La crisis y el parasitismo como rasgo estructural del capitalismo

¿Pero no estaba Lenin desfasado?

El estallido de la crisis ha permitido descorrer el velo de la dictadura económica que los grandes centros del capital financiero imponen al conjunto de la humanidad. De repente, han salido a la luz los draconianos métodos de extorsión financiera (las hipotecas subprime, los hedge fund, los derivados financieros…) con los que los grandes plutócratas de Wall Street se apoderan de una gigantesca porción de la plusvalí­a mundial, muy por encima de la que corresponderí­a a su peso económico global, y de una gran cantidad del ahorro mundial. Capital ajeno que los altos ejecutivos de Wall Street manejan a su antojo, arriesgando un dinero que no es suyo en complejas operaciones financieras con el fin de obtener la máxima ganancia. El grado de parasitismo -es decir de explotación, de apropiación de la plusvalí­a a través de medios estrictamente financieros- ha estallado delante de nuestros ojos. Justo como ya enunció Lenin, al que muchos falsos enterradores han dado demasiadas veces por desfasado, hace ya casi un siglo.

El caitalismo es así… y no puede ser de otra maneraAnte el espectáculo de miles de millones perdidos en la bolsa por las arriesgadas jugadas de fracasados magos de las finanzas, algunos sectores de la izquierda llaman a poner coto al "capitalismo salvaje y especulativo", cuyos desmanes son señalados como causa principal de la crisis.¿Pero es "un desmán" que el león devore a la gacela? ¿O el león simplemente no puede comportarse de otra manera?Esperar un capitalismo que no desarrolle de forma desenfrenada la especulación y el parasitismo es simplemente un deseo imposible, que nos adormece, al predisponernos a aceptar "el capitalismo menos malo". Por ejemplo a Obama en comparación con Bush.El parasitismo es un rasgo estructural del capitalismo, en cualquiera de las formas que éste se presente.El salto al capitalismo monopolista agudiza cualitativamente los rasgos peculiares de especulación y parasitismo que Marx ya establece. En la base de esta agudización están el grado de concentración de la producción y del capital que da origen al monopolio, la aparición del capital financiero –con preponderancia de un pequeño puñado de grandes bancos transformados en monopolistas omnipotentes- o la dominancia de la exportación de capital.La concentración del capital en manos de un pequeño puñado de grandes bancos incrementa la dominancia de los mecanismos puramente financieros para apropiarse de una cuota mayor de plusvalía.La división entre un ínfimo puñado de potencias imperialistas acreedoras y el resto de la humanidad, convertida en sus deudores, provoca que las ganancias obtenidas de las operaciones financieras –de la apropiación de la plusvalía mundial en base a su supremacía financiera- sean mayores que las derivadas de su capital productivo.El grado de concentración de la producción en manos de un pequeño puñado de monopolios se convierte en un freno al desarrollo de la producción, sometida a sus intereses de ganancia monopolista.Estas características del capital financiero exacerban la tendencia del capitalismo hacia la especulación, el parasitismo y la descomposición.EEUU, el Estado rentista por excelenciaEl gigantesco mecanismo de expolio y usura financiera construido por Wall Street a través del mercado hipotecario y sus derivados financieros, así como la posición de la superpotencia norteamericana –adueñándose de una cuota de la plusvalía mundial mayor que la que correspondería a su peso económico a través de la agresividad financiera- son ejemplos de esta tendencia.La aparición del capital financiero –y dentro de él, la preponderancia de un ínfimo puñado de grandes bancos, que han monopolizado todo el capital monetario nacional, y se han convertido de modestos intermediarios en capitalistas omnipotentes- agudiza también el parasitismo y la especulación. A través de ese nuevo poder, los grandes bancos adquieren la capacidad para imponer mecanismos de extorsión y saqueo financiero que les permiten apoderarse de una cuota cada vez mayor de la plusvalía.A través de su privilegiada colocación en la cadena imperialista, las principales potencias y burguesías –que concentran la propiedad de ese capital financiero que extiende sus redes de dependencia hasta el último rincón del globo- imponen el chantaje, la extorsión y la usura financiera para adueñarse de una parte de la plusvalía mundial muy por encima de la que le correspondería por su capital productivo.Una característica que define a la perfección a los EEUU de 2008, pero que Lenin ya aplicaba a la Inglaterra de principios del siglo XX: "El estadístico Giffen estima en 18 millones de libras esterlinas, calculando a razón de un 2,5% sobre un giro total de 800 millones de libras esterlinas, el beneficio anual percibido en 1899 por la Gran Bretaña de su comercio exterior y colonial. Por grande que sea esta suma, no puede explicar el imperialismo agresivo de la Gran Bretaña. Lo que lo explica son los 90 ó 100 millones de libras esterlinas que representan el beneficio del capital "invertido", el beneficio del sector de los rentistas. ¡El beneficio de los rentistas es cinco veces mayor que el beneficio del comercio exterior del país más "comercial" del mundo! ¡He aquí la esencia del imperialismo y del parasitismo imperialista!Esa agudización del parasitismo, la especulación y la descomposición propias del capitalismo financiero adquieren en EEUU la expresión más acabada.El declive relativo del peso económico global norteamericano se ha acelerado en los últimos años. Si en el 2000, Washington controlaba el 33,2% del PIB mundial, en el 2003 la cifra se había reducido hasta el 29,9%, en 2005 al 28,2% y en 2007 al 25,6%.Justo en ese momento, el crecimiento del PIB mundial estallaba. Entre 2000 y 2007, el PIB mundial se incrementó un 171%, pero la participación norteamericana en el total de la riqueza mundial descendió un 22,75%. Expresión del estancamiento económico norteamericano.Pero EEUU conserva la propiedad de activos financieros por valor de 56,1 billones de dólares –el 35% del global mundial-. Es el país con un mayor incremento de los activos financieros, sólo en el último año su valor aumentó en 5,7 billones –el 45% del PIB norteamericano. Los beneficios de los servicios financieros fueron en 2007 un 45% de todas las ganancias corporativas en EEUU.Ese predominio financiero le permite a EEUU adueñarse, a través del parasitismo, el saqueo y la estafa financiera, de una cuota de la plusvalía mundial sobredimensionada en relación a su peso económico real. A través del mercado de derivados financieros –sólo los diez primeros bancos norteamericanos acumulan derivados por un valor diez veces superior al PIB norteamericano-, Wall Street se apoderó de la mitad del ahorro mundial. La economía norteamericana atrae 75% de los flujos provenientes de los 67 países que tienen superávit de cuenta corriente en el momento actual, encabezados por China, que exportó capitales por más de 350.000 millones de dólares en 2007.

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