Los resultados del 20-D han cerrado un intenso ciclo electoral que se abrió con las elecciones europeas de 2014. Y lo han hecho cambiando el mapa político del país. La mayoría social que rechazamos los recortes ha obtenido una rotunda victoria.
Más de 11 millones de votantes han dicho ¡basta ya de bipartidismo, saqueo y corrupción!. Mientras que los ejecutores de los recortes y mandatos de la Troika, el bipartidismo de PP y PSOE en el conjunto de España o Artur Mas en Cataluña, han obtenido un rotundo fracaso.
Se han creado muchas mejores condiciones para el avance de los intereses populares en la lucha contra los recortes económicos y sociales, los recortes democráticos y de la soberanía nacional, y en la lucha por la unidad frente a la fragmentación. «La piedra de toque para las fuerzas que han concentrado el voto del viento popular va a ser la posición que adopten ante las “las líneas rojas” marcadas por Wasinton y Berlín»
Washington y Berlín, la oligarquía española y sus agentes políticos internos, tienen ahora más dificultades para establecer un gobierno con los apoyos suficientes para poder cumplir las nuevas exigencias formuladas por Bruselas, el FMI y la OTAN: más recortes, más reformas laborales y de las pensiones, más IVA o implicaciones de España en las misiones militares del imperio. Y harán todo lo posible, y por todos los medios a su alcance, por reconducir la situación al terreno de sus intereses, tratando de formar con las fuerzas políticas en presencia la mayoría para gobernar que no han conseguido en las urnas.
Por eso, la piedra de toque para las fuerzas que han concentrado el voto del viento popular va a ser la posición que adopten ante las “las líneas rojas” marcadas por Wasinton y Berlín que no se pueden traspasar y sus “recomendaciones” que para Zapatero y Rajoy fueron de “obligado cumplimiento”. “Recomendaciones” económicas, pero también político-militares.
Para el hegemonismo y la oligarquía la “inestabilidad política” resultante de las elecciones es su mayor preocupación. Las opciones que manejaban para reformar el modelo político que les permitiera seguir gobernando sus intereses -como la posibilidad de una mayoría suficiente con un gobierno del PP apoyado por Ciudadanos- son prácticamente inaplicables y han de buscar otras alternativas, a cual de ellas entraña más debilidad.
Para el pueblo lo que los resultados del 20-D han abierto es una mayor posibilidad de avanzar en la defensa de los intereses del 90% de la población y del país.
Como hemos dicho muchas veces, la mayor debilidad del hegemonismo y la oligarquía es que, al atacar con su proyecto de saqueo e intervención los intereses de la inmensa mayoría -desde los trabajadores activos a los parados y pensionistas, a todos los sectores sociales, desde el arte y la cultura a los profesionales liberales, autónomos y pequeños y medianos empresarios, a jóvenes, mujeres o inmigrantes- tienen en frente al 90% de la población.
Persistir en la lucha contra los recortes, sean económicos, de libertad o de soberanía, y en la lucha por la unidad es la clave para que las exigencias populares ,expresadas en esos más de 11 millones de votos que han votado cambio, avancen hacia un “cambio de verdad” cuya base sea la redistribución de la riqueza que acabe con la degradación, la precariedad y el empobrecimiento, dando una salida a la crisis favorable a la inmensa mayoría de ciudadanos, creando más riqueza y empleo y mejor distribuida.