Cargando...
La supresión de las cuotas comunitarias en 2015 fuerza una reestructuración ¿Pero hacia dónde? Para el 16 de abril el sector realizará una gran manifestación en Madrid. Exigen una salida viable a su situación, ante la que los planes del ministerio resultan totalmente insuficientes. El plan del ministerio cuenta con sólo 60 millones de fondos comunitarios pero su principal problema reside en que no frena la voracidad de las multinacionales agrícolas.
En la actualidad, el sector lechero en Esaña se hunde en la destrucción por la comercialización de la leche de otros países a precios más bajos, con la consiguiente caída de los precios de la producción para los ganaderos nacionales, incluso por debajo de su coste de producción. ¿Quién juega “sucio” con los precios de la leche en nuestro país? Un puñado de grandes superficies, multinacionales alimentarias, que dominan casi por completo la distribución y los precios del mercado de los alimentos. El plan del Ministerio, dotado con 60 millones de euros, pretende unas explotaciones más “competitivas” tanto por su volumen de producción como de la calidad de la oferta. Muy bien. Pero sin poner freno a las voracidad de las multinacionales que imponen los precios, por debajo incluso del coste de producción, esta medida no valdrá absolutamente de nada. Por ello las organizaciones agrarias denunciaron que la utilización por parte de las grandes cadenas de distribución de excedentes a bajo precio de Francia, Portugal y Alemania para sus marcas blancas ha desplazado las principales marcas de leche españolas, que tienen “serias” dificultades para vender su producción, aunque el precio esté “prácticamente por los suelos”. Según las cifras, esta situación conduce a que unas 25.000 explotaciones lácteas de nuestro país estén en grave riesgo de quiebra, ya que el 75% de ellas está vendiendo su leche por debajo de los costes de producción y entre 4.000 y 5.000 se encuentran al borde de la desaparición. Contradictoriamente, España tiene una cuota de producción de sólo 6,23 millones de toneladas frente a una demanda de leche y productos lácteos de casi nueve millones de toneladas, diferencia que se cubre con importaciones. Aquí lo que hay que ponerle freno es a las multinacionales alimentarias y el gobierno lo sabe de sobra.