Tras más de 250 días de lucha, tras muchas frías noches de acampadas en invierno, o de jornadas abrasadoras al sol veraniego en Palma del Rio (Córdoba), los obreros de Zumosol tienen en sus manos una primera y esperanzadora victoria. En una sentencia que no admite recurso, el Tribunal Supremo ha fallado que el segundo ERTE que la empresa obligó a firmar a los trabajadores es ilegal, y condena a los actuales propietarios a abonar a los trabajadores seis nóminas, las que van del mes de abril al de octubre de 2021.
Una victoria fruto de la organización y de la lucha de los 38 trabajadores de Zumosol, que con el apoyo de sus familias, de toda la Comarca y de las muestras de solidaridad de toda España, han mantenido y ganado el pulso a la empresa. Los obreros, que mantendrán la acampada en las instalaciones de Zumosol, no dan aún la lucha por ganada, pero esta primera victoria legal les da fuerza para continuar.
El Tribunal Supremo ha desestimado el recurso de casación interpuesto por la compañía sobre la decisión el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que mandó anular el ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) ejecutado por la empresa, por no ser ajustado a derecho.
El Alto Tribunal sentencia que los 38 obreros, que llevan acampados en las instalaciones de la fábrica desde el 10 de diciembre de 2021, deben percibir los salarios de los seis meses que estuvieron en ERTE de forma irregular, es decir, desde abril a octubre del año pasado. La empresa les adeuda varios salarios más, y además de exigir todo lo que se les debe, los trabajadores piden que se consideren improcedentes sus despidos, para que puedan exigir indemnizaciones a una empresa que les ha generado un agujero enorme en sus economías familiares.
Además, la plantilla sostiene que la fábrica es rentable y competitiva, e instan a su reactivación, recuperando el empleo para sus trabajadores y para la comarca. Por eso han decidido continuar con la acampada y el resto de acciones reivindicativas. Pero aunque no sea el triunfo definitivo, esta primera victoria ha sido recibida con alegría por los 38 de Zumosol.
Zumosol, una historia que se repite
En las décadas de los 90 y de los 2000, cuando la marca saltó a la fama por sus campañas publicitarias («el primo de Zumosol»), la fábrica de Palma del Rio llegó a emplear de forma directa a 200 trabajadores y a ser uno de los centros productivos de zumo y embotelladoras más grandes de toda Europa.
Pero en 2012 la marca, perteneciente al Grupo Pascual, fue comprada por Zumos Palma S.L que, al calor de la Reforma Laboral de Rajoy, acometió una profunda reorganización de la plantilla, introduciendo las subcontrataciones, despidiendo trabajadores, precarizando el empleo y deteriorando el proceso productivo. Los dos centenares de obreros en nómina quedaron reducidos a 38 trabajadores en exprimido y 60 en embotellado. Un poco más tarde, la fábrica caería en manos del fondo de inversión turco Toksöz. que vendió la planta de envasado a LGCFruit, cuyos trabajadores -como sus compañeros de la planta de exprimido- también llevan en huelga indefinida desde mayo.
Entonces llegó la pandemia, y los dueños turcos encontraron en los ERTE un mecanismo para seguir exprimiendo zumos a la par que a sus trabajadores. El primer ERTE duró cinco meses, pero al poco de reanudar la actividad, los ejecutivos de Toksöz declararon otro ERTE -el que ahora ha sido declarado ilegal por el Supremo- hasta octubre de 2021. A pesar de que las «razones económicas» esgrimidas por la empresa eran totalmente injustificadas, las administraciones hicieron la vista gorda, hasta que los trabajadores denunciaron y el Tribunal Supremo de Andalucía les dio la razón.
Para rizar el rizo de la injusticia, en noviembre de 2021 Zumos Palma subcontrató la fábrica a una empresa falsa, Cegeplas. En mitad del proceso de traspaso, a las tres semanas, Cegeplas alegó errores en el contrato, dejando en un limbo legal -dándolos de baja sin mediar despido ni indemnización – durante ocho meses a los 38 trabajadores de la exprimidora.
«Nos encontramos con que no trabajábamos para ninguna de las dos empresas, pero que tampoco nos habían despedido de ninguna. Habían anulado el alta de la Seguridad Social de Ceplegas y nos dejaron en un limbo legal. Todo estaba orquestado y tenían una hoja de ruta con los pasos que iban a seguir», contaba a De Verdad Fernando Trujillo, uno de los 38 trabajadores de Zumosol.
La práctica de Toksöz a través de la pantalla de Ceplegas es algo que lamentablemente forma parte del modus operandi cuando las grandes empresas cambian de manos: contratar a una “empresa liquidadora” para deshacerse de la plantilla y no pagar la indemnización por despido.