«La caldera ibérica está tan caliente, tan entreverada de rumores, tan cabreada, que desde hace semanas por las oficinas bancarias desfila un río de gente preguntando qué pueden hace con su dinero para sacarlo fuera. Lo peor, con todo, es la sensación de desconcierto en que navega el Gobierno. Su falta de expertise es tan grande, la improvisación tan notoria, que sus errores se acumulan en cadena acuciado por la necesidad de tapar una chapuza con la siguiente»
Si no quiere acabar con su carrera olítica antes de tiempo, Blanco necesita marcar distancias y articular un discurso propio. No puede convertirse en un calco de Zapatero, en una copia en sepia del de León si bien con más entusiasmo. El caso es que en los últimos días el lenguaje del lucense parece haber cambiado de rumbo de forma un tanto drástica. El ministro cuenta en su Grupo Parlamentario con un grupo de fieles con quienes se reúne a almorzar de forma periódica en Sepúlveda, gente joven que reniega de las ensoñaciones de ZP y desde hace meses viene reclamando no solo la necesidad de ajustar los PGE, sino de adoptar reformas estructurales básicas. El propio líder del grupo se encargó hace tiempo de advertirles que “el día que veáis a Pepe Blanco criticar a Zapatero, significará que la sucesión en el PSOE ha comenzado”. Eso parece. (EL CONFIDENCIAL) LA VANGUARDIA.- No me puedo quitar una imagen de la cabeza: Zapatero, aturdido ante el puñetazo sobre la mesa de los contables alemanes; escuchando la llamada al orden del vicepresidente norteamericano Biden, atendiendo la llamada del primer ministro chino Jiabao y después la de su adorado Obama. Aznar quiso cambiar la relación de fuerzas en Europa y acabó como acabó. Zapatero quería aliar las civilizaciones y nos han mandado el Cobrador del Frac. Hay delirios que sólo se producen en España. ABC.- El Gobierno lleva ya demasiado tiempo aplazando una reforma que hoy es vital. La prioridad en este momento ya ni siquiera pasa por tratar de contener la destrucción de empleo. Sería insuficiente. La reforma que exige nuestro mercado de trabajo es tan profunda que difícilmente puede salir de las manos de un Gobierno que cada día las tiene más atadas. Sin herramientas monetarias, y agotada la capacidad de gasto público, es la reforma del mercado de trabajo la herramienta más importante, y quizá ya la única que resta a este Gobierno para evitar conducirnos, en el mejor de los casos, a un largo periodo de estancamiento económico. EL PAÍS.- La intervención de Cajasur resume las dificultades que están atascando el proceso de rescate de las cajas de ahorros y suscita muchos recelos sobre la capacidad del sistema financiero para regenerarse por el sistema de fusiones. La noticia y sus consecuencias son pésimas. Cajasur estalla en el mismo momento en que los inversores dudan de la solvencia de los activos españoles, lo cual hace temer nuevas subidas del diferencial de deuda en los próximos días; y llega cuando el Gobierno se dispone a aplicar un drástico recorte del gasto. La moraleja, vista desde la calle, es sencilla: mientras los parados, los pensionistas y los funcionarios pagan las consecuencias de la crisis, el Consejo de Cajasur carga sobre el Estado la factura de su incompetencia. Opinión. El Confidencial Presidente José Blanco Jesús Cacho (…) La caldera ibérica está tan caliente, tan entreverada de rumores, tan cabreada, que desde hace semanas por las oficinas bancarias desfila un río de gente preguntando qué pueden hace con su dinero para sacarlo fuera. “Todos se excusan y aclaran”, aseguraba este viernes a un grupo de periodistas de El Confi un banquero madrileño, “que lo quieren hacer dentro de la legalidad y pagando sus impuestos, pero demandan cómo les puedes ayudar, en qué podrían invertir, dónde lo harían. Calculo que de los que preguntan solo una cuarta parte se decide a moverlo, pero, en definitiva, lo que está ocurriendo pone de manifiesto la tremenda inquietud de la gente”. Sensación de que el mal ya está hecho y solo cabe apechugar con las consecuencias. Toca pagar la cuenta de la descabellada política de gasto público puesta en marcha por Rodríguez Zapatero para taponar las vías de agua de una crisis que había negado con vehemencia durante casi dos años. Resulta que el cuantioso déficit engendrado en arreglar aceras y comprar votos no ha servido para reactivar la economía y mucho menos para frenar la caída del empleo. La deriva es conocida, pero no por eso deja de ser necesario insistir en ella. En apenas dos años España pasó de un superávit presupuestario del 2,2% a un déficit equivalente a 11,4 puntos del PIB, en una alocada carrera hacia el precipicio de la quiebra. Es la velocidad a la que ha crecido esa deuda, más que su porcentaje sobre el PIB, lo que ha resultado espectacular: nada menos 313.000 millones de euros en un par de años, 2008 y 2009, bienio al final del cual el paro rebasa ya el 20% de la población activa, y la crisis se ha llevado por delante a más de 141.000 empresas inscritas en la Seguridad Social. Gasto improductivo (…) La pasta se ha ido en planes que no han servido para enderezar la situación”. Damnificados del zapaterismo por millones No han enderezado la situación, sino que la han agravado (…) Desde los tiempos de Pablo Iglesias, al PSOE siempre le ha dado buenos resultados darle caña a ricos y a curas. Solo que ahora la riqueza no está en manos de la nobleza terrateniente de antaño, de la que afortunadamente apenas queda rastro, sino que responde al trabajo de millones de ciudadanos que con su esfuerzo han acumulado un pequeño patrimonio como garantía de su vejez y aval para su descendencia. Ni que decir tiene que los ricos de verdad, las grandes fortunas españolas que tienen su dinero a buen recaudo se disponen a obsequiar al malandrín que nos preside con un monumental corte de mangas. De momento se dedican a asesorarle, caso de Emilio Botín, porque eso es gratis. Lo peor, con todo, es la sensación de desconcierto en que navega el Gobierno. Su falta de expertise es tan grande, la improvisación tan notoria, que sus errores se acumulan en cadena acuciado por la necesidad de tapar una chapuza con la siguiente. Zapatero vuela ya con plomo en las alas, y hay quien dice que está políticamente muerto (…) La figura emergente, el reemplazo, se llama José Blanco López, Palas de Rey, Lugo, 48, hijo de peón caminero y de modista, actual ministro de Fomento, cuya carrera hacia el Poder parece haber despegado en la última semana con la fuerza de un cohete. Desde el arranque de la legislatura, en medios del PSOE se daba por descontado el protagonismo de Blanco como eventual sucesor de Zapatero para el caso de que éste decidiera no volver a ser cabeza de lista. Lo ocurrido en las dos últimas semanas, sin embargo, ha dado un giro copernicano a esa percepción. Ruptura en dos fases. Cuando el pasado 12 de mayo el propio Zapatero presentó una moción de censura contra ZP, José Blanco no tuvo más remedio que arremangarse para tratar de suplir en primera persona las limitaciones de Leire Pajín. El ministro se pega entonces como una lapa al discurso del presidente, y así aparece en La Noria vendiendo demagogia a espuertas, con un lenguaje muy agresivo contra el PP. El mismo tono mantiene en la sesión de control al Gobierno del pasado miércoles, donde, en ausencia de ZP y de las vicepresidentas, se convierte en el rey del mambo. Entre ambas fechas, el omnipresente vicesecretario general del PSOE tiene respuesta para todo y para todos en defensa de los recortes sociales del Ejecutivo visitando media docena de platós de televisión y otros tantos estudios de radio, además de aparecer en entrevistas varias en prensa. Blanco actúa como Presidente alterno Pero de repente algo ocurre o alguien le aconseja un cambio de guión: la vía elegida de pegarse a ZP solo puede llevarle a hundirse con ZP. Si no quiere acabar con su carrera política antes de tiempo, necesita marcar distancias y articular un discurso propio. No puede convertirse en un calco de Zapatero, en una copia en sepia del de León si bien con más entusiasmo. El caso es que en los últimos días el lenguaje del lucense parece haber cambiado de rumbo de forma un tanto drástica. Ha empezado por alto tan elemental, y revolucionario al tiempo tratándose de este Gobierno, como contar la verdad o al menos intentarlo: España no puede mantener un nivel de inversión propio de países mucho más ricos. “Ya nada será como antes”. De ahí a anunciar que los españoles disfrutan de un Estado del Bienestar que no pueden permitirse solo hay un paso. “No hicimos mucho por atajar la burbuja inmobiliaria” (El País este viernes). Las consecuencias serán graves. “Este escenario presupuestario durará muchos años”. Sobrado de talento, como ya demostró llegando a acuerdos con Esperanza Aguirre, Blanco parece haberse dado cuenta de que el político que diga la verdad, o simplemente algo que se acerque a ella, tendrá la mitad del camino andado, porque eso es precisamente lo que está pidiendo a gritos una ciudadanía harta de sofismas, cuando no mentiras a palo seco. Senda ésta vedada para un Zapatero cuya falta de credibilidad ya es lugar común. Está por ver si el cambio de estrategia del de Fomento se confirma, y si está más o menos pactado con su amigo y mentor. “Pepe Blanco no se va a enfrentar nunca con Zapatero, pero si hará lo posible para que la gente le visualice como una alternativa a Zapatero”, asegura un barón del PSOE. El resultado es que en los últimos días Don José Blanco está actuando como Presidente alternativo del Gobierno, mucho más que como candidato a la sucesión. Su ambición es conocida: “A Pepe Blanco solo le interesa el Poder, no el contenido de la política que hay que hacer para llegar al Poder”. El ministro cuenta en su Grupo Parlamentario con un grupo de fieles con quienes se reúne a almorzar de forma periódica en Sepúlveda, gente joven que reniega de las ensoñaciones de ZP y desde hace meses viene reclamando no solo la necesidad de ajustar los PGE, sino de adoptar reformas estructurales básicas. El propio líder del grupo se encargó hace tiempo de advertirles que “el día que veáis a Pepe Blanco criticar a Zapatero, significará que la sucesión en el PSOE ha comenzado”. Eso parece. EL CONFIDENCIAL. 23-5-2010 Opinión. La Vanguardia En el centro del mundo Enric Juliana Una avanzadilla del calor africano acompaña a los invasores. Madrid ha sido tomada este fin de semana por un tropel carolingio con las zamarras listadas del Bayern de Munich y el Internazionale de Milán. Bávaros y lombardos han venido por lo del fútbol, trayendo consigo una potente metáfora: Carolingia ha tomado el mando. El Directorio Europeo ha intervenido la Península de las Deudas, y las cuentas del Reino no serán aprobadas sin el timbre de Herr Axel Weber, presidente del Bundesbank y aspirante a la dirección del Banco Central Europeo. Es puñetero el fútbol. Hay días que cuenta verdades.Bajo un sol que comienza a emitir destellos bereberes, cruzo la plaza Mayor en busca de refugio y perspectiva en la Cueva de Zaratustra. Hace tres semanas, entre augurios de un Estatut pasado por la piedra en la Feria de Sevilla, el toro Segador nos prometió una historia "sorprendente". Desde la plaza austriacista llega un rugido de birras carolingias que altera el sosiego orteguiano. Bebo gazpacho, y el toro parlante sigue en sí mismo. Le miró fijamente y se mantiene en su eternidad. Le provoco: "Falló el Oráculo. Después de los pases de Sevilla, el Estatut sigue vivo. El augurio era vistoso, pero ha resultado inexacto. Hay lectores que se sienten decepcionados" (…) –No me distraiga. Estos días vivo entre mapas. –Me gustan los mapas. –Mapas mentales. España y Portugal vuelven a estar en el centro del mundo, como en tiempos del tratado de Tordesillas, pero al revés. Entonces, en 1494, España y Portugal se repartían el mundo. Hoy… Lo veo, lo veo. Hace quince días que lo veo… –¿Qué ve? –Hemos estado a punto de provocar un cataclismo mundial, y nadie habla de ello. El riesgo aún no está controlado, y todo son eufemismos: "Rescate del euro", "avance de la soberanía europea"… –Toda confusión tiene su lenguaje. –No me puedo quitar una imagen de la cabeza: Zapatero, aturdido ante el puñetazo sobre la mesa de los contables alemanes; escuchando la llamada al orden del vicepresidente norteamericano Biden, atendiendo la llamada del primer ministro chino Jiabao y después la de su adorado Obama. Todos con el mismo mensaje: "Si no corta por lo sano, el euro se va al garete". Un abogado de León que de joven apenas viajó al extranjero, solo ante el gran desorden del mundo. Impresionante. –El pathos quijotesco. Aznar quiso cambiar la relación de fuerzas en Europa y acabó como acabó. Zapatero quería aliar las civilizaciones y nos han mandado el Cobrador del Frac. Hay delirios que sólo se producen en España. –Los desequilibrios del mundo penden hoy de la debilidad de España y Portugal. Esa es la verdad última de estos días extraños. Hasta que lo hayamos interiorizado no entenderemos por qué nada nunca volverá a ser igual. –Me prometió una historia sorprendente. –Mmmmm. Sí. Una historia de esta casa, la Torre del Oro, cuando yo aún no había nacido, allá en la dehesa. –¿Qué pasó? –En los años sesenta, a los lavabos de este local acudían muchos hombres con gabardina. –¡Caray! –Detrás del espejo del lavabo de caballeros había una pequeña oquedad en la que agentes de la CIA, del Mossad, del KGB y de los servicios secretos españoles intercambiaban mensajes y algún que otro microfilm. La plaza Mayor era una película de suspense en blanco y negro. –No me vacile. -Es rigurosamente cierto. La Cueva de Zaratustra fue también un día centro del mundo. LA VANGUARDIA. 23-5-2010 Editorial. ABC Reforma laboral o colapso ENFRENTADO a un espejo en el que ya apenas se reconoce, y cada vez más presionado, Rodríguez Zapatero tendrá de nuevo que tomar decisiones difíciles esta semana. Tras un recorte de derechos sociales que nunca pensó tener que anunciar, se arriesga con toda probabilidad a la necesidad de regular una reforma laboral sin consenso. Entonces, la paz social que tanto sirvió de argumento para justificar los sucesivos retrasos estará también en peligro. Es lo que anuncia el nuevo discurso de las organizaciones sindicales, en el que ya tiene cabida la expresión que el presidente más ha temido a lo largo de su mandato, la huelga general. Desde que en 1980 el Estatuto de los Trabajadores estableció el marco de relaciones laborales en nuestro mercado de trabajo, seis han sido las reformas efectuadas. Siendo ambiciosa la que en 1994 promovió el último Gobierno de Felipe González -entonces bloqueada por los sindicatos-, fue la tercera, la llevada a cabo en 1997 por el primer Gobierno del Partido Popular, la única que logró reducir significativamente la tasa de desempleo. Los resultados hablan por sí solos. Al tiempo que la población activa pasaba de 16,2 a 17,8 millones, la tasa de desempleo bajaba en cuatro años desde el 20 al 10 por ciento. Los objetivos declarados entonces eran reducir la contratación temporal e impulsar la contratación indefinida. Trece años después, volvemos adonde estábamos. Pero peor. Ahora ya no puede ser el primer objetivo de la reforma la sustitución de contratación temporal por indefinida. Siendo visible a través de nuestro desequilibrio con el exterior la pérdida progresiva de competitividad, pero obligados a competir en un mercado cada vez más global y sin la herramienta fácil de la devaluación al alcance, el Gobierno lleva ya demasiado tiempo aplazando una reforma que hoy es vital. El Ejecutivo de Rodríguez Zapatero tuvo la oportunidad de efectuar reformas más profundas en 2006, pero entonces se limitó a introducir subvenciones y a promover, durante un breve lapso de meses, la conversión de empleos temporales en fijos. La prioridad en este momento ya ni siquiera pasa por tratar de contener la destrucción de empleo. Sería insuficiente. La reforma que exige nuestro mercado de trabajo es tan profunda que difícilmente puede salir de las manos de un Gobierno que cada día las tiene más atadas. Sin herramientas monetarias, y agotada la capacidad de gasto público, es la reforma del mercado de trabajo la herramienta más importante, y quizá ya la única que resta a este Gobierno para evitar conducirnos, en el mejor de los casos, a un largo periodo de estancamiento económico. ABC. 23-5-2010 Editorial. El País El segundo fracaso La intervención de Cajasur, la caja fundada y gestionada por la Iglesia católica, en la madrugada del sábado, después de un rocambolesco fracaso de la fusión con Unicaja en el último minuto, resume las dificultades que están atascando el proceso de rescate de las cajas de ahorros y suscita muchos recelos sobre la capacidad del sistema financiero para regenerarse por el sistema de fusiones. La noticia y sus consecuencias son pésimas. Cajasur estalla en el mismo momento en que los inversores dudan de la solvencia de los activos españoles, lo cual hace temer nuevas subidas del diferencial de deuda en los próximos días; y llega cuando el Gobierno se dispone a aplicar un drástico recorte del gasto. Los depósitos de Cajasur están garantizados después de la intervención del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y la entidad, cuyo Consejo de Administración fue destituido de forma fulminante, seguirá operando con relativa normalidad. El fracaso de la fusión (el segundo que cosecha Unicaja) no puede despacharse sin más con una intervención de urgencia y la tranquilidad de que la quiebra de Cajasur no implica riesgo sistémico. Existe una culpa flagrante de los directivos, con su presidente, el sacerdote Santiago Gómez Sierra en primera línea, en la gestión de la caja andaluza, a la que han dejado con unas pérdidas de casi 600 millones en 2009; y esa responsabilidad se agrava por la incapacidad del Consejo para aprobar una fusión que era la salida más honorable y más barata. En su lugar, sea por la falta de entendimiento con Unicaja, sea por el pánico a un conflicto laboral, los consejeros de Cajasur decidieron endosar el problema al erario público (el FROB ha inyectado 550 millones en la entidad). La moraleja, vista desde la calle, es sencilla: mientras los parados, los pensionistas y los funcionarios pagan las consecuencias de la crisis, el Consejo de Cajasur carga sobre el Estado la factura de su incompetencia. Ahora le corresponde al Banco de España actuar con el máximo rigor. Después de la destitución del Consejo (que debería extenderse a la Fundación), el regulador tiene que abrir una investigación para determinar si cabe exigir responsabilidades civiles a los gestores. No es saludable asistir a rescates financieros con dinero público sin corregir las conductas de quienes arruinan instituciones saneadas. El Banco de España tampoco queda en buen lugar. Sus advertencias no han evitado el estropicio de la fusión andaluza (Cajasur es la segunda intervenida, después de la de CCM en marzo de 2009). Algunos Gobiernos autónomos (Galicia en especial) han desafiado su autoridad y han impuesto, contra toda racionalidad, fusiones de cajas con el único criterio de mantener una ventanilla para asegurar los préstamos regionales. El tiempo se acaba, hay riesgo de insolvencia en varias cajas y flaquea el método elegido para las fusiones. Si hay un momento adecuado para demostrar que el Banco de España controla firmemente la reforma financiera, es este. EL PAÍS. 23-5-2010