Portugal se enfrenta a una inminente intervención

«Todos los ojos están puestos en un solo parámetro: el diferencial de deuda con Alemania. Una superación de modo constante de los 450 puntos básicos, el viernes cerró a 432, originarí­a una mayor exigencia de garantí­as a por parte de las principales cámaras de compensación europeas, que se traducirí­a, casi con total seguridad, en una crisis de liquidez a la que el paí­s y sus entidades financieras sólo podrí­an hacer frente con la ayuda de fondos procedentes de la UE o del FMI.»

Es recisamente este hecho el que ha provocado que, a lo largo de sábado y domingo, se hayan multiplicado los rumores de una intervención forzada por Francia y Alemania con objeto de evitar males mayores que tienen un apellido muy concreto: España. Para algunos, se repetiría así el guión de episodios anteriores en los que la negativa política a aceptar la ayuda foránea por parte de las naciones afectadas fue vencida por el empecinamiento del mercado en mostrar sus dudas acerca de su viabilidad económica y/o financiera EL PAÍS.- Apenas han concedido unos días de tregua los mercados de deuda pública de la eurozona. Lo que parece estar pesando en las adversas expectativas sobre las economías periféricas de la eurozona es la vulnerabilidad de los sistemas bancarios. Es, desde luego, el caso de España. Si Portugal se ve obligada a recurrir al fondo de rescate europeo, la atención de los operadores financieros se centrará en la sostenibilidad de la deuda española. El volumen de deuda pública española es relativamente reducido, pero es la presunción de que la deuda privada será difícil de sostener en ausencia de crecimiento económico suficiente la que condiciona esas expectativas EL MUNDO.- A cada pig le llega su San Martín. Sacrificadas Grecia e Irlanda, preparan aliagas para socarrar a Portugal. Resulta ridículo que sindicatos y Gobierno lleven tres días sin acuerdo sobre las pensiones y que Javier Arenas declare que los socialistas están a punto de perderlo todo. Si se descuidan los partidos que estúpidamente nos trocean, pueden quedar reducidos a simples cónsules de los bárbaros; eso, si éstos no son invadidos por los chinos vestidos de Hermès, que ya respiran el perfume de la sangre de Europa. Crisis. El Confidencial Portugal se enfrenta a una inminente intervención S. McCoy Esto de los fines de semana de locos se está convirtiendo en una tradición en el ámbito comunitario. Esta vez le ha tocado el turno a Portugal sobre la que se han acumulado múltiples noticias a lo largo del fin de semana, hasta el punto de copar los titulares de la mayoría de los medios generalistas y especializados. Más allá de las declaraciones de sus políticos asegurando por activa o por pasiva el cumplimiento de su agenda de reducción de déficit a través de los oportunos planes de austeridad y reformas estructurales, o del compromiso del Banco Central Europeo y de alguna superpotencia como China de acudir al rescate de una renta fija que ya transita por encima del 7% en los mercados, todos los ojos están puestos en un solo parámetro: el diferencial de deuda con Alemania. Una superación de modo constante de los 450 puntos básicos,el viernes cerró a 432, originaría una mayor exigencia de garantías a por parte de las principales cámaras de compensación europeas, a saber LCH Clearnet y Eurex, que se traduciría, casi con total seguridad, en una crisis de liquidez a la que el país y sus entidades financieras sólo podrían hacer frente con la ayuda de fondos procedentes de la UE o del FMI. De hecho fue una decisión de este tipo la que llevó finalmente a dar su brazo a torcer al ejecutivo irlandés el pasado mes de noviembre. Y es que estas dos instituciones, que concentran el 100% de la negociación europea de títulos de renta fija, actúan como contrapartida de todas las operaciones, eliminando tal riesgo para quienes operan a través de ellas y garantizando el buen fin de los distintos intercambios financieros. Se vende a la Cámara y se compra de la Cámara. Con objeto de protegerse de posibles quebrantos, LCH Clearnet (85% del total) y Eurex (15% restante), aparte de liquidar diariamente pérdidas o ganancias, exigen a los operadores unos depósitos en efectivo de mayor o menor cuantía en función del riesgo percibido en el activo sujeto a compraventa (por ejemplo, bonos portugueses). Cuando tal importe se incrementa (de 0% al 15% ó 30% del total como ocurriera en Irlanda y parece que va a ser el caso en nuestro vecino), sucede que: 1.- el coste de financiación para los miembros crece (por indisponibilidad del dinero dejado como garantía), el atractivo de operar con tales valores disminuye y con él, por tanto, su demanda. Cuando esto ocurre en un momento de enormes necesidades financieras del emisor (Portugal), puede suponer la condena definitiva para sus bonos soberanos. Esto por lo que respecta al país. 2.- los que ya han usado tales títulos como aval, normalmente en operaciones de venta con recompra obligada a plazo o repo, se ven obligados bien a aportar más liquidez, hasta el porcentaje de la exposición neta fijado por la Cámara, bien a vender parte de los mismos con objeto de poder cumplir con los coeficientes. En un entorno como el actual, disminuir el riesgo parece la prioridad, lo que contribuiría a acelerar la presión vendedora sobre los valores afectados (bonos portugueses). Lo explica muy bien esta pieza del FT que nos recuerda cómo se trata de una operativa utilizada por la banca para obtener liquidez diaria a través de sus carteras de bonos, siendo mucho más flexible que el descuento en el BCE. Es precisamente este hecho el que ha provocado que, a lo largo de sábado y domingo, se hayan multiplicado los rumores de una intervención forzada por Francia y Alemania con objeto de evitar males mayores que tienen un apellido muy concreto: España. Para algunos, se repetiría así el guión de episodios anteriores en los que la negativa política a aceptar la ayuda foránea por parte de las naciones afectadas fue vencida por el empecinamiento del mercado en mostrar sus dudas acerca de su viabilidad económica y/o financiera. Malditos especuladores. Sin embargo, la decisión del propio Banco Central de Suiza de excluir la deuda lusa como garantía elegible para recibir sus fondos, al incumplir los criterios de calificación y liquidez por él exigidos, cosa que por cierto ocurría ya desde hace más de un año, parecen dotar de un mayor grado de solvencia a la percepción de los inversores globales. Una decisión sustancial pues entidades como Credit Suisse o UBS pueden renunciar a compras de nuevas emisiones o verse forzadas a una rápida liquidación de sus posiciones actuales en renta fija portuguesa. No es de extrañar, desde este punto de vista, que Portugal, que se enfrenta a una subasta de 1.000 millones de renta fija a 3 y 10 años tan tarde como el jueves de esta semana, esté tratando por todos los medios conseguir que el mercado no le ponga en evidencia. De hecho, su propio ministro de finanzas advirtió el pasado viernes de la posibilidad de que se produjera una colocación privada destinada a un único inversor. En boca de todos: China. Demasiado tarde. Llegados a este punto, quizá lo mejor fuera acelerar la entrada de los capitales extranjeros cuanto antes. ¿Y España? Sigue con su particular combate a cuatro asaltos contra el mundo al que hicimos referencia el día de Navidad. A día de hoy no hay argumento formal para que se materialice una intervención financiera explícita. Otra cosa será lo que suceda cuando aprieten las necesidades de financiación allá por la primavera. Está por ver si nuestro vecino actúa o no como cortafuegos. Un aval explícito, que tranquilizara sobre la exposición española, ayudaría más que una inyección de fondos. Veremos. De momento, como suele ocurrir, lo inevitable llama a la puerta, lodos pasados que traen estos barros. Portugal D.E.P. EL CONFIDENCIAL. 10-1-2011 Editorial. El País Sin tregua Apenas han concedido unos días de tregua los mercados de deuda pública de la eurozona. Las dudas sobre la capacidad del Tesoro portugués para hacer frente en condiciones razonables a la renovación de vencimientos próximos de su deuda pública o la consulta abierta por la Comisión Europea acerca de un nuevo procedimiento de gestión de crisis bancarias, pueden ser los determinantes más inmediatos de las nuevas tensiones. Poco parece importar el probable cumplimiento de los objetivos de reducción del déficit asumidos por las autoridades lusas. La consulta técnica de la Comisión Europea, que supondría la exigencia a los inversores privados de asunción de pérdidas en las crisis bancarias, tampoco constituye razón suficiente para explicar esos repuntes de los tipos de interés de los bonos públicos portugueses. Lo que parece estar pesando en las adversas expectativas sobre las economías periféricas de la eurozona es la vulnerabilidad de los sistemas bancarios. Es, desde luego, el caso de España. Si Portugal se ve obligada a recurrir al fondo de rescate europeo, la atención de los operadores financieros se centrará en la sostenibilidad de la deuda española. El volumen de deuda pública española es relativamente reducido, pero es la presunción de que la deuda privada será difícil de sostener en ausencia de crecimiento económico suficiente la que condiciona esas expectativas. La permeabilidad entre insolvencias privadas y aumento de la deuda pública no es una mera hipótesis. Poco parece importar que el conjunto del sistema bancario español exhiba recursos propios superiores al promedio europeo. Los temores acerca de su completa viabilidad, o de la suficiencia de algunas operaciones de integración de cajas, son un hecho. Por eso es urgente que el Banco de España, en lugar de declaraciones genéricas, ofrezca detalles de las posiciones en activos de mayor riesgo de las entidades de crédito bajo su supervisión y en aquellas con la solvencia amenazada haga valer su criterio estrictamente técnico. La tercera razón por la que los mercados de deuda pública de la eurozona siguen siendo vulnerables es la ausencia de una capacidad de gestión coordinada. Aunque necesario, no es suficiente con que el Banco Central Europeo intervenga en los mercados comprando bonos de los países amenazados. La transición hacia una verdadera unión fiscal sería la única forma de garantizar la supervivencia de la unión monetaria tal cual hoy la conocemos. EL PAÍS. 10-1-2011 Opinión. El Mundo Rescate del euro Raúl del Pozo A cada pig le llega su San Martín. Sacrificadas Grecia e Irlanda, preparan aliagas para socarrar a Portugal. Resulta ridículo que sindicatos y Gobierno lleven tres días sin acuerdo sobre las pensiones y que Javier Arenas declare que los socialistas están a punto de perderlo todo. Si se descuidan los partidos que estúpidamente nos trocean, pueden quedar reducidos a simples cónsules de los bárbaros; eso, si éstos no son invadidos por los chinos vestidos de Hermès, que ya respiran el perfume de la sangre de Europa. Las cigalas ya no tienen quienes las quiera. Hay un millón de casas sin vender que rompen las cajas, desvalijadas por el bipartidismo. Los parados pagan hipotecas de pisos que son de los bancos. Los solares que se compraban a 30 euros el metro cuadrado, se ofrecen a tres y nadie los compra. Las tiendas de golf prácticamente regalan los palos, las rebajas llegan hasta el 70%. En los comedores sociales los musulmanes pasan los chorizos de las lentejas a los sudamericanos. De pronto, España que parecía hasta hace unos días uno de los países con más riesgo de quiebra, salva el culo. Empiezan a decir que va en la dirección correcta, que ha hecho los ajustes para evitar el desastre. El Deutsche Bank descarta que Europa deba rescatar a España. Es que los alemanes sienten que el miedo tirita bajo sus huesos. Serafín Quero, profesor de Literatura en la Universidad de Dresde, amigo y colaborador de Cela cuando éste vivía, va a publicar un texto surrealista sobre Alemania. Me explica que están más desconcertados que nunca con los españoles. «En realidad, nunca entendieron nuestro surrealismo. Una vez recité en clase La casada infiel, y de pronto, una alumna, casi ofendida, preguntó: ‘¿Qué tienen que ver los peces con los muslos?’ Ahora piensan que el milagro español también era surreal». Allí, en la Florencia del Elba, donde 1.000 bombarderos sólo dejaron ceniza ensangrentada, a los tópicos de paella, toros, flamenco, añaden: «España sin un duro». El euro fue el vellocino de oro para los españoles y lo hemos secuestrado como atracadores. Es nuestro seguro de vida. Si nos lo quitan se cae Europa y los nuevos bárbaros tendrían que volver a hacer compras con dientes de perro. Alemania, estado absorbente, conducida por Angie, admiradora de Catalina de Rusia, y Francia, prestaron la mitad de lo que se les debe. Les gustaba el milagro del bello país del vino y las canciones. Los banqueros del eje compraban y vendían en una pantalla imágenes virtuales. Con un ratón en la mano nos prestaban infinitas cantidades de dinero; ahora, pueden quebrar los bancos alemanes y franceses. España es demasiado grande para caer; se llevaría por delante la crátera del euro, el símbolo del sueño inspirado en los griegos. EL MUNDO. 10-1-2011

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