Miles de personas acudieron el domingo a la primera manifestación de Galicia Bilingüe para reivindicar libertad lingüística en Galicia. Hemos conversado con Gloria Lago, su presidenta.
DVd: ¿cómo valoráis, al margen de los incidentes, la asistencia y el ambiente de la manifestación del domingo asado?GL: Es nuestra primera manifestación grande. El ambiente era realmente impresionante, porque con los pocos medios que nosotros tenemos nos parecía muy difícil movilizar a la gente un domingo de lluvia en Santiago. Pero, para nuestra sorpresa la gente empezó a acudir y conseguimos llegar a Quintana a pesar de todo. Las personas que estaban allí tenían unas ganas contenidas de gritar la palabra libertad. No necesitamos ni siquiera transmitir ninguna consigna. Preparamos unos megáfonos y no los necesitamos, porque en ningún momento La gente paró de corear consignas a favor del bilingüismo, a favor de la libertad. Había muchísima emoción. Había personas de todas las edades y de ambientes sociales diferentes, pero estaban unidas y muy emocionadas. Incluso al final yo había preparado un pequeño discurso y pensaba que tal vez, como era más largo que un manifiesto que se suele leer en las manifestaciones, era demasiado extenso pero me di cuenta que la gente se había quedado con ganas de más, la gente se quedó un rato coreando y aplaudiendo. La verdad es que fue una experiencia para no olvidar. Por los correos que hemos recibido de las personas que acudieron, lo vivieron como una jornada única, para recordar siempre.DVd: ¿Habéis percibido un cambio en la conciencia de la gente sobre que los principales abanderados de las políticas nacionalistas son los gobiernos locales del PSOE? GL: El electorado gallego está percibiendo que en el tema lingüístico votar al PSOE es votar al BNG; que el PSOE no se plantea gobernar con el Partido Popular y por tanto un voto al PSOE es un voto a la imposición lingüística, porque conducir a la sociedad gallega al monolingüismo es uno de los objetivos clarísimos del Bloque y es algo para ellos irrenunciable. De manera que cualquier pacto con ellos pasa por acatar con que Galicia debe de acabar siendo un territorio monolingüe. Educación y la Secretaría General de Política Lingüística están ahora mismo en manos de socialistas, de personas dirigidas directamente por Tourniño. Sin embargo hemos padecido la imposición en la enseñanza y en otros aspectos sociales de una forma feroz. Hace dos o tres semanas la consejera de educación de Touriño, no contenta con hacer desparecer de la enseñanza el castellano como lengua vehicular, le prohibió expresamente a un grupo de padres que se dirigieron a ella, la posibilidad de que los niños pudieran siquiera usar oralmente el castellano para hacer preguntas, con los exámenes o con el material escolar.DVd: ¿Por qué?GL: Habíamos conseguido presentar unas solicitudes para que a una madre se le reconociera ese derecho. Se lo reconoció un inspector de educación y fue ratificado por el delegado provincial de La Coruña. Animados por esa situación, 2000 padres más, asesorados por nosotros hicieron lo mismo y saltaron todas las alarmas en la consejería. Directamente, hizo llegar a varios padres la negativa. Touriño está decidido a eliminar el castellano de la enseñanza, está clarísimo.DVd: ¿Por qué el PP apoya aquí en Galicia pero no acudió a la manifestación de Ciutadans en Barcelona?GL: En esto soy optimista. Cuesta mucho vencer inercias de hace años, formas de actuar enquistadas que son la tónica de todos los partidos en España. Tengo la esperanza de que el PP mejore y, creo que no me equivoco. Se va a dar cuenta de que no es una cuestión electoral sino de justicia. Hay que animarlos a dar pasos adelante y ayudarles a reconocer los errores. En su momento se aprobaron textos con buena voluntad pero que han dado lugar a esta situación y hay que cambiarlos. Esto no se puede conseguir de la noche a la mañana. Tenemos que conseguir una legislación homologable a la de cualquier país europeo con más de una lengua oficial. Una política de libre elección.DVd: Se os criticad de que eso es segregar a los niños…GL: En estos momentos en Galicia se utiliza mucho la palabra segregación para definir lo que sería la libre elección de la lengua vehicular que es lo que nosotros proponemos. Cuando no puedes contraargumentar tienes que reducir a términos peyorativos para degradar al que hace una petición. Segregar es separar a las personas en contra de su voluntad. Dejar elegir es otra cosa. Llaman segregacionistas a gobiernos de Reino Unido, Finlandia, Eslovaquia. Incluso, como decíamos en el manifiesto, al mismísimo Nelson Mandela. En los países donde los padres eligen la lengua vehicular, o los alumnos si tienen edad suficiente, están contentos porque estudian la lengua que creen mejor o en la que quieren estudiar. Y no se sienten segregados. Lo que ocurre aquí es una clarísima discriminación porque hay niños que estudian en su lengua materna y otros no. Es una palabra dura pero es la verdad.DVd: En tiempos de crisis, ¿se está despilfarrando dinero en promoción de la identidad y la lengua?GL: A nosotros nos parece bien que se promocione el gallego. Algunas campañas de promoción son un escándalo porque es dinero tirado. Más que eso me preocupa que se utilice el dinero para crear personas apesebradas. Crean una cultura de pesebre. Están creando un sector social que vive del gallego. Vive de hacer producciones, de dar cursillos o escritores que pueden acceder a un mundillo al que de otra forma no tendrían acceso. Estas personas son peligrosas porque a cualquiera que quiera poner en cuestión la política lingüística lo atacan, porque tienen acceso a tribunas de periódicos por ejemplo. Nos está ocurriendo a nosotros. Se convierte en un enemigo que está ahí y ha crecido con el dinero de todos. El despilfarro es sólo dinero que se pierde, pero esto es más grave porque te hace perder libertad. DVd: Hablando de libertad. Movilizarse por el bilingüismo en Cataluña y Galicia puede ayudar a que lo haga también el País Vasco…GL: En el País Vasco hay una plataforma por la elección lingüística que trabajan muchísimo. Pero en el País Vasco hay una situación de miedo. Aquí ha sido duro, allí son palabras mayores.