Durante una de sus conferencias de prensa diarias -las conocidas como Mañaneras- el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que su Gobierno se va “a dar un tiempo” en las relaciones con España. Unas declaraciones que han causado un importante revuelo diplomático y político en nuestro país. ¿Cuál es la razón del malestar de López Obrador? ¿Es con España de quien se ha de prevenir principalmente México en sus relaciones económicas y comerciales?
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha sorprendido al declarar que su Gobierno pondrá en “pausa las relaciones” con España, debido al historial de «saqueo» que las empresas del Ibex35 -especialmente las del sector energético- vienen cometiendo en su país.
En una de sus «mañaneras», con su habitual forma de expresarse calmada y tranquila -nada de los aspavientos a los que estamos acostumbrados- AMLO dijo que se va “a dar un tiempo” en las relaciones con España. “Una pausa para respetarnos y que no nos vean como tierra de conquista. Queremos tener buenas relaciones con todos los gobiernos del mundo, pero no queremos que nos roben, así como los españoles no quieren que les roben de ningún país. Y hacen bien. Pues tampoco queremos nosotros”.
¿En qué contexto dijo estas declaraciones? En un momento donde su gobierno está tratando de impulsar una reforma eléctrica -que favorece a las plantas de generación eléctrica estatal frente a las de propiedad extranjera- a la que se oponen tanto la UE como EEUU porque va en contra de los intereses de sus monopolios. De esta «oposición monopolista», las eléctricas españolas como Repsol, Iberdrola o Endesa son algunas de las más destacadas, y contra ellas cargó López Obrador, denunciando los lucrativos negocios que llevan décadas haciendo en México al amparo de los diferentes gobiernos del PRI y del PAN. «Los que se dedican a los negocios jugosos al amparo del poder y antes eran como dueños de México. Es el caso de las empresas españolas. Ahora no es buena la relación y a mí me gustaría que hasta nos tardáramos en que se normalizara, para hacer una pausa, que yo creo que nos va a convenir a los mexicanos y a los españoles».
Ante la prensa, López Obrador denunció como los anteriores gobiernos neoliberales en México -los de Vicente Fox (2000 – 2006), Felipe Calderón (2006 -2012) y Enrique Peña Nieto (2012- 2018)- habían mantenido con las multinacionales españolas una “promiscuidad económica y política” en la que su país se “llevaba la peor parte”. «Durante el periodo neoliberal las empresas españolas apoyadas por el poder político, tanto de España como de México, abusaron de nuestro país”, dijo.
A pesar de la confusión que puede causar los titulares -«pausar la relación con España»- el “ataque” de López Obrador es a las empresas españolas y no a España como país. Visto así, cualquier progresista de nuestro país debe apoyar los esfuerzos de un gobierno soberano como el de AMLO por defenderse de las presiones y chantajes de los monopolios extranjeros, en este caso del Ibex35, y más si son unos gigantes de la electricidad que están perpetrando desde hace meses en España un auténtico «atraco eléctrico» contra los bolsillos de la mayoría.
Ahora bien, siendo esto así, hay un punto en el que el presidente mexicano insiste tozudamente en equivocarse. En lo que se refiere a saqueo económico y a relaciones corruptas entre el capital extranjero y los anteriores gobiernos neoliberales… ¿es de las empresas españolas de las que hay que prevenirse? ¿Es contra ellas hacia donde hay que alertar principalmente a la opinión pública mexicana?
Desde estas páginas, y desde el profundo respeto y sincero apoyo al gobierno progresista de Morena, pensamos que el presidente López Obrador debería -como hacen los protagonistas de una reciente y famosa película- «mirar hacia arriba». En concreto, hacia la otra orilla del Río Grande.
Los EEUU, con el 49,6% de la Inversión Extranjera Directa (unos 315.000 millones de dólares) son -con una abismal diferencia- la potencia extranjera que domina la vida económica mexicana.
Porque el poder de las empresas españolas en la vida económica y política de México es, en efecto, considerable. España es el segundo país extranjero de mayor inversión en México, con unos 76.000 millones de dólares, un 12% del total de la Inversión Extranjera Directa (IED).
Pero tal volumen de inversión -y por tanto de poder monopolista- queda amilanado si se lo compara con el de los Estados Unidos de América, que con el 49,6% de la Inversión Extranjera Directa (unos 315.000 millones de dólares) es con una abismal diferencia la potencia extranjera que domina la vida económica mexicana. Es el poderoso vecino del norte el que lleva décadas vampirizando -en una ultracorrupta “promiscuidad económica y política” con los gobiernos del PRI y del PAN a la nación azteca.
Es la clase dominante norteamericana, los banqueros y financieros de Wall Street, los que usando el poder político, tanto de Washington como de México, han saqueado el país, condenando a la inmensa mayoría de su población a vivir en la pobreza o muy por debajo de sus posibilidades de desarrollo, y la que ha alimentado regímenes clientelares y antipopulares. Lo mismo en México que en el resto de Iberoamérica.
El presidente López Obrador busca un futuro de soberanía, progreso y bienestar para México y sus clases populares, y para eso tiene que pisar poderosos callos y enfrentarse a centros de poder extranjeros. En ese camino contará con el apoyo decidido de todos los revolucionarios y progresistas del mundo, comenzando por los de los pueblos hermanos como el español.
Pero señor presidente, no yerre el blanco. Mire usted hacia arriba.