Reacciones palestinas al resultado de las elecciones israelí­es

Pesimismo en Cisjordania y desdén en Gaza

Entre el desinterés, el pesimismo y el cinismo, así­a han sido acogidos los resultados electorales de Israel en Cisjordania y Gaza. Tanto representantes de Al Fatah como de Hamás coinciden en señalar lo que es evidente: que el resultado de los comicios israelí­es -aunque todaví­a no dan un claro ganador, y el futuro gobierno se decidirá en la mesa de negociación- arroja un negro futuro para Palestina y para el proceso de paz.

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) cree que el resultado de las elecciones de hoy en Israel no ofrecen garantías ara que prosiga el proceso de paz en Oriente Medio."Los resultados de las elecciones israelíes no tienen suficientes elementos para hacer la paz", afirmó en un comunicado Saeb Erekat, jefe negociador palestino.La reacción de la ANP, que gobierna en Cisjordania, se produce después de la del movimiento islamista Hamás, que controla Gaza y recibió los resultados electorales con escepticismo porque reflejan que el próximo gobierno israelí será más "radical" y "terrorista"."No estamos sorprendidos por los resultados de las elecciones y de que los vencedores sean Livni, Netanyahu y Lieberman", ha afirmado con el desdén de quién no espera buenas noticias del enemigo Fawzi Barhum, portavoz del movimiento islamista, sobre los líderes de los tres partidos más votados en las elecciones israelíes: Kadima, el conservador Likud y el ultraderechista Israel Beitenu. "Esto indica -agregó Barhum- que la comunidad sionista ha elegido a los líderes más radicales y terroristas", ha dicho cínicamente el dirigente de Hamás, como si el lanzamiento de proyectiles contra poblaciones israelíes no tuviera nada que ver con la radicalización del voto en Israel a posiciones más reaccionarias.Desde que declararon un alto el fuego, las dos partes negocian un acuerdo de tregua con la mediación de Egipto, que podría saltar por los aires si se produce un cambio de gobierno en Israel del actual Kadima –responsable de la masacre, pero pragmático y dispuesto a plegarse a los planes norteamericanos- al Likud, partidario de derrocar al gobierno de Hamás invadiendo de nuevo si es necesario la franja. La pírrica victoria del partido gobernante Kadima -con el que la ANP negociaba en el proceso de paz de Annapolis desde finales de 2007-, no permiten pronosticar si el que finalmente formará gobierno será Tzipi Livni o si quién lo hará será el halcón del Likud, Benjamín Netanyahu, que a priori tiene una situación mucho más ventajosa para reunir los apoyos parlamentarios entre la extrema derecha israelí.

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