El consumo privado sufre la mayor caí­da de la historia

¿Pero cómo vamos a consumir si el dinero lo tienen ellos?

Según un informe de Caixa Catalunya, el consumo privado -es decir, el gasto en consumo de las familias españolas- caerá este año un 4%. Se trata del mayor descenso de la historia. El consumo privado en España sólo habí­a tenido anteriormente dos etapas de contracción: en el año 1981, el peor año de la economí­a mundial desde la Segunda Guerra Mundial, el consumo privado cayó en España un 1,3%, y en el año 1993, la caí­da fue del 2,3%. Pero jamás habí­a alcanzado cotas tan bajas como las actuales.

Y la evolución marca un descenso en icado. Del 0,2% de crecimiento que se esperaba en el mes de octubre del año pasado, se ha pasado ahora a una previsión de caída del 3,4%. Para los autores del informe, esta situación refleja el"insólito empeoramiento de la confianza, de la renta y de otras variables relevantes del gasto de los hogares, en especial desde el pasado mes de octubre". Cabría decir, ¿cómo vamos a gastar más, si nuestro dinero lo tienen ellos, los grandes bancos? El conjunto de las deudas acumuladas por las familias residentes en España con bancos, cajas y cooperativas para cualquier fin, no sólo para la adquisición de vivienda, asciende a 905.760 millones de euros. Si se abre el foco a las empresas, el total de la deuda asciende a 1,84 billones de euros, un 33,8% más que el conjunto del ahorro de los sectores residentes (1,21 billones). La diferencia entre lo que tenemos ahorrado y lo que debemos a los bancos se sitúa en cerca de 625.000 millones de euros, un 60% del PIB. Si a esto le sumamos la escandalosa brecha salaria, que hace de España el país europeo donde más se ha reducido el salario real de los trabajadores, la renta disponible para consumir de las familias españolas mengua considerablemente. Mientras existen 3,6 millones de parados, casi la mitad de ellos sin cobrar prestación alguna, y 7,7 millones de trabajadores malviven en el subempleo o no alcanzan siquiera los mil euros de salario, una élite hiperprivilegiada de apenas 40.000 personas –altos ejecutivos de bancos y monopolios…- cobran de media 329.729 euros anuales, 27.477 euros al mes. Si se redistribuyera la masa salarial, recortando a los de arriba e incrementando el salario a los de abajo, existiría mucho más dinero disponible para gastar en manos de las familias, o para invertir en manos de las empresas. Y eso no sólo incrementaría el nivel de vida de amplias capas de la población. También tiraría hacia arriba la economía. El consumo interno es uno de los principales motores económicos. Su contracción afecta de lleno a toda la estructura productiva. Sería, pues, además de una cuestión de justicia social, un efectivo estímulo económico para salir de la crisis.

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