Preparando la intervención bancaria

Por fin saltó la liebre. Y un gran medio se ha atrevido a mencionar el tabú. La más que previsible -por no decir inevitable- intervención del Estado en entidades financieras españolas afectadas hasta tal punto por la crisis que se encaminan (de no mediar un milagro, y si no es que lo están ya) hacia la quiebra. Tanto runrún durante las pasadas semanas, tantas medias palabras de Solbes, tanta actividad del presidente de la patronal bancaria y, como guinda, la intervención dí­as atrás de Francisco González ante la junta de accionistas del BBVA, apuntaban de forma inequí­voca, como hemos venido diciendo insistentemente en estas páginas, hacia crear el clima de opinión necesario para justificar un nuevo (y mayor) rescate bancario masivo.

Ha sido El País el que ha levantado la liebre. Y no dedicándole sólo una editorial, sino todo el reortaje central de su suplemento Negocios. Lo que quiere decir, con bastante seguridad, que las cosas están todavía más avanzadas de lo que sospechábamos. Mucho más cuando el editorial sugiere la posibilidad de “casos más graves” que la quiebra de cajas de tamaño medio o pequeño que es lo máximo con lo que hasta ahora se venía especulando. Al hablar de entidades “cuya ruina causara grandes daños en el mercado financiero” para sostener su tesis de que será necesario prepararse para intervenciones y recapitalizaciones con abundante dinero público, El País apunta directamente a alguna de las grandes cajas. La reunión de los ministros de Finanzas del G-20 como prólogo de la cumbre del próximo mes en Londres ha puesto sobre el tapete las cada vez más profundas diferencias entre los gobiernos más fuertes de la UE (de Alemania y Francia, para ser mas exactos) con las recetas aplicadas por Obama en EEUU para tratar de hacer frente a la crisis. Washington reclama mayores planes de estímulo para reactivar la economía, aunque ello suponga aumentar la ya abultada deuda pública, mientras que Berlín y París se oponen argumentando que un deterioro tan exacerbado de las cuentas públicas traería a la larga un quebrantamiento de la confianza en la deuda pública e incluso en las propias monedas. Tanto El País como El Mundo tratan en sus editoriales este asunto. El primero sin mojarse explícitamente en la contradicción, el segundo alineándose abiertamente con las tesis europeas que sostienen que “una deuda que genera más deuda es una mal remedio”. Editorial. El País PREPARADOS PARA INTERVENIR Las sucesivas proclamas públicas del vicepresidente Pedro Solbes y el presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), Miguel Martín, están llevando el debate sobre la corrección del sistema financiero español a un mar de confusiones y malentendidos (…) El discurso de la AEB niega vehementemente las intervenciones con capital público, apela al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) como único instrumento de intervención y defiende que quiebren las entidades que no sean viables. Solbes, muy en su papel, defiende la intervención pública cuando sea necesaria y asegura que el Gobierno está dispuesto a poner todo el dinero que sea necesario para recapitalizar los bancos si es necesario. Es un acierto de Martín sugerir que el mercado bancario necesita de una reducción de tamaño. De una reconversión, por decirlo así. Pero se equivoca al confiar en el FGD como instrumento ejecutor (…) Aunque le pese a la AEB, la decisión sobre qué bancos o cajas deberían ser salvados o condenados excede en mucho la capacidad de la ventanilla del fondo. Solbes, por su parte, amaga sin precisar. Cuando menciona una hipotética recapitalización bancaria con recursos públicos no aclara qué capacidad se atribuiría el Estado para imponer sus criterios en la entidad intervenida. El Gobierno necesita un programa de actuación muy claro, según sea la gravedad del caso, por si ha de intervenir de forma rápida. La fusión de las cajas de ahorros es la solución más leve (…) Pero es posible que una entidad con dificultades no tenga posibilidad de fusión; en ese caso, el FGD debe hacerse cargo de su reflotamiento o de los trámites de su desaparición. Para los casos más graves, si llegaran a producirse, es decir, aquellos que eventualmente afectaran a entidades grandes cuya ruina causara grandes daños en el mercado financiero, la única solución sería la recapitalización directa con dinero público. Eso sí, a cambio de participación del Estado en el capital mediante acciones con plenos derechos políticos y económicos. Si alguna lección cabe extraer de la ya prolongada crisis financiera es precisamente que las inyecciones de capital sin control posterior son tan estériles como apilar dinero en un pozo sin fondo. Es muy posible que el Gobierno tenga dificultades para explicar sin subterfugios ni rodeos un protocolo de intervención bancaria. Pero está obligado a intentarlo, en parte para frenar la confusión reinante, pero también para que no haya equívocos si llega el momento decisivo. Que quizá no llegue. EL PAÍS. 15-3-2009 Editorial. El País CUMBRE DECISIVA A problemas globales, soluciones globales, es uno de los enunciados más repetidos desde que el chispazo de las hipotecas subprime desencadenara la más severa y amplia crisis económica desde los años treinta. Pero es una de las pocas certezas que la complejidad de la situación actual ofrece. La coordinación de las políticas económicas entre los Gobiernos depararía una mayor eficacia que las iniciativas unilaterales, especialmente si el objetivo es evitar desplomes adicionales del crecimiento y del empleo. La próxima reunión del G-20 en Londres puede, en efecto, facilitar la gestión de esta crisis global o, por el contrario, validar el escepticismo de quienes asumen fatalmente la inutilidad de ese tipo de formaciones en la cooperación internacional. Evitar la decepción significaría que las grandes economías decidieran incrementar de forma significativa el gasto público en inversión, cuando menos en las cuantías relativas comprometidas por la nueva administración estadounidense. Sólo así podrá evitarse la alimentación de la espiral desempleo-deflación. En segundo lugar, el compromiso por alejar las tentaciones proteccionistas ha de ser absolutamente inequívoco, lo mismo que el establecimiento de mecanismos de verificación continua (…) Por último, las prioridades de apuntalamiento del sistema financiero, mediante una mejor regulación y supervisión de la actividad, constituirían señales para el asentamiento de la confianza. Es en este contexto en el que es tan fácil como necesario eliminar definitivamente los paraísos fiscales y excluir de la escena financiera internacional a los países que siguen albergando el oscurantismo financiero, con prácticas como el secreto bancario, estrechamente vinculadas a la evasión fiscal y a otros delitos. El escepticismo de los contribuyentes no deriva sólo de la muy cuestionada eficacia de sus Gobiernos en la gestión de la crisis, sino también de la facilidad con que los grandes operadores financieros no purgan los delitos, las estafas o los fraudes fiscales. La apuesta por el juego limpio facilitaría la comprensión de esas transferencias de dinero público a los bancos en dificultades que, desgraciadamente, van a seguir siendo necesarias. EL PAÍS. 15-1-2009 Editorial. El Mundo LA UE SE RESISTE A LAS RECETAS DE OBAMA LOS MINISTROS de Economía del G-20 se reunieron ayer en el sur de Inglaterra para preparar la trascendental cumbre de abril que teóricamente alumbrará las medidas necesarias para hacer frente a una crisis mundial que no ofrece signos de recuperación, sino todo lo contrario. Al margen de algunas propuestas concretas para reforzar el FMI -España está dispuesta a aportar 3.000 millones de dólares- y un tímido compromiso de los paraísos fiscales para flexibilizar el secreto bancario, lo cierto es que la reunión de los ministros concluyó sin acuerdos reseñables. La solución propugnada por la Administración Obama, que pasa por un aumento del gasto público para estimular la demanda, no es bien vista por algunos países de la UE como Francia y Alemania. Una posición compartida por las voces más prudentes, como el prestigioso columnista Michael Lewitt, que hoy en Mercados asegura que «una deuda que genera más deuda es una mal remedio para el crecimiento económico a largo plazo» EL MUNDO. 15-3-2009 Opinión. La Vanguardia LA RESPONSABILIDAD DE PATXI LÓPEZ Francesc de Carreras Que Patxi López sea lehendakari gracias a los votos del PP es un acontecimiento histórico. ¿Por qué? Porque es la primera vez que en una de las dos comunidades históricas donde el nacionalismo ha sido hasta ahora mayoritario en las cámaras autonómicas, el gobierno pasa a manos de un partido estatal sin ningún apoyo nacionalista. Hasta ahora eso no había sucedido nunca. En el País Vasco, el partido socialista obtuvo más votos en 1986 que el PNV recién fracturado, pero no se atrevió a encabezar el ejecutivo, cedió la presidencia y gobernó durante diez años en coalición. En las autonómicas del 2001, socialistas y populares estuvieron a punto de alcanzar la mayoría, pero se les escapó por unos pocos miles de votos. El sueño del 2001 ahora se ha cumplido. En Catalunya hubo cambio de mayoría parlamentaria en el 2003, pero los partidos nacionalistas siguieron en el poder, ya que la CiU de Pujol fue sustituida por tres partidos que, con distinto énfasis, se reclaman todos ellos del nacionalismo y por sus hechos – algunos no utilizan palabras para ello-demuestran que lo son. La rabieta del PNV ante tal contratiempo ha sido histórica. Están demostrando que no saben perder: la penosa reacción de quien tiene mentalidad de ser el propietario de la finca y está a punto de ser desalojado por unos impostores. En todo caso, lo que sí es cierto es que sobre las espaldas de Patxi López ha recaído una gran responsabilidad. En efecto, el nuevo gobierno deberá demostrar, sobre todo, dos cosas. Primera, que las libertades de las personas, entre las cuales figura poder defender una determinada identidad nacional propia, si es que uno cree en ella, serán perfectamente respetadas. A diferencia de los gobiernos nacionalistas, esta identidad no se impondrá obligatoriamente sino que será voluntaria, una simple consecuencia de la libertad individual. La segunda cosa que demostrar es que la autonomía es una buena forma de organizarse si es eficaz y eficiente. Es decir, si con los mismos recursos se puede atender mejor al bienestar de las personas. Para ello, deberán gobernar ahorrándose toda la costosa parafernalia nacionalista que hace que una comunidad autónoma sólo es algo bueno si es un simple peldaño para construir un futuro Estado independiente. Una comunidad autónoma, en definitiva, es una forma de organización funcional para garantizar la libertad y la igualdad de los ciudadanos dentro de un Estado, no un carísimo mini-Estado que, además, resulta disfuncional respecto del conjunto. En esto, el nuevo gobierno vasco puede ser un ejemplo para el resto de comunidades, en especial para Catalunya. Por tanto, Patxi López tiene una grave responsabilidad: gobernar bien el País Vasco y servir de modelo para que las demás comunidades autónomas decidan gobernarse como tales sin los complejos que comporta pretender ser pequeños pseudoestados LA VANGUARDIA. 14-3-2009 Editorial. ABC IDILIO ROTO CON ZAPATERO DESPUÉS de un tiempo de espera para comprobar la capacidad de respuesta del Gobierno de Rodríguez Zapatero a la crisis económica, empieza a ser notorio el cambio de tendencia en la percepción social sobre el jefe del Ejecutivo y el balance de su política. La crítica al Gobierno socialista ha pasado de ser el mensaje de la oposición a la opinión general de la sociedad española. El idilio que mantenía Rodríguez Zapatero con una mayoría de ciudadanos -basado más en la apariencia que en el contenido de su política- se ha roto y está dando paso a una sensación de fraude (…) Ahora, la crisis ha revelado la faceta de un dirigente bloqueado y sin alternativas, al que empiezan a brotarle los descontentos sociales (…) También los trabajadores autónomos están saliendo a la calle y, con ellos, la inquietud de una de las principales fuentes de riqueza del país. Incluso, los sindicatos parecen estar desperezándose de su letargo porque son conscientes de que el sospechoso silencio que vienen manteniendo terminará volviéndose en su contra. No en vano, UGT y CCOO reunieron ayer mismo a 12.000 personas en Barcelona en defensa del empleo. El problema político del PSOE es que ya no tiene burladeros para escapar de su responsabilidad. El fantasma de la derecha ya no funciona, las culpas a Aznar han caducado, Bush no gobierna en Washington y los nacionalistas ya no tienen reparo en hacer que los socialistas pierdan votaciones en el Congreso (…) El Ejecutivo de Zapatero (…) transmite una lastimosa imagen de fin de ciclo. Y ni siquiera una profunda crisis en el Ejecutivo parecería suficiente para frenar el declive del equipo de Rodríguez Zapatero, porque el nivel actual de su desgaste no permitiría muchos votos de confianza al nuevo Gobierno. El problema es mucho más grave y profundo: afecta al crédito del PSOE, en general, y de Rodríguez Zapatero, en particular, para imprimir una mínima ilusión a sus iniciativas. Hace poco más de un año, el jefe del Ejecutivo anunció que ésta sería la legislatura del pleno empleo, y con este mensaje fraudulento ganó las elecciones. Pudo equivocarse de buena fe, pero desde entonces el Gobierno ha perseverado reiteradamente en negar las evidencias. Sólo hace unas semanas, descartaba llegar a los cuatro millones de parados y hoy esta cifra sería suscrita por el PSOE a ciegas. ABC. 15-3-2009

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