¿Pero quién paga el recorte?

Después de endeudar al paí­s hasta los ojos y provocar un déficit público insoportable (casi el 12% del PIB), gracias a los planes de rescate bancario; ante el peligro del aumento de la prima de riesgo en los mercados internacionales, lo que agravarí­a aún más la situación; y ante la exigencia de las principales oligarquí­as europeas encabezadas por Alemania el gobierno de Zapatero ha acabado por prometer en la Cumbre de Davos, ante los verdaderos dueños de la deuda exterior española, un draconiano plan de ajuste. El recorte en 50.000 millones de euros del gasto público es el tercer pilar, junto al recorte de las pensiones y la reforma laboral. El gobierno se propone recortar 5.000 millones de euros este año y otros 45.000 hasta 2013 en el conjunto de las Administraciones, central, autonómicas y locales; 40.000 millones a costa del Estado central y sólo 10.000 entre las comunidades autonómicas y ayuntamientos.

Juran los ministros de Zaatero, la ministra de Economía Elena Salgado, la vicepresidenta Fernández de la Vega y el ministro de Trabajo Corbacho que no se tocarán las pensiones, la dependencia, el paro, la educación y la I+D+i… ¿Pero de dónde van a recortar? ¿Quién lo va a pagar?Cualquiera podría pensar que estamos a las puertas de un auténtico plan de sacrificio de nuestra clase política, de reducción de los gastos superfluos e innecesarios, de un tijeretazo al derroche de las autonomías (como los 30 millones de euros de informes de la Generalitat o la congelación de las “embajadas” de Carod Rovira en el extranjero), de un recorte de los privilegios de los políticos, subvenciones, coches, recorte de los sueldos millonarios , dietas o suplementos de los presidentes, vices, altos cargos, diputados y senadores, presidentes autonómicos, alcaldes… Pero nada más lejos de la realidad, los privilegios de políticos y administraciones regionales ni tocarlos, serán sobre todo las infraestructuras del país y el empleo público quienes sufran los recortes. Después vendrán otros recortes sociales, como ya han hecho con I+D a pesar de lo que dicen, ¿de verdad nos vamos a creer que no recortarán de sanidad o educación?Hace unas semanas salía publicado un estudio que ponía de manifiesto los miles de millones en gastos “llamativos”, directamente superfluos e innecesarios, o directamente destinados a subvencionar los privilegios de los políticos y sus partidos. Más de 6.000 millones de euros destinados en los presupuestos a lo que se podrían llamar “partidas llamativas”, tales como los 39 millones de euros en gastos de material de oficina para diputados y senadores; 2,9 millones de euros destinados por el ministerio de Medio Ambiente a subvencionar las carreras de caballos; 2 millones del de Economía para “estudios de empresas privadas sobre la sociedad de la información”; 1 millón de euros para estudios relacionados con la Alianza de Civilizaciones; o los más de 90 millones de euros que reparten los diferentes ministerios entre las fundaciones de los partidos políticos: 81,2 millones del ministerio del Interior, 6,1 millones del de Cultura, 450.756 euros de Educación, 2,2 millones de Exteriores…Pero además de esos 6.000 millones, el listado de partidas de donde recortar y que no se van a tocar sencillamente porque nutren a la clase política o sus actuaciones son interminables. ¿Qué decir de los 583 millones de euros para RTVE y otros 94,3 millones en prejubilaciones por despidos? ¿O de los casi 5 millones de euros para repartir entre sindicalistas y CEOE por asistencia a consultas? Por no hablar de las decenas de millones de euros que van directamente a subvencionar partidos y sindicatos.¿Pero si el Estado sólo administra el 30% de los presupuestos públicos, cuánto se podría ahorrar de las partidas de “gastos llamativos” y subvenciones de los presupuestos autonómicos y municipales de las grandes ciudades? ¿Por qué hemos de pagar en infraestructuras y empleo público? ¿No se podría destinar ese ahorro al fondo de pensiones de la Seguridad Social? Así no sólo sería innecesario el recorte de pensiones sino que habría dinero para mejorarlas.