Zapatero indulta al segundo de Botí­n

Para unos recortes… para otros indultos

Con el indulto, Sáenz seguir en la dirección del Santander a pesar de haber sido condenado por los tribunales. Quizá esta sea la mejor explicación de por qué Zapatero y Rubalcaba han perdido casi 4,5 millones de votos. ¿Qué esperaban cosechar quienes de una manera tan vergonzosa legislan a favor de bancos y multinacionales, mientras nos imponen recortes sin fin a la mayorí­a de la población?

Alfredo Sáenz, consejero delegado del Banco de Santander, cobró el pasado año 9,179 millones de euros. Disfruta además de un fondo de pensiones de 80,6 millones, cifra a la que hay que sumar 11,1 millones en seguros. Es el banquero mejor pagado de España y de Europa, y el quinto del mundo por emolumentos.Pero este no es su único privilegio. Si usted o yo dejamos de pagar algún plazo de la hipoteca, la maquinaria de la justicia nos acechará implacable, hasta deshauciarnos de nuestra vivienda si es necesario. Pero Alfredo Sáenz puede delinquir con naturalidad. En 1.994, nuestro hombre era presidente de Banesto. Recién adquirido por Botín, el banco emprendió una “agresiva estrategia de recuperación de créditos dudosos”, en realidad una gigantesca campaña recaudatoria a través de los más variados métodos de presión.Banesto presentó una querella por estafa contra un grupo de empresarios, acusándoles de haberse responsabilizado personalmente de créditos por valor de 3,6 millones de euros.Era mentira, y ellos lo sabían. Pero un juez a sueldo del banco -Luis Pascual Estevill- admitió a trámite la querella.«Así se escribe la historia de los beneficios de la banca» La maniobra era demasiado burda, y el pastel acabó descubriéndose. El juez fue condenado, ya en 1.996, por prevaricación y detención ilegal por el Supremo. En diciembre de 2.009, la Audiencia de Barcelona entendió que Alfredo Sáenz “tenía conocimiento de que los hechos imputados no eran ciertos” y que la querella de Banesto “obedeció al único propósito de recuperar unos créditos de la forma que fuere, sin empacho alguno en formularla contra personas que nada debían”.Así se escribe la historia de los beneficios de la banca. Así se produjo el ascenso de Emilio Botín o Alfredo Sáenz al más alto escalón de las finanzas. Un atraco tras otro. Unas veces, contra un grupo de pequeños empresarios. Otras, contra la inmensa masa de hipotecados.Ahora, Zapatero y Rubalcaba han puesto el sello al atraco. El Tribunal Supremo había rechazo expresamente la concesión del indulto. Pero eso no ha supuesto un problema para que el consejo de ministros exonerara a Alfredo Sáenz, sustituyendo la pena de inhabilitación -que le obligaba a abandonar la dirección del Santander- por una irrisoria multa económica.Incluso Guillermo Fernández Vara, expresidente de la Junta de Extremadura y líder del PSOE en la región, se ha mostrado “perplejo” ante la decisión del gobierno, afirmando que “hay cosas que uno no se puede callar”.Y es que el indulto a Sáenz muestra a las claras la naturaleza de lo que unos llaman “consecuencias de la crisis”, y que no es sino un gigantesco atraco a la población.Son los escandalosos privilegios de una ínfima minoría, y no la “crisis mundial” o el “exceso de ladrillo”, los que impiden el crecimiento.Los mismos banqueros a los que se indulta tras haber sido pillados “con las manos en la masa”, son los mismos que pagan sólo un tercio de los impuestos que les corresponde, eluden a hacienda a través de las sicavs o consumen el dinero público a través de planes de rescate.

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