Teruel sufrió la mayor ola de incendios en 15 años y perdió 7.300 hectáreas de bosque. Hoy gracias al plan “Plantando Agua”los bosques de Teruel han recuperado 471,9 millones de litros de agua, reforestado 58,74 hectáreas y plantado 66.374 árboles.
En el 2012, entidades públicas y privadas, la administración, grupos de investigadores y científicos trabajaron juntos para devolver la comarca de las Cuencas Mineras, devastada por el fuego, a su estado original.
La clave del proyecto consiste es una reforestación controlada que asegure el suministro de agua azul, fomentando la ganadería como productora de agua azul al controlar la vegetación y, por ende, prevenir también los incendios.
El incendio del 2009 arrasó 7.300 hectáreas de bosque de Teruel.¿Que resultado ha tenido el plan “Plantando Agua”?
El objetivo ha sido crear un monte adaptado a los retos del siglo XXI. Hemos diseñado un monte para el futuro resistente a los incendios en un escenario de cambio climático en el que no disponemos de suficiente agua de lluvia y las temperaturas son un poco más altas. La mayoría de los incendios en Teruel son naturales; es, de hecho, la zona de Europa donde más rayos caen. El monte y los pastos deben no solo resistir al fuego sino también ser capaces de recuperarse tras los incendios que sin duda ocurrirán en un futuro.
El incendio forestal que devastó grandes áreas de bosque permitió, sin embargo, comprender el efecto del bosque sobre los recursos hídricos. ¿Como influye la vegetación en la disponibilidad de agua?
Hace años que cambió el paradigma de que los bosques son como esponjas que captan el agua de la lluvia, la guardan en el subsuelo y la van cediendo poco a poco a la sociedad. Esa metáfora del bosque como esponja no es cierta en la mayoría de los casos. El bosque es un consumidor de agua de lluvia que retiene y transpira para hacer la fotosíntesis devolviéndola a la atmósfera. Es lo que se llama agua verde frente al agua azul que es el agua de lluvia que el bosque no atrapa, escurre y va a los ríos o se infiltra en los acuíferos. Desde hace muchos años el aumento de vegetación de bosques genera menos caudal en los ríos. En España los ríos llevan ahora un 20% de agua por causa del aumento de la vegetación. Es una barbaridad. El cambio climático también afecta al caudal de los ríos pero en menor medida. Nos preocupaba mucho como la plantación del bosque después del incendio iba a afectar a la disponibilidad de agua en acuíferos y ríos en la región. Por eso hemos hecho un diseño adaptado a este reto.
¿En qué consiste este diseño del monte?
En un escenario de cambio climático no disponemos de suficiente agua de lluvia y es necesario plantar menos árboles para que dispongan cada uno del agua suficiente. Durante los años 60´ y 70´ se plantaban 2.500 árboles por hectárea, nosotros hemos plantamos de 900 a 1.200 árboles por hectárea.
Hemos hecho un diseño en manchas, en rodales plantados y zonas sin plantar. Sólo 320 hectáreas de las 1.200 tienen plantación y el resto de zonas no. En las 320 hectáreas plantadas asumimos que el agua de lluvia la va a consumir el bosque para si mismo y las zonas sin plantar van a producir agua azul a disposición de la sociedad. Este diseño en manchas también viene bien para controlar la propagación de los incendios al ser una plantación discontinua en el espacio.
Se habla de esta sequía como la peor sequía de hace 20 años. El agua es una asignatura pendiente para la que hace falta un proyecto nacional. ¿Este modelo de gestión el monte puede servir de ejemplo?
Yo creo que es un ejemplo de como hacer gestión de los montes pensando en el agua. Tradicionalmente la gestión del monte se planificaba en función de la madera. Ahora se empieza a planificar en función del agua en los países mediterráneos con falta de agua porque es el factor limitante en nuestros países y más en un escenario de cambio climático.
La Fundación Ecología y Desarrolló organizó talleres participativos con la ganaderos, agricultores y alcaldes de las que salieron una serie de propuestas muy interesantes siendo la más importante de ellas la recuperación del bosque tras el incendio, pero también otras como la plantación de encinas truferas en beneficio de la economía de la región. Para diseñar este proyecto reuniros en un taller de expertos a ecólogos de las universidades de Barcelona y Zaragoza, del CSIC y a expertos ingenieros de montes y a APN, agentes de protección de la naturaleza que trabajan sobre el terreno. Se ha partido desde abajo, desde la base y hemos contado siempre con el apoyo del Gobierno de Aragón y de los técnicos del Servicio de Gestión Forestal con una visión de la gestión forestal muy a la vanguardia. Desde el punto de vista metodológico el proyecto es un referencia.
Gracias al plan “Plantando Agua”los bosques de Teruel han recuperado 471,9 millones de litros de agua, habéis reforestado 58,74 hectáreas y plantado 66.374 árboles ¿Con qué especies estáis reforestando el monte quemado?
Estamos plantando a 1.200 metros de altitud especies termófilas como el pino carrasco que soporta temperaturas más altas. No es una especie habitual pero estamos diseñando un bosque para dentro de 200 años cuando el clima será mas templado. Hemos hecho esa apuesta.
Con el cambio climático las especies se van moviendo. El pino carrasco crece normalmente a la orilla del mar y en Aragón llega hasta los 800 metros de altitud a los pies de la sierra. Pero esta especie está subiendo buscando temperaturas más suaves. Los agentes forestales han visto germinaciones de pino carrasco a 1.200 metros de altitud. Otras especies como el pino laricio y el pino silvestre también suben en altitud. En esta restauración nos hemos adelantado a ese fenómeno.
¿ Cómo puede el bosque combatir a los incendios?
El fuego es un fenómeno natural en los ecosistemas. Siempre hay que diferenciar entre los efectos humanos y económicos desastrosos de los grandes incendios de última generación y el fuego a nivel ecológico. Los incendios son perturbaciones necesarias para que un bosque rejuvenezca y se adapte a las nuevas condiciones climáticas. Si hay un incendio que abre un claro en el bosque las especies nuevas adaptadas al nuevo clima regeneran el ecosistema. Hay muchas especies que para regenerase necesitan del fuego. Al pino carrasco, por ejemplo, le viene bien el fuego. La copa del árbol esta llena de piñas y al quemarse estallan esparciéndose los piñones que después germinarán.
Tenemos la idea de que la naturaleza está en equilibrio pero es mentira. La naturaleza está en cambio continúo. Hasta hace sólo siglo y medio estuvimos en una pequeña edad de hielo; durante el s.XVII y XVIII el Ebro se congelaba.
Hemos plantando especies rebrotadoras o germinadoras como las encinas, quejidos… resilientes a los incendios. Los Quercus en general cuando se queman rebrotan bien de la raíz o bien de la base del tronco y se regeneran perfectamente. Las encinas que se quemaron en el incendio se están regenerando de forma natural. La flora mediterránea ha evolucionado con el fuego.
Habéis diseñado un monte adaptado al cambio climático compatible con la fauna autóctona y la actividad económica de la región. Afirma usted que la ganadería también produce agua, ¿podría explicarlo?
La ganadería es una parte fundamental y una originalidad de este proyecto. Una buena parte del presupuesto se ha destinado a favorecerla. El ganado lo utilizamos para producir agua azul. Hemos construido un corral en la zona alta con unas 1.000 ovejas. Para mantener la matriz sin arbolado el ganado pastorea limpiando el monte. Como te he comentado hemos diseñado el monte en manchas, en rodales y entre medias una matriz sin plantar. Esa matriz no sólo sirve de cortafuegos sino que también produce agua azul al filtrase el agua de lluvia a a ríos y acuíferos.
¿Cómo afecta la despoblación del mundo rural al estado actual del monte?
El despoblamiento rural no es igual a desastre ecológico. El despoblamiento rural es igual a importantes cambios en el medio pero de distinta naturaleza. Ha bajado mucho la carga ganadera y los pastos creados por nuestros antepasados ahora están siendo colonizados por matorrales y bosques recuperando el terreno que perdieron en la Edad Media. También zonas de cultivo marginales abandonadas se están reforestando espontáneamente. Entre otros cambios esta habiendo una asilvestración de los montes en toda Europa. El jabalí, el corzo, la cabra montesa y el lobo están en expansión.
Pero el aumento de la biomasa y la vegetación tiene también como efectos negativos el descenso de los caudales de los ríos, el aumento de riesgo de incendios…
Desde el punto de vista ecológico el problema no es tanto la despoblación rural sino la falta de gestión del monte. Frente a la idea romántica de que hay que dejar que la naturaleza evoluciones por sí sola porque es sabia la gestión del monte es fundamental y necesaria. Hay que aclarar las plantaciones de pinos de los años 60´ y 70´ para evitar incendios y hay muchos montes bajos de encinas que debido a que ya no se carbonean están enfermos.
Eso no es sólo una inversión para el medio rural porque genera trabajo sino también una inyección de autoestima para el mundo rural que está en crisis porque su papel en el mundo actual es marginal. No juega ningún papel y sin embargo de los ecosistemas recibimos desde el oxígeno que respiramos, el agua, a la diversidad…al control de plagas, de inundaciones. El medio rural debe ser consciente de que esta contribuyendo al bienestar social.