Televisión

Peor el remedio que la enfermedad

Es la última noticia que Fernández De La Vega ha dado a los directivos del ente público. El objetivo es acabar el año sin prácticamente publicidad en Televisión Española. El ejecutivo acelera pues este proceso, que durante los últimos años se habí­a llevado de forma progresiva -a razón de un minuto por hora menos en cada ejercicio-, apremiado por las corporaciones privadas que ansí­an ver hundidos los ingresos de la televisión pública para disfrutar de un trozo más grande del pastel. Lo sorprendente es que la medida pretende suplir esta carencia de financiación con una tasa del 3% de los beneficios netos para los grupos privados, y con un nuevo impuesto para los operadores de telecomunicaciones. Algo que en consecuencia puede acabar representando una privatización encubierta.

Es evidente el manifiesto desrecio del que el actual gobierno hace gala frente a la televisión pública nacional. Si en la era Aznar la relación con la televisión se caracterizó por un intento de apropiársela de forma descarada y manipuladora, parece ser que lo que pretende hacer Zapatero es regalársela directamente a los grupos privados, con los que tiene una larga lista de favores pendientes.Lo más lamentable de todo es que esta medida no se puede justificar, como ocurre en ocasiones, con el mal funcionamiento del ente público. Televisión Española ha recuperado después de muchos años el liderato de los índices de audiencia. Frente al efímero auge generado por las múltiples autonómicas y las televisiones comerciales, la televisión nacional ha sabido recuperar el terreno perdido y atraer al espectador medio a base de una persistente apuesta por las producciones nacionales, series y telefilmes, así como formatos de programa originales, que además ha sabido vender al extranjero.En el pasado ejercicio superó con creces el 5% obligado en financiación de cine, contribuyendo además al crecimiento de la cultura autóctona. Sin embargo ninguna de las medidas que está imponiendo el gobierno planea ahondar en esta línea de independencia y aumento de la autofinanciación.La gran pregunta que se nos planteaba al anunciarse la “reducción drástica de la publicidad” ya tiene respuesta. La televisión pública será financiada por los grupos privados. Algunas de las empresas de telecomunicaciones, “víctimas colaterales” de esta medida, ya han puesto el grito en el cielo. Sin embargo sus quejas dejarán de escucharse cuando descubran el enorme control que van a ser capaces de ejercer sobre una empresa teóricamente pública, que ahora van a pasar a financiar ellos.Quien paga manda. Y el gobierno les esta entregando el cetro real directamente a los grandes grupos mediáticos, y de paso, a empresas como Telefónica o France Telecom. Lo peor de todo es que se empeñarán en hacernos creer que esta medida sólo beneficiara a los usuarios y contribuyentes, haciendo gala de su demagogia habitual, y poniendo a funcionar la maquina mediática de sus grupos afines, indiscutibles beneficiarios de su política audiovisual. Ni siquiera tendrán la decencia de enmarcar esta medida en la esperada Ley del Audiovisual. Zapatero tiene prisa por contentar a sus socios privados, y esta dispuesto a sacrificar cualquier cosa, y además a hacerlo lo más rápidamente posible, para que nadie pueda pararle los pies.

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