¿Pero es que nadie va a hablar de los que realmente mandan?

En el debate de la moción de censura presentado por Unidos Podemos contra Rajoy pesan más las ausencias, los vacíos y los temas intocables que las cosas que se han dicho.

Se pueden hablar de de castas, de tramas y hasta de “régimen político construido a partir de la oligarquía del franquismo”. Se puede hasta recitar -uno a uno, en órden alfabético- los casos corrupción y de financiación ilegal del Partido Popular. Pero ¿cómo nadie menciona a los grandes centros de poder mundial que deciden en España, que imponen recortes, reformas laborales, techos de gasto público o que nos empujan a encuadrarnos en sus planes de guerra? ¿Por qué nadie habla de Bruselas, de Merkel o el FMI? ¿Cómo es que nadie menciona a la OTAN o a Donald Trump?

Sobre la mesa del ministerio de Defensa está el llamamiento norteamericano de que España vuelva a enviar tropas a Afganistán, un avispero en el que nuestro país se metió 14 años a las órdenes de Bush que que costó la vida a 99 militares. La OTAN y el Pentágono exigen con voz marcial que sus miembros eleven sus gastos militares hasta el 2% del PIB, algo a lo que Cospedal ya se ha comprometido, y que supondrá que en los próximos años nuestro país tenga que duplicar su presupuesto militar, destinando 12.000 millones de euros al año -que habrán de salir de recortes en gasto público o de subidas de impuestos- a comprar material bélico para poder estar en primera línea de fuego en las guerras a las que quiera enviarnos EEUU.

Nada de todo esto se ha mencionado en el debate, por ninguna fuerza parlamentaria. La sumisión y la subordinación de Rajoy a los intereses de Washington y a sus planes de guerra ¿no forman parte de las razones para desalojarlo de la Moncloa?.

Tras años de imponernos draconianos recortes en sanidad, educación, pensiones y demás políticas sociales, de dictarnos intransigentes medidas de austeridad o reformas laborales, las autoridades comunitarias (la Comisión Europea y el BCE), junto al Fondo Monetario Internacional -la llamada troika- siguen manteniendo a España en el “brazo correctivo” del Pacto de Estabilidad, es decir: en el estatus en el que nuestras decisiones están fiscalizadas por los “hombres de negro” ante los que hay que rendir cuentas. Una UE dominada por el ‘diktat’ alemán de Ángela Merkel que nos sigue imponiendo un techo de gasto público que sigue pesando como una losa para los presupuestos de sanidad, educación y áreas sociales de cada CCAA o ayuntamiento de nuestro país.

Pero tampoco Merkel, ni Bruselas o el Fondo Monetario, poderes ante los cuales el gobierno de Rajoy se inclina dócilmente, han merecido mención alguna. Ni siquiera al sacar a colación el artículo 135 de la Constitución, reformado por orden de la canciller alemana para dar prioridad de pago a los acreedores de la deuda externa. Como si no formaran parte de las élites a las que hay que hacerles una moción de censura, a las que hay descabalgar del poder en España.

¿Acaso España es una isla en el mundo, acaso no forma parte de la esfera de influencia de ninguna gran potencia? ¿Acaso las decisiones de Moncloa son autónomas a las llamadas del Despacho Oval o a las de la Cancillería germana? ¿Por qué nadie habla de los innombrables, cuando son los centros de poder que realmente deciden sobre nuestro país, sobre nuestra gente, sobre nuestras vidas? ¿Por qué tanto empeño en que nadie nombre a la ‘bicha’, a las potencias imperialistas, a Washington y a Berlín? ¿Es que no merecen ellos -tanto o más que Rajoy y el Partido Popular- una rotunda moción de censura?

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