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¿Por qué nos ofrecen el rescate?

“Recientemente han estado en España delegaciones económicas alemanas. Quieren imponer un control absoluto sobre la economía ibérica. Ningún país puede abdicar su propia dignidad sin perder el rango que la Historia le ha asignado. España no está dispuesta a perder su rango y convertirse en esclava del gobierno de Berlín”.

Os recomendaría esperar hasta el final del artículo para conocer quién hizo estas declaraciones y en qué fecha. Creo que os sorprenderá. A mí lo que me sorprende es que parece que hoy en día es imposible ver una declaración de dignidad y defensa de España por temor a qué pueda decir Alemania en boca de la señora Merkel.

Llevamos ya un tiempo en el que desde el gobierno, oposición y casi cualquier otro, andan rumiando el asunto del posible rescate a España, toda vez que Alemania ya dejó claro que no habría inyección directa a la banca española (debe ser debido a que no lo necesita porque como era la más solida…) y los políticos, que son como son, están deseándolo pero no mucho, sólo un poquito. Y lo que representa su creatividad se confirma en encontrar nombrecitos ad hoc para que las cosas parezcan mejor de lo que son y por ello, de simple rescate ya estamos hablando de rescate suave o virtual, y como venía a decir Lacalle y el profesor Centeno en sus artículos hace unos días, que no nos líen.

Realmente, desde el inicio de la crisis la estrategia que se ha seguido ha sido equivocada- al menos desde mi humilde punto de vista- y así lo comenté en el libro El lemming que salió raro donde, citando a Buffett, indicaba que el problema de esta situación de exceso de deuda es que era global, con ciertas excepciones, y que todo el mundo estaba intentando desapalancarse a la vez, lo que es prácticamente imposible, sobre todo si nadie quiere asumir sus pérdidas. Como resultado es que alguien calificado como caballero blanco acuda a nuestro rescate.

Primero se quejaban de que no había liquidez, y cierto, se cerró el grifo al poco del desplome de Lehman Brothers. Y esa falta de liquidez fue muy preocupante, puesto que afectaba al propio mercado monetario. Pero vino el caballero blanco en forma de banca central y Estados al rescate… ¿recordáis a Sarkozy diciendo que había que refundar el capitalismo? Se modificaron las normas contables de forma que lo que durante la burbuja permitía presentar fuertes beneficios (y por tanto bonus, dividendos, etc), cuando empezaron a ocasionar enormes pérdidas, dejaron de contabilizarse de la misma forma y entonces recuperaron otra vez los beneficios.

Año 2009. Prácticamente todos los esfuerzos fueron dirigidos a maquillar las pérdidas e inyectar liquidez inexistente a través de compras masivas de activos que sabían tóxicos, pero entre amigos nos entendemos, hoy por ti y mañana por mí. En ese proceso para que las pérdidas no fueran sangrantes y no llevaran a más quiebras, los Estados se erigieron en nuestros salvadores o mejor dicho, en los salvadores de la banca. Y en ello están.

La intención de Alemania y demás países centrales en la zona euro no es tanto evitar que primero Grecia, luego Portugal, Irlanda, Italia, España y quién sabe si Francia, tengan problemas. Son amigos pero no tanto. Si para salvar a los que “despilfarran los dineros que se les dan” han de poner esos dineros los alemanes, holandeses y tal, es lógico que se lo piensen. Porque los de allí también son políticos y también les importan las siguientes elecciones más que otra cosa.

Han estado ayudando hasta ahora simplemente porque sus bancos, fondos de inversión y de pensiones han estado financiando e invirtiendo en deuda emitida por las entidades españolas, las comunidades autonómicas o el propio Reino de España y por ello, si hacíamos default ellos se verían abocados -igual que los demás inversores (incluyendo a los españoles, desde luego)- a asumir pérdidas en sus inversiones. Y lo que están intentando es reducir como locos su dependencia de nuestra posible quiebra haciendo que los españoles les compren la deuda que ellos tienen en su poder con dinero de todos los europeos.

No es tan raro, de hecho es una estrategia muy válida. Diluyo el riesgo entre todos, con lo cual mi parte, que antes era enorme se reduce hasta un nivel asumible, y me voy de rositas cuando vengan los problemas de verdad. ¿Qué para repagar a los que se quieren ir de rositas nos piden subir impuestos o reducir gastos en pensiones, sueldos de funcionarios y demás, porque es lo más rápido? Pues vamos y lo hacemos, sin dignidad, pero con ademanes muy dignos, claro. Antes morir que perder la vida, que diría mi padre medio en broma.

El problema en este caso es que, al final, alguien tendrá que asumir pérdidas y parece que seremos sólo nosotros, porque los demás no quieren –y les dejamos- asumir la que les corresponde. Lo que proponen los austriacos es, en este sentido, llevarse un chaparrón muy fuerte con caídas tremendas de PIB, por ejemplo un 25% menos, pero en el que todos los que hicieron malas inversiones pringan sin incorporar a inocentes que hicieron bien las cosas (…)

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