SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Peor imposible

Ya puede estar tranquilo Mariano Rajoy, que mientras el PSOE siga reptando por el subsuelo electoral, él puede permitirse hacer leyes como la del aborto, que ni sus votantes apoyan. Pero da igual porque, además de contar con un históricamente bajo 24,4% en intención de voto, el Partido Socialista cuenta también con una crisis formidable en su interior, a juzgar por los datos de Sigma Dos publicados más arriba.

La proporción de personas que afirman en este sondeo que el PSOE sufre un problema de liderazgo es abrumadora y no hay segmento en que esa opinión sea de signo, por lo menos, moderado. Y si los propios votantes del PSOE lo consideran así en más de un 85%, que ya es decir, va ser muy difícil que Rubalcaba consiga antes de las elecciones invertir la opinión de los suyos. Así que se imponen unas primarias para resolver de alguna manera uno de los principales problemas del partido en este momento: que el líder no gusta, no merece la consideración necesaria y que hay que cambiarlo cuanto antes.

Veremos si la operación se hace con acierto o sin él porque las cosas en España están de tal manera que se necesita que el líder del principal partido de la oposición tenga una posición de Estado en cuestiones decisivas, como es la de enfrentarse al desafío secesionista que han planteado Artur Mas y Oriol Junqueras. Rubalcaba tiene la posición adecuada y en este asunto está básicamente de acuerdo con el presidente del Gobierno. Y además ha conseguido con una notable habilidad que el líder de los socialistas catalanes se haya bajado, por fin, del disparate del referéndum y haya vuelto a posiciones más acordes con el espíritu del PSOE de toda la vida.

A ver si quien sustituya a Rubalcaba consigue mantener lo logrado hasta ahora. Pero lo que no tiene vuelta de hoja es que las primarias urgen, porque también es opinión unánime según este sondeo que la permanencia de Rubalcaba está perjudicando al partido.

Cuanto más tarden en convocarse, más crudo lo tendrá el PSOE en materia electoral porque, para colmo de sus males, parece que la situación económica mejora, que el paro baja y que las afiliaciones de la Seguridad Social suben. Puede que sea un espejismo, pero no parece. Esa ha sido una de las grandes banderas de la batalla del Partido Socialista y todo indica que la va a perder a manos del Gobierno. Es decir, que se necesita un revulsivo dentro del partido que devuelva la esperanza de sus votantes en él. Y, sobre todo, que el revulsivo llegue a tiempo para que pueda ser eficaz.

Los votantes del PSOE quieren un cambio de liderazgo antes de las elecciones europeas, que son en mayo de este año. Y ya está claro que, aparte de la ascensión fulgurante de Susana Díaz en la consideración de los suyos, lo que quieren es que sea Carme Chacón quien conduzca al partido por el camino de la remontada. Pero si los socialistas no se apresuran, puede que Rajoy les robe definitivamente la merienda.

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