Educación

Pedagogí­a Mamporrera

El Cí­rculo de Empresarios acaba de publicar «Formación Profesional, una necesidad para la empresa». En el informe se afirma que «una formación profesional de calidad, adaptada a las necesidades del mercado y muy volcada en aspectos tecnológicos, constituye un factor diferencial de competitividad».

La tendencia del mercado en los últimos años ha sido la de demandar más titulados en ciclos formativos y menos licenciados. El Círculo de Emresarios propone agudizar esta tendencia para ganar competitividad y combatir la crisis. Pero el problema es estructural:Siendo España uno de los países con mayor fracaso escolar – el 31% no acaba Secundaria, por detrás de Portugal con un 36% – de la Unión Europea, y con el menor porcentaje de alumnos en ciclos formativos – el 35% frente al 69% en Italia o el 88% en Finlandia –, estos datos no apuntan a la solución – como se entiende en un completo reportaje publicado hoy en la prensa -, sino al problema.Tanto la orientación pedagógica como la estructural viene determinada por “a qué ciudadano queremos educar para el empleo”, como afirma Carmen Jaulín en el reportaje – titular de Sociología de la Educación en la UCM y profesora de FP -. Pero esta pregunta está respondida en los datos: cuanta menos cualificación tiene un trabajador peores condiciones y estabilidad laboral. Sirve para un roto, para un descosido, para una explosión inmobiliaria o para una lista de 4 millones de parados.Pero realmente tampoco vale la comparación europea. En la actual situación de Finlandia no parece que su modelo le haya servido de mucho ante la crisis, teniendo en cuenta que especialmente este país ha sido permanentemente puesto como ejemplo educativo. Sin embargo sí que hay que destacar dos cosas:En primer lugar que son las grandes potencias europeas las que se han dotado de un modelo educativo en el que formar un ejército de fuerza de trabajo especializada para un fuerte desarrollo industrial, y un complejo sistema de formación de dirigentes, ejecutivos y cuadros intermedios que hagan funcionar la maquinaria estatal y los engranajes monopolistas de manera efectiva y altamente competitiva.Según Gaylle Allard, vicerrectora de Investigación del Instituto de Empresa – IE University – “España es el país desarrollado donde antes dejan de estudiar los jóvenes […] Pero, sobre todo, en España, brillan por su ausencia las universidades reconocidas por su calidad y rigor […] esto hace que la economía española siga especializada en sectores de baja calificación laboral y tecnológica.”. Aunque Allard incida en la baja productividad, no tiene en cuenta los sectores de la economía que dentro del país están gestionados por monopolios extranjeros con fuerza de trabajo nacional.Y en segundo lugar la solución no puede venir de titularizar la experiencia laboral – como pretende hacer el Gobierno con la FP -, sino del incremento de la inversión y su orientación educativa. Lo que básicamente nos proponen es que la Universidad siga formando “camareros” que después de 5 años trabajando 65 horas a la semana por menos de 1000€ al mes, obtengan el título de “Técnico en Hostelería” por la FP… pedagogía mamporrera.Hace falta una reestructuración total de la enseñanza puesta en función de crear un amplio sector de cuadros gestores, analistas e investigadores, y una formación completa y de alta calidad en la que la especialización y cualificación laboral sea un complemento móvil de acuerdo a las necesidades de desarrollo propias del país. Integrando y complementando ambos objetivos en una misma estructura educativa que, al mismo tiempo, permita eliminar gastos superfluos e interconectar las diferentes ramas del conocimiento y la profesionalización.La tendencia actual, aparentemente “pragmática” y en función de las necesidades del mercado, no puede hacer más que agravar la situación, especialmente para las condiciones de vida del conjunto de los ciudadanos y, por lo tanto, del destino del país.

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