Electromagnetismo y salud

Poner lí­mite a las ondas electromagnéticas

La reciente entrega del premio del XVIII Premio DuPont de la Ciencia al profesor Antonio Hernando Grande, Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y director del Instituto de Magnetismo Aplicado, ha reabierto la cuestión de la repercusión de las ondas electromagnéticas sobre la salud. Sobre esto, el galardonado, ha reconocido que aunque aumenten los campos electromagnéticos «no se puede decir, de forma absoluta, que son malos», pero sí­ que hay que revisar sus lí­mites.

El trabajo del rofesor Hernando avala sus declaraciones. Las ondas electromagnéticas permiten que suene la alarma si un maltratador que lleve la pulsera desarrollada por el físico se acerca a menos de 500 metros de su víctima (que la lleva también), un mecanismo que evita los problemas de cobertura del GPS. ¿Cómo van a ser malas las ondas? Ha descubierto también que a escala nanométrica (una millonésima de milímetro) el oro adquiere propiedades magnéticas y puede ser usado para destruir células cancerígenas. Al introducir nanopartículas de oro en su interior, al modo de caballo de Troya, y aplicar un campo magnético, las partículas provocan un aumento de temperatura de la célula que provoca su muerte, lo que puede llevar a desarrollar armas tremendamente selectivas contra el cáncer. Y, por último, la magnetoencefalografía, una técnica para estudiar en tiempo real el funcionamiento del cerebro, un campo apasionante que no tiene hoy por hoy otro abordaje posible. Las ondas electromagnéticas tienen aplicaciones vitales para el desarrollo de la medicina y también para la producción en campos como el ahorro energético.Sin embargo, al reconocer que hay que revisar los límites permitidos en cuanto, el profesor Hernando está poniendo encima de la mesa una contradicción latente en España. Mientras el Gobierno español ofrece incentivos a los ayuntamientos que favorecen la instalación de antenas de telefonía móvil, un informe del Parlamento Europeo requiere que Zapatero revise los límites de frecuencia y aconseja restringirlos bajo el principio de precaución, ante la evidencia de que aumenta el número de personas que enferman por culpa de la contaminación electromagnética generada por las antenas de telefonía móvil. Recientemente la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid instaba al ministro de industria que revise dichos límites (fijados por directiva europea desde 1999 y en España en 2001) estableciendo una moratoria para la concesión de licencias y una distancia mínima de 400 metros en la instalación de antenas respecto a núcleos poblados.

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