SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Pelotón de fusilamiento

Una foto para la Historia con poca escenografía: una mesa cubierta por un mantel rojo, un micrófono y detrás los jefes de una partida de veteranos con rostros devorados por las secuelas psicológicas; sin rastros lombrosianos, pero sí con las marcas de la culpa y la larga estancia en la cárcel.

De esa formación de etarras podrían sacarse seis pelotones de fusilamiento, porque todos ellos están probados en los piquetes que sembraron pavesas en las plazas de las ciudades y en los cuarteles, sin tener en cuenta que no se puede hacer una independencia matando niños. Dan más miedo si les ves la cara que cuando estaban en la clandestinidad.

La reunión de Durango no fue un «aquelarre», como la había descrito el ministro del Interior, sino la foto de la normalización de ETA, una legalización de hecho como si de pronto los convirtieran en la Guardia Nacional del País Vasco. Esto sucede en el instante en el que la organización está totalmente derrotada por una concentración de inteligencias y de algunos héroes secretos pertenecientes a la Guardia Civil, la Policía y el CNI.

No, Durango no fue un aquelarre, sino la repetición mediocre de aquellos abrazos que reconocían los grados, sueldos y empleos de los asesinos carlistas, que Valle-Inclán resumía así: «Hecha la paz después de la traición». Puede que estuviera Satanás en la presidencia, pero no era una reunión de brujas sino de prisioneros, que han pasado a ser un estorbo para los ventajistas civiles que han ganado votos con las vísceras que reventaron.

Antes mandaban las pistolas, ahora los políticos se han impuesto a los pistoleros. Como portavoz de la derrota actuó Kubati, pelo blanco, jersey de lana. Lo han ascendido de ejecutor a portavoz; si sigue así acabará de concejal. En la cárcel, el gudari de la sangre helada hizo dos carreras después de ejecutar a Yoyes ante los ojos de su hijo (Yoyes condenó el militarismo de corte fascista de ETA).

Las cosas han cambiado y el mensaje de los dos nacionalismos también. El vasco ahora está liderado por un hombre inteligente que se llama Urkullu; cogió la antorcha de Josu Jon Imaz y no quiere pringarse con la sangre. Kubati pidió el derecho a decidir que, según él, tiene el pueblo vasco. Hace unos años, Ibarretxe vino al Congreso con su plan y su descaro mafioso, pidiendo Dios y Leyes Viejas. Ya se le dijo que hay una única nación. Se le volverá a decir a los de ETA y a los de Mas: ese desafío es buscar una salida donde no hay puerta.

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