EiTB ya no será la inoculadora del veneno étnico

Por fin, la tele vasca cambia

Alberto Surio (periodista, San Sebastián, 1963) ha sido elegido presidente del grupo de la radio y televisión públicas vascas (EiTB). Surio va a ser el primer independiente que accede al cargo, porque durante el régimen étnico dirigido por la camarilla dirigente del PNV, la EiTB siempre estuvo controlada mediante personas adscritas a la dirección peneuvista. Surio ha contado con el apoyo de los socialistas (25 escaños), del PP (13 escaños) y de UPyD (un escaño) que suman un voto más de la mayorí­a absoluta necesaria. El PNV, EA y EB se han abstenido. Sólo Aralar ha votado en contra. Es un éxito democrático y el inicio del cambio en la EiTB. Porque ya no será la inoculadora del veneno étnico. Como ha dicho Gorka Maneiro, el parlamentario vasco de UPyD, anuncia el «cambio profundo» que se va a producir en EiTB dentro del proceso de «regeneración democrática».

Surio va a hacer del ente úblico vasco, junto con un equipo de directivos profesionales e independientes, “un servicio público de calidad, comprometido con los valores democráticos, con la causa de la paz y de la convivencia en este país y con el pluralismo más profundo de esta sociedad”. Porque conviene recordar que esa tele era vasca pero al estilo “franquista”, es decir, ha llevado a cabo un adoctrinamiento sistemático. Ha dado continua “normalidad”, “legalidad” y legitimidad a los representantes políticos de ETA. Ha transmitido la negación nacionalista de la Ley de Partidos. Ha desarrollado un lenguaje putrefacto y orwelliano con el que los asesinos se convertían en víctimas. Y ha negado una realidad, España, y ha impuesto “otra”, Euskal Herria. Obviamente, para llevar adelante esta constante actividad de inoculamiento venenoso, la camarilla nacionalista excluyente controlaba férreamente la dirección de la EiTB. El último director, Andoni Ortúzar, es ahora el presidente de la Ejecutiva del PNV de Vizcaya. Así pues, va a desaparecer el aparato de propaganda del siniestro régimen étnico sostenido sobre el terror, el miedo y el silencio. Nos alegramos.

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