El PSOE obligado a responder ante la presión del PSC

Parar a las castas

El Partido Socialista de Cataluña (PSC), con Montilla al frente, está ejerciendo una presión continua sobre el PSOE y el Gobierno, apoyado por sus socios del tripartito, cada vez más agresivos, y una «oposición», Convergencia i Unió (CiU), que le exigen una demostración del valor de sus 25 diputados en el Congreso. Por primera vez ha habido una respuesta con cierta firmeza, en palabras de la secretaria de organización del PSOE, Leire Pají­n: «el modelo de financiación autonómica y las cifras las pone sobre la mesa el vicepresidente económico, Pedro Solbes. Las marca el Gobierno de España». Y el mismo Solbes ha afirmado que «hay que hablarlo de forma conjunta, las cifras pertenecen al final de la discusión. Mientras no tengamos un debate en el Consejo de Polí­tica Fiscal y Financiera, hablar de una cifra u otra no tiene mayor interés». Algo ha cambiado ya en la polí­tica española. Y no exactamente en la dirección que quisieran los partidos nacionalistas. Las elecciones gallegas y vascas han demostrado que el fenómeno del nacionalismo en lugar de crecer se está encogiendo. Lo que se ha levantado, y está arreciando, es un viento popular por la unidad y la cohesión social dentro de una España fuerte.

El PSOE, aunque no sea un lato de su gusto, se ha visto obligado a parar los pies al PSC ante sus continuos amagos y chantajes verbales, y las de sus socios en el tripartito y CiU desde la “oposición”. Expresar públicamente que la Comunidad autónoma catalana es una comunidad como las demás y que la financiación autonómica, y las cantidades finales, las fija el Gobierno de España. Lo típico hasta ahora en el PSOE era ser comprensivos hacia las exigencias desaforadas del PSC con la explicación de que sufrían una presión constante de ERC y ICV (los socios en el gobierno tripartito) y CiU (la oposición). En esta ocasión el PSOE y el Gobierno han cambiado su apreciación y han considerado que las críticas hacia el Gobierno de España eran excesivas. Como en anteriores negociaciones, el PSC estaba ejerciendo su papel, siempre “reivindicativo”. Ahora, con un Gobierno seriamente debilitado tras las elecciones vascas y gallegas, el Ejecutivo catalán quería aprovechar para pedir más. Por supuesto, la nueva posición del PSOE no le ha parecido bien al PSC. Los distintos representantes de las castas burocráticas autonómicas siempre están pidiendo más, para los suyos. Y el Gobierno siempre acababa cediendo. Porque no ejercía como Gobierno de España. Porque no velaba por el interés general de todos los ciudadanos españoles. Todavía, el ministro Solbes acaba de aceptar las peticiones del presidente Francesc Antich para la financiación de Baleares. Parece ser que recibirá entre 300 y 600 millones adicionales. ¿Será una cal y otra de arena? Debemos exigir al PSOE y al Gobierno que sean firmes. En la grave situación de crisis en la que estamos existe una demanda, mayoritaria en la ciudadanía, de una política de austeridad nacional, reduciendo el dinero de la financiación autonómica que no va destinado a cubrir las necesidades sociales sino a alimentar el gasto incontrolable de las insaciables castas burocráticas autonómicas.

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