Quinto congreso de la Central Intersindical Galega (CIG)

Por una corriente sindical de clase

El CIG que aparece en estos últimos dí­as liderando el rechazo a la consulta a los padres por parte de la Xunta de Feijoo en relación a la opción lingüí­stica, es denunciado en su quinto congreso por las corrientes minoritarias frente a la oficial por la falta de crí­tica del sindicato a las consellerias del BNG en la Xunta en le periodo anterior.

El más crítico fue Paulo Rubio, que forma arte del Movemento Pola Base, quien recordó que el BNG ha recurrido a las mismas estrategias neoliberales y privatizadoras del PP con iniciativas como Sosasergo, Seaga o el Benategal, sin que el sindicato como siempre había hecho, llevase acabo una respuesta contundente.Aunque la línea oficial y su actual secretario general, Seixo, parece ser que con toda probabilidad va a renovar, el debate si que nos sirve para constatar la falta de independencia de los sindicatos y la necesidad de la creación de una corriente de clase dentro de los mismos. Estas acusaciones denotan que los mismos se convierten en aparatos de poder del Estado representantes de una u otra línea y no representantes gobierne quien gobierne de los intereses obreros y sociales.Y sin entrar en si la línea crítica es mejor o peor que la oficial ya solo esos cambios de estrategia por parte del sindicato CIG según quien esté en la Xunta, deja deslegitimado cualquier discurso o lucha que pretendan impulsar.Parece ser, que ahora dos de los anteriores críticos, se han pasado de bando por “ver con buenos ojos un endurecimiento de la estrategia sindical con el PP en la Xunta”. Una estrategia completamente secuestrada de la independencia que tiene que tener la izquierda o un ente que se diga representante de los trabajadores para apoyar lo bueno o denunciar lo malo independientemente de quien lo lleve adelante. Estos cambios de timón comprometen la actuación de este sindicato.Por ello no es de extrañar que sea el CIG quien esté liderando el rechazo a la consulta que se quiere hacer a los padres en cuanto a opinar sobre que idioma prefieren para la educación de sus hijos, que independientemente de que sus argumentos sean más justos o menos, lo cuales por ahora se remiten a cuestiones de pura formalidad, a lo que se están enfrentando es a que los padres opinen y no a las propuestas en educación de la Xunta.De un lado es una estrategia nacionalista que se espanta a que se permita hablar a la sociedad gallega.

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