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Podemos se desinfla ante Ciudadanos

Zarzalejos

Ayer la Cadena SER emitió su barómetro del mes de abril. Y Ciudadanos ha pasado a ser la tercera fuerza política con un 19,4% de voto estimado. Y Podemos –que pierde cinco puntos en un mes– pasa a la cuarta plaza con un 17,9% después de haber ostentado la primera desde enero en este sondeo y prácticamente en todos. El PP sería el partido más votado con el 22% (pierde 23 puntos respecto de noviembre de 2011) y el PSOE el segundo con un 21% (7,7 puntos menos que en las últimas elecciones generales).

Lo interesante es que el subidón de Ciudadanos es correlativo al bajón de Podemos. Los de Rivera logran atraer un 36% del voto anterior al PP, un 20% del PSOE, un 19% de UPyD y otro tanto del llamado voto “huérfano”. De tal manera que el de Rivera es el partido ahora más transversal y está mordiendo espacio a Podemos, lo que hasta ahora no ocurría. Para la mayoría, también es el partido de Rivera el más idóneo para gestionar la economía y, para los votantes del PP, igualmente lo sería para evitar la corrupción.

Sin embargo, no son los sondeos los que han provocado una auténtico desinfle de Podemos ante Ciudadanos. En un cambio de estrategia evidente, Pablo Iglesias ha dedicado el fin de semana a cambiar la diana de sus críticas. Ya no es el PSOE, sino Ciudadanos. Los de Iglesias parecen quererse llevar bien con el PSOE. La prueba es Andalucía, donde están dispuestos a darle la presidencia de la Junta a Susana Díaz, que quedaría así en peor posición que con IU en la anterior legislatura (menos mal que la dirigente andaluza se hartó decir en campaña que no pactaría ni con el PP ni con Podemos). Mientras, el líder de Podemos se ha empleado a fondo con Ciudadanos. Lo hizo reiteradamente en el programa La Sexta noche del sábado, pero en donde cantó la gallina fue en El País del domingo.

“¿Qué es el cambio?”, se preguntaba Pablo Iglesias en el periódico de Prisa. Y más que explicarlo, se dedicaba a ahondar en ese hallazgo de salón según el cual Ciudadanos no sería el cambio, sino el “recambio” de la vieja política. “Ciertos sectores de las elites económicas saludan alborozados algunas propuestas de regeneración que resultan incapaces de poner solución a la estafa cotidiana que padecen los ciudadanos”, clamaba Iglesias en relación con la extendida e interesada idea de que Ciudadanos es una apuesta de las empresas del Ibex.

En un cambio de estrategia evidente, Pablo Iglesias ha dedicado el fin de semana a cambiar la diana de sus críticas. Ya no es el PSOE, sino Ciudadanos

Y acto seguido arremetía contra el nuevo esquema de dos tipos de IVA propuesto por Ciudadanos (“es una insensatez”, escribe Iglesias); contra el contrato único (“una propuesta de recambio y, reiteraba, “insensata” según el líder de Podemos) y contra los seguros individuales por despido (implicaría “volver al siglo XIX”). Curiosamente, Pablo Iglesias no especifica sus propuestas, sino que descalifica a las de Ciudadanos apelando –véase el punto de inflexión– a la socialdemocracia de ¡Olof Palme!

El éxito de Ciudadanos ha saltado de las encuestas al debate político: ya no le tratan amablemente; ya no se sostienen los ninguneos de Podemos y de otros partidos; ya no vale la displicencia de “ese chico” en referencia a Rivera. Este fin de semana, Podemos ha elevado a Ciudadanos a la categoría de adversario. Se ha dado cuenta de una variable que no tenían computada: el partido de Albert Rivera –centrista, social, laico y reformista– puede atraer tanto voto del PSOE como de Podemos. No se explica de otra manera que en los sondeos ambas fuerzas se comporten como vasos comunicantes: lo que van bajando los de Iglesias se corresponde casi exactamente con lo que van subiendo los de Rivera, después de que este haya depredado todo el centro político que antes se encomendaba al Partido Popular.

En muy poco tiempo –ya hay apuntes de que se producirá así– la consigna será la de “todos contra Ciudadanos” porque el ritmo de progresión que demuestra en las encuestas se explica por su dinamismo en la presentación de propuestas que conllevan debate social y mediático –desde la ralentización del AVE hasta el nuevo IVA, pasando por los tres tramos para el IRPF con una renta complementaria en determinados niveles de ingresos– frente al mero esfuerzo declaratorio, eufemístico y vacío del resto de las formaciones políticas.

Además, si los resultados se aproximan a lo que ahora exponen las encuestas, el PP hará bien en comenzar a estudiar un modelo de relación con Ciudadanos para no quedarse colgado de la brocha en muchas comunidades autónomas y no pocas capitales y grandes ciudades. Con lo cual, y visto que Mariano Rajoy,según dijo ayer, seguirá al frente del PP pase lo que pase el 24 de mayo, tendremos la ocasión de contemplar la interlocución directa entre él y Albert Rivera. Así se escribe la historia.

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