Como emblema del cambio el primer traspaso de poderes ha sido en Interior. Se ha llevado a cabo en la Academia de Policía de Arkaute, uno de los edificios públicos donde, con Ibarretxe, no se izaba la bandera española. Rodolfo Ares, nuevo consejero y, por tanto, el jefe de la Policía vasca, ha declarado que su objetivo es «combatir con todos los instrumentos del Estado de Derecho a ETA», y también «a aquellos que la apoyan, amparan y justifican, en todos los ámbitos de la sociedad». Esto va a suponer un cambio importante para la Ertzaintza, ya que se había impuesto en la Policía vasca, a través de los jelkides, la paralización de las detenciones de comandos etarras o la persecución de la kale borroka.
Ya, en su momento, Arzallus había rometido a ETA que no habría actividad policial contra ellos, ni contra la violencia callejera, ni para evitar la convocatoria de protestas ilegales de sus organizaciones políticas o de apoyo a los presos de ETA. Paralización policial impuesta a pesar de que haya habido agentes de la Policía vasca que han perdido la vida a manos de ETA.Es sumamente importante para la lucha contra ETA y la defensa de la democracia que el nuevo Gobierno vasco sea consecuente hasta el final en conseguir que la Ertzaintza ocupe su lugar en la lucha contra el terrorismo de ETA y su entorno político y social; así como que colabore con el resto de las Fuerzas de Seguridad del Estado en dicha tarea.