hastiada por años de guerra. La nueva dirección parece que abogarí­a por una salida hacia un proyecto polí­tico y el abandono de las armas. Es pensable que esta posibilidad haya sido contemplada ya desde hace un tiempo y que la liberación de secuestrados desde hace un año coincida con esta nueva voluntad polí­tica. Las elecciones en Colombia y sobre todo las nuevas exigencias de Washington, parece que están detrás de este tí­mido cambio de posición en el gobierno de Uribe. Un camino difí­cil para Uribe y la clase oligárquica Colombiana que durante años han vivido de el paramilitarismo y la guerra, utilizado sobre todo para eliminar cualquier conato de oposición, movimiento social o sindicato en Colombia. El Veremos si los cantos de sirenas venidos desde Washington, en sus desacuerdos con la lí­nea militar de Uribe y el caso de los llamados» falsos positivos». Los demócratas exigen al gobierno colombiano que lime las arista más agresivas de su régimen (desapariciones de sindicalistas, apoyo a los paramilitares, implicaciones con narcotráfico…). Puedan ser el preámbulo de un cambio de estrategia en Colombia.

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