La celebración en otoño del Congreso de Escritores, Intelectuales y Artistas por el Compromiso pretende canalizar la rebelión de la cultura.
Un paso al frente del mundo de la cultura
El mundo de la cultura no pude estar al margen de la realidad. Siempre se ha caracterizado por ser punta de lanza en muchas de las luchas.
Por eso, debe estar en primera fila de la batalla contra la intervención y los recortes, un ataque masivo que no sólo afecta a las condiciones de vida de la mayoría, también está restringiendo la soberanía, la democracia y las libertades.
Desde Foros 21 saludamos la iniciativa de intelectuales y entidades culturales, que están promoviendo la celebración en otoño de un Congreso de Escritores, Intelectuales y Artistas por el Compromiso, coincidiendo con el 75 aniversario del II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, que en verano de 1937 reunión en Valencia a lo mejor de la cultura universal en un grito contra el fascismo.
Bajo el lema ‘Por un impulso transformador de la cultura y la lucha ideológica’, los promotores de la iniciativa, según se recoge en el manifiesto de convocatoria, pretenden combatir «el profundo malestar» generado por la crisis en el mundo de la cultura”. Actuando “desde el arte concebido como instrumento de cambio real; desde la urgente necesidad de una respuesta contra la amputación de la democracia y la conversión de todo en mercancía”.
El cónclave tiene esta triple intención: «despejar el lugar del escritor, el intelectual y artista en el panorama actual, desde el punto de vista de su compromiso explícito; analizar la posibilidad de una literatura y una arte «otros», frente a la norma hegemónica; y avanzar en la posibilidad de una «lectura» o discurso alternativo, al margen de los valores de la crítica establecida y del canon acuñado por la ideología dominante y las pulsiones del mercado».
En el correo electrónico y el sitio del congreso podéis conocer el manifiesto completo y las distintas actividades programadas.¿”Escritores de izquierdas” o unidad de todo el mundo de la cultura?
Consideramos que el mundo de la cultura debe dar un paso al frente en esta situación crítica, y que debe hacerlo de forma organizada. Por ello saludamos este tipo de iniciativas, y queremos participar en el debate abierto, abordando de forma abierta los puntos de unidad pero también las diferencias.
El Congreso de Intelectuales, Escritores y Artistas por el Compromiso está ahora mismo planteado como la “unidad de los escritores de izquierdas”, y llama a crear una Alianza Internacional de Escritores, Intelectuales y Artistas Anticapitalistas.
¿Pero este es el camino que se debe tomar? ¿Es eso lo que se hizo en aquel II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, celebrado en plena guerra civil, y que se coge como punto de referencia?
Es bueno volver la vista atrás, porque no es retroceder sino aprender las lecciones del pasado para coger impulso y dar un salto mayor.
Todo empezó en junio de 1935, en París, donde se reúne el Primer Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura. «¿Qué enseñanzas podemos extraer de este congreso histórico que podamos aplicar en el presente?»
No fue solo un congreso de escritores comunistas, ni siquiera reducido a intelectuales de izquierdas. Participaron escritores y artistas de tendencia socialdemócrata, católicos progresistas como Emmanuel Mounier, independientes, representantes de culturas oprimidas por el colonialismo, como la India.
Y se tomó una resolución clave, ampliar la Asociación de Escritores Revolucionarios, hasta entonces reducida a la parte más radicalizada de la cultura, para que pudiera constituirse en la parte intelectual de los Frentes Populares. Se crea así la Alianza Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura.
Su primer Comité Internacional está compuesto por personalidades de la talla de A. Gide, T. Mann, M. Gorki, A. Huxley, B. Shaw o Valle-Inclan.
La Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura se constituye en España el 30 de julio de 1936, como delegación de la Asociación Internacional.
Desde un primer momento, se forma con vocación de integrar en un frente amplio al conjunto del mundo de la cultura.
Su manifiesto de constitución es claro: “Contra este monstruoso estallido del fascismo nosotros, escritores, artistas, investigadores científicos, hombres de actividad intelectual… declaramos nuestra identificación plena y activa con el pueblo, que ahora lucha gloriosamente al lado del Gobierno del Frente Popular”.
Sus miembros recogen lo mejor de la intelectualidad progresista y democrática, que desplegarán durante toda la guerra una intensa actividad práctica. Entre ellos estaban Rafael Alberti, Miguel Hernández, Luis Buñuel, José Bergamín, Luis Cernuda, María Zambrano, Ramón Gómez de la Serna, Rosa Chacel, Ramón Sender, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, Max Aub…
La integran organizaciones que van desde la Unión de Escritores y Artistas Proletarios a Acció d´Art, grupo regionalista valenciano disidente del Círculo de Bellas Artes.
Ellos organizaron la celebración en Valencia, como sede central, pero también en Madrid y Barcelona, del II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura.
En él, junto a los escritores e intelectuales españoles, participarán figuras internacionales de la talla de Ernest Hemingway, Pablo Neruda, Octavio Paz –tres Nobel de Literatura-, Nicolás Guillém, César Vallejo, André Malraux, Louis Aragon, Tristan Tzara, John Dos Passos…
La resolución final de este histórico congreso insiste en identificar al fascismo como enemigo principal de la cultura y de los pueblos, y en elevar un amplio llamamiento de unidad a todos los escritores, artistas e intelectuales:
“Primero: Que la cultura que se han comprometido a defender, tiene por enemigo principal al fascismo. (…) Tercero. Que en la guerra efectiva que el fascismo ha abierto contra la cultura, la democracia la paz, y en general, la felicidad y el bienestar de la Humanidad, ninguna neutralidad es posible, ni puede pensarse en ella (…) Por los referidos motivos hacen este llamamiento solemne a los escritores de todo el mundo, a todos los que creen profunda y honradamente en su visión humana, en la eficacia de la expresión escrita, y les invitan a fijar su posición sin tardanza ante la amenaza que se cierne sobre la cultura y la humanidad….”.
¿Qué enseñanzas podemos extraer de este congreso histórico que podamos aplicar en el presente?
Cuando el mundo de la cultura adoptó una posición más radical, cuando su compromiso explícito llevó a los mejores escritores del mundo a reunirse bajo la amenaza de las bombas fascistas, entonces fue cuando más se avanzó en la unidad.
La dirección la llevaron los escritores más revolucionarios, muchos de ellos comunistas, pero se luchó con denuedo por no limitar la unidad a los “escritores de izquierdas”, se hicieron todos los esfuerzos posibles –en primer lugar por parte de los artistas comunistas- por integrar en el antifascismo organizado a todos los escritores progresistas, y también a aquellos demócratas honrados que no se inscribían dentro del espectro “progresista” pero que rechazaban el fascismo.
Hay que dar una respuesta frente a los recortes y la intervención. Pero limitarla a los “escritores de izquierdas” es un error. Es necesario unir al 90%, también en el mundo de la cultura. ¿Qué escritor, cineasta, intelectual, no va a estar de acuerdo en combatir los recortes y las restricciones a las libertades y la democracia? ¿Entonces por qué no debemos unirlos?